Una boda de cuento. Así podríamos definir el enlace secreto entre Beatriz de York y Edoardo Mapelli. La nieta de la reina Isabel II se casaba el pasado viernes por sorpresa, después de cancelar su boda prevista para el mes de mayo a causa de la pandemia de coronavirus. Lo novios se daban el «sí quiero» en una ceremonia íntima, en la capilla All Saints de Windsor, rodeados de sus más allegados. Un enlace que pasará a la historia por ser la primera boda real celebrada a puerta cerrada en 235 años.
Aunque la unión tuvo lugar el viernes, no fue hasta el domingo cuando la casa real británica compartió las primeras imágenes. Unas fotografías en las que quedaba al descubierto el segundo secreto mejor guardado de la boda: el vestido de la novia.
Beatriz de York lució un espectacular vestido vintage con incrustaciones de cristales y brillantes. Un modelo con mucha historia, pues perteneció, nada más y nada menos, que a su abuela Isabel II.
Se trata de un vestido firmado por Norman Hartnell, uno de los diseñadores favoritos de la reina Isabel II. En él confió para crear su vestido de novia, también el de su hermana, la princesa Margarita; y el que lució el día de su coronación.
El modelo que escogió Beatriz de York para el día de su boda es un vestido de seda de tafetán en color blanco marfil, con un corpiño ajustado con forma geométrica y lleno de brillantes engarzados. El diseño ha sido especialmente adaptado para la novia por la estilista de la reina, Angela Kelly, y el diseñador Stewart Parvin. Ambos añadieron al vestido unas románticas mangas abullonadas.
Este modelo lo estrenó la reina Isabel II en su viaje de Estado a Roma en 1961. También se lo pudimos ver en el estreno de la película Lawrence de Arabia en el cine Odeon de la Plaza Leicester de Londres en diciembre de 1962. Y cuatro años después, en abril de 1966, lo lució en la apertura estatal del Parlamento Inglés en Londres.
Sin embargo, el vestido no fue el único detalle especial en honor a su abuela que que lució la novia. La tiara que llevó Beatriz de York en su boda es una de las piezas del joyero real de Isabel II que ha pasado de generación en generación.
Hablamos de la tiara de fringe de diamantes que Isabel II heredó de su madre en 2002. Una exclusiva pieza que procede de un collar que la reina Victoria llevó en su boda, y que le regaló a la reina Mary cuando contrajo matrimonio. Este collar terminaría siendo tiara por petición de la esposa de Jorge VI, y desde entonces una de las joyas más destacadas de la familia.
La propia reina Isabel II se casó con esta tiara de 47 diamantes que, como curiosidad, se rompió minutos antes de darse el «sí quiero» y que fue reparada de urgencia para la boda. Después de ella, la lució la princesa Ana, y ahora Beatriz de York.
Para completar el look nupcial, Beatriz de York lució en su boda un bonito ramo de flores diseñado por ella misma junto al florista Patrice Van Helden. El conjunto tenía tonos pastel y estaba compuesto por rosas, jazmines y ramitas de mirto. Estas hojas las han llevado en sus ramos casi todas las mujeres de la realeza británica desde el siglo XIX.
La primera en llevar mirto fue la reina Victoria en su boda en 1840. Desde entonces, Isabel II, Diana de Gales y Kate Middleton también las han llevado en sus ramos. Y es que el mirto tiene un profundo significado, ya que representa la fertilidad, el amor y la inocencia.
El ramo de Beatriz de York, como reza la tradición, está ahora mismo depositado sobre la tumba del soldado desconocido en la Abadía de Westminster.
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