Críticas al príncipe Carlos por los gastos en sus hijos y sus familias
El Condado de Cornwall financia los gastos de los príncipes William, Harry y sus familias. Algo muy criticado desde que los Sussex salieran de la Familia Real Británica.
El príncipe Carlos de Inglaterra desembolsó el año pasado siete millones de dólares para mantener a sus dos hijos y a sus familias. Casi 750.000 más que el año anterior. Así lo explica el diario The Express, que vigiló las cuentas de Clarence House, la residencia de Carlos y Camilla, entre abril de 2019 y marzo de 2020, momento en el que el mundo entero se bloqueó debido a la pandemia por coronavirus.
Los costos de esta cifra no se desglosan entre William y Harry, aunque algunos británicos no están conformes con que el hijo menor del heredero y su esposa, Meghan Markle, hayan participado de esta subvención. De hecho, algún enfadado explicaba en Twitter: «Ahora que Harry y Meghan han dejado la monarquía, deberían devolverle al príncipe Carlos la ropa de diseño que les compró».
Un ropero de lujo financiado por el príncipe Carlos
En este sentido, el armario de Meghan Markle podría empezar a tener perchas vacías, ya que su guardarropa desde la boda con el príncipe Harry, era financiado por el Ducado de Cornwall del príncipe Carlos. Un fondo que también financiaba el joyero de la duquesa de Sussex así como el 95% del estilo de vida de la pareja. Así, la especialista en realeza británica, Emma Forbes, decía a principios de este año: “Si Meghan va a vivir en Estados Unidos, no puedo imaginar que el príncipe Carlos le diga: ‘Escucha, ven a Givenchy dos veces al año, coges lo que quieras, que nosotros pagamos la cuenta».
Según explicaba el diario británico Daily Mail hace unos meses, el armario de Meghan Markle desde su entrada en la familia real británica se estima en más de un millón de libras esterlinas. Los vestidos de firma, los complementos de lujo y la alta joyería fueron habituales en las apariciones públicas de la actriz desde que se casara con el príncipe Harry. De hecho, sus preferencias fueron haciéndose más caras y exclusivas y durante los meses anteriores a su salida de la Casa Real Británica fue rarísimo verla repetir estilismo, algo común entre otras royals como Máxima de Holanda o la propia reina Letizia.
