La Garganta, la finca de caza más grande de Europa que el duque de Westminster tiene en Ciudad Real
El duque de Westminster posee en Ciudad Real la mayor finca de caza de Europa, mayor que toda la ciudad de Barcelona.
Lo más granado de la realeza y nobleza británica tiene hoy una cita ineludible en la que ha sido calificada como la boda del año en Reino Unido. Se trata del enlace entre el duque de Westminster y Olivia Henson al que acudirán decenas de ilustres invitados. Para muchos en España, Hugh Grosvenor es un auténtico desconocido, aunque sea propietario en Ciudad Real de La Garganta, la finca privada de caza más grande de Europa.
A sus 33 años, se estima que la fortuna de Hugh Grosvenor ronda los 14.000 millones de euros. La Garganta sería uno de los muchos elementos patrimoniales que atesoró en vida su padre. Hablamos de Gerald Grosvenor, el sexto duque de Westminster, que falleció en agosto de 2016.
La Garganta es la mayor finca de caza de Europa
A través de Grosvenor Estates, el padre de Hugh se convirtió en el promotor inmobiliario más importante de Reino Unido. Pero no fue hasta 2003 cuando su nombre se ligó a una propiedad que pertenecía a Franz Bonaventura Adalbert Maria Prinz von Bayern, el duque de Baviera, que ahora tiene 90 años. El primo hermano del rey Juan Carlos I se la vendió a Grosvenor padre, que pagó por ella 90 millones de euros.
La aristocracia alemana hizo de este enclave su refugio de caza y asueto durante décadas. La Garganta ocupa una superficie mayor que toda la ciudad de Barcelona. Son alrededor de 15.000 hectáreas ubicadas en Sierra Morena. Concretamente en terrenos que administrativamente pertenecen a Almodóvar del Campo y Brazatortas. La finca perteneció durante décadas a la minera británica Río Tinto, que extrajo de ella numeroso material hasta principios del siglo XX.
Un lugar de recreo en Ciudad Real para la nobleza europea
A parte de la numerosa fauna silvestre que alberga (jabalí, liebre, conejo, ciervos…) la finca posee una intensa actividad económica relacionada principalmente con el sector olivarero, los cereales y el corcho. De su pasado minero conserva su propia estación de tren y todo tipo de servicios. Tanto es así que dispone de su propia gasolinera para dar servicio a los numerosos vehículos que circulan por ella, un helipuerto y hasta un pequeño hospital.
Se estima que un centenar de empleados viven en ella permanentemente. Todo para dar servicio a la finca y a las seis villas que posee para invitados. En uno de sus alojamientos se puede apreciar una obra de arte de un valor incalculable. Es La lección de equitación del príncipe Baltasar Carlos, un cuadro que pintó Velázquez hacia 1636.