El último comunicado de la Casa Real Británica y los últimos movimientos de los familiares más directos de la reina Isabel II no dejan lugar a dudas. Hay mucha preocupación por el estado de salud de la monarca. Debido a lo avanzado de su edad (en abril cumplió 96 años) no es descabellado pensar en su muerte. Un suceso para el que el país está más que preparado con la llamada ‘Operación London Bridge’.
Se trata de un plan de acción preparado al milímetro por la Casa Real y el Gobierno británico y que tendrá lugar desde el mismo momento en que se comunique el deceso de la reina. De hecho, hasta el modo de comunicarlo está diseñado desde hace años. El día del fallecimiento será el ‘Día D’.
De cumplirse todo a rajatabla, como es de esperar, las acciones incluirán un protocolo de seguridad sin precedentes pensado para evitar multitudes y colapsos en Londres.
Si la reina muere en Balmoral, donde se encuentra actualmente, su ataúd reposará en el Palacio de Holyrood tras un servicio religioso en la Catedral de Edimburgo. A continuación sus restos mortales viajarán en el Royal Train a la capital británica desde la estación de Waverley.
Es posible que lo más llamativo de la Operación London Bridge sea la gira por el Reino Unido prevista para el nuevo monarca, Carlos, los días previos al funeral de su madre. De hecho, entre el fallecimiento de la reina y su funeral oficial pasarán diez días.
El tercero tras el deceso el todavía hoy heredero comenzará su viaje en el que visitará lugares como el parlamento escocés, el galés y el castillo de Hillsborough en Irlanda del Norte. Asimismo asistirá a servicios religiosos en templos emblemáticos del país como la catedral de St. Giles en Edimburgo, la de St. Anne en Belfast o la de Liandaff en Cardiff.
Los restos mortales de la reina una vez en Londres permanecerán en el Palacio de Westminster durante tres días. Allí podrán visitarse en una sala abierta al público durante 23 horas al día situada en el centro de Westminster Hall.
Pasado este tiempo el funeral de Estado tendrá lugar en la Abadía de Westminster. El cuerpo de Isabel II descansará junto al de su esposo en la cripta Real de la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor. Un lugar sin duda emblemático y muy querido por la soberana y por los miembros más cercanos de su familia.
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