Los detalles sobre el divorcio del nieto mayor de Isabel II, Peter Phillips, y su esposa Autumn

Peter Phillips y su esposa Autumn anunciaron su separación el año pasado, en plena crisis de Meghan Markle y el príncipe Harry con la familia real y a pocas semanas de que la pandemia pusiera patas arriba el planeta. En las últimas horas, un portavoz de ambos ha confirmado mediante un comunicado que la pareja se ha divorciado de forma «amistosa» por el bien de sus hijos. «El Sr. Peter Phillips y la Sra. Autumn Phillips están complacidos de poder informar que los aspectos financieros de su divorcio se han resuelto mediante un acuerdo, cuyos términos han sido aprobados y ordenados hoy por el Tribunal Superior», reza la nota.

Peter, de 43 años, y Autumn, de 42, tiene dos hijas en común, Savannah e Isla. Las dos han estado presentes en las decisiones de la pareja que reclama «privacidad y consideración para sus hijos mientras la familia se adapta a un nuevo capítulo en sus vidas».

Isabel II está dolida por la separación de Autumn y Peter Phillips

La ruptura del matrimonio entre Autumn y Peter Phillips ha sido particularmente dolorosa para la reina Isabel II, puesto que disfruta de una relación muy cercana con la esposa de su nieto desde que se casaron. La pareja se ha quedado en Gloucestershire para criar a sus dos hijas, donde se han establecido desde hace unos años. La decisión de poner fin al matrimonio entre ambos partió al parecer de Autumn Kelly, quién tomó la iniciativa a finales de 2019. Algo que, según cuentan los medios británicos citando amigos cercanos a la pareja, habría dejado desolado a Peter Philips, que no se esperaba un final tan abrupto de su matrimonio.

La pareja se casó el 17 de mayo de 2008 en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor y aunque su primera decisión como casados causó un gran enfado a Isabel II (vendieron la exclusiva a una revista), Autumn Kelly entabló con el tiempo una grata amistad con la Reina. Era bastante habitual verlas juntas, sobre todo en algunas actividades diarias en la vida de la monarca, como cuando acudía a los servicios religiosos.