El príncipe Carlos ha recibido un jarro de agua fría en una semana que se prometía muy feliz en la familia real. Porque es más que posible que volvamos a ver este domingo a la reina Isabel II en público tras varias semanas de reposo, algo confirmado por su propio hijo estos días. Será en los actos convocados para conmemorar el Día del Recuerdo. Pero al heredero se le han complicado las cosas al tener que aceptar hace escasas horas la renuncia de uno de sus colaboradores más estrechos.
Definido por el Príncipe Carlos como «imprescindible e insustituible», Michael Fawcett ha tenido que dimitir como director ejecutivo de The Prince’s Foundation al verse salpicado por un turbio asunto de presunta corrupción. Su nombre aparece involucrado en una serie de donaciones realizadas supuestamente por el empresario saudí Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz a cambio de un título otorgado por el príncipe Carlos en 2016.
Michael Fawcett fue ayudante de cámara del heredero y era una de las personas más influyentes de la corte. Hasta tal punto era importante para el príncipe Carlos que acudió de nuevo a él cuando abandonó palacio en 2003. Por aquel entonces, Fawcett volvió a estar implicado en un caso de presunta corrupción, pero tras una investigación interna, quedó eximido de cualquier culpa. El príncipe de gales le recompensó con una millonaria indemnización y Michael Fawcett creó la empresa de eventos Premier Mode.
A ella acudió Carlos para organizar su fiesta de bodas con Camilla en 2005. Fawcett siempre ha formado parte de su entorno más cercano y ha estado al frente de algunas de las entidades que gestionan el patrimonio del príncipe. Desde 2018 y con un sueldo anual cercano a las 100.000 libras, era el encargado de gestionar la organización benéfica ligada al heredero The Prince’s Foundation. Desde Clarence House han confirmado ahora que ni Michael Fawcett ni Premier Mode seguirán teniendo relación con la casa real.
Se pone fin de este modo a una relación que comenzó en 1981, cuando siendo un adolescente, Fawcett consiguió trabajo como lacayo de la Reina en el Palacio de Buckingham. Más tarde se mudaría al Palacio de Kensington como ayudante de cámara del Príncipe Carlos, quien se estaba estableciendo en casa con la princesa Diana. La relación entre ambos fue tan estrecha que en pleno proceso de separación, Lady Di mandó cambiar las cerraduras de sus aposentos porque temía que Fawcett la espiara.
Su figura autoritaria y de peso en Buckingham le trajo también algunos problemas laborales con otros empleados, pero Carlos siempre le rescató para estar a su lado. «Puedo arreglármelas sin casi nadie, excepto sin Michael», llegó a confirmar el heredero públicamente. Personas cercanas a Michael Fawcett han confirmado que se encuentra «desconsolado y destrozado» por los acontecimientos. Seguro que el sentimiento es mutuo.
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