El 2 de junio se cumplieron 70 años de la ceremonia en la que Isabel II se convirtió en reina de Inglaterra. Por este motivo el Reino Unido se vistió de fiesta hace unas semanas, celebrando este especialísimo Jubileo de Platino que aún no ha terminado. Y es que con motivo de la efeméride el Castillo de Windsor ofrece desde hoy y hasta el próximo 26 de septiembre la exposición ‘Platinum Jubilee: The Queen´s Coronation‘ (Jubileo de Platino: La coronación de la reina). En ella se pueden ver piezas tan imponentes como el vestido que Isabel II vistió el día de su coronación.
Se trata de un imponente vestido blanco y dorado obra del diseñador Norman Hartnell que Isabel II eligió tras haber rechazado otras ocho propuestas. Hablamos de un modelo de seda blanca con cuerpo encorsetado, manga corta y discreto escote corazón que elaboraron tres modistos y seis bordadoras.
Parte de la culpa la tenía la voluminosa falda estilo princesa en la que estaban representados, con sus emblemas florales, todos los países de la Commonwealth. Motivos cuyos bordados en hilos de oro, plata, perlas y cristales corrieron a cargo de la Royal School of Needlework. Entre ellos, el diseñador incluyó uno extra: un trébol de cuatro hojas como símbolo de buena suerte.
Isabel II, que entonces contaba 27 años, brilló con él el 2 de junio de 1953 en la Abadía de Westminster luciéndolo junto a una fastuosa capa de terciopelo que también forma parte de la exposición. Se trata de la llamada The Robe of State, una prenda diseñada especialmente para ese día por Ede y Ravenscroft.
De cuatro metros de largo, sus artífices invirtieron en su confección más de 3.500 horas de trabajo debido a los bordados que la adornan, elaborados con hilos de oro.
Se sabe que, tras su coronación, la monarca vistió el conjunto en público varias veces durante el tour posterior que realizó por la Commonwealth.
No obstante la historia nos dice que se lo pondría también a título privado frente a Cecil Beaton. Él fue el autor de uno de sus retratos más conocidos sentada en un trono y sosteniendo el cetro y el orbe del soberano británico.
La exposición sobre la coronación de Isabel II cuenta también con varias piezas de joyería únicas, tanto por su importancia histórica como por su esplendor. En concreto el collar y los pendientes llamados ‘De Coronación’ mandados hacer por la reina Victoria en la segunda mitad del siglo XIX.
Ella misma los utilizó numerosas veces a lo largo de su largo reinado, pasando después a formar parte de las Joyas de la Corona. Las lucieron tras ella las reinas Alexandra, Mary y tras ellas Elizabeth, la madre de Isabel II. Ella llevó el conjunto en su coronación de 1937.
Se trata de un collar de diamantes compuesto por Garrard del que cuelga el conocido como Diamante de Lahore, una piedra preciosa que fue hasta 1849 parte del Tesoro de Lahore en Pakistán. Cuando los colonos británicos se apoderaron de la zona sacaron del tesoro dicha piedra y se la regalaron a la reina, que la lució añadida a varios collares.
En cuanto a los pendientes, se componen de dos diamantes de talla cojín de los que cuelgan otros dos en forma de pera. Como curiosidad decir que son muy similares en talla y forma, pero no idénticos. Además de estos, la reina Isabel II usó en su coronación el Anillo del Soberano, la Corona del Estado Imperial o los brazaletes de coronación.
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