Felipe VI y la reina Letizia están de celebración. Al orgullo de que la princesa Leonor se haya graduado en bachillerato se suma que hoy hacen 20 años de casados. El 22 de mayo de 2004 los reyes se daban el «sí quiero» en la Catedral de la Almudena. Una ceremonia histórica en la que se casaba el heredero al trono y que suponía la primera boda real celebrada España en 98 años. Todo un hito en el que pasaron muchas cosas que no se vieron en la retransmisión por televisión y hoy te contamos.
Como en todas las bodas, el vestido de novia fue el secreto mejor guardado. La reina Letizia escogía al diseñador español Manuel Pertegaz para diseñarle el vestido más importante de su vida. El resultado fue un espectacular traje de novia de manga larga, cuello chimenea y bordados en hilo de plata y oro que terminaba en una cola de 4,5 metros de largo.
Solo con este dato ya podemos adivinar que el vestido, ligero, no era. Y es que tal era la cantidad de tela que el diseñador empleó en él, que años más tarde la propia Letizia confesaría que era tan pesado que tuvo problemas para andar.
Un vestido que, según se publicó entonces, «sólo» costó 6.000 euros. Decimos «sólo», porque cualquier vestido de la colección de Pertegaz supera los 10.000 euros, por lo que muchos interpretaron que fue un regalo de boda del diseñador a los entonces príncipes de Asturias.
Aunque es cierto que el vestido pesaba mucho, quizás la reina Letizia tuvo problemas para moverse porque estaba un poco débil. Al parecer, la monarca se despertó el día de su boda con fiebre.
Sin embargo, esto no impidió ni empañó el día que cambiaría su vida para siempre. Un medicamento y el maquillaje hicieron que nadie adivinase que en realidad estaba enferma.
Pero no solo la reina Letizia sufrió contratiempos el día de la boda. Para los invitados tener ganas de ir al baño se convirtió en un suplicio. Por motivos de seguridad, los 1.400 invitados tuvieron que llegar dos horas antes a la Catedral de la Almudena. Una larga espera que provocó colas kilométricas en los baños adicionales que Casa Real instaló en el santuario para la ceremonia.
Sin embargo, mientras miembros de la realeza, jefes de Estado y celebridades hacían cola de forma ordenada, Álvaro Uribe, entonces presidente de Colombia, decidió colarse. Algo que no sentó demasiado bien a otros invitados como la princesa Magdalena de Suecia, que así se lo hizo saber. Por fortuna, el altercado se quedó en un simple intercambio de palabras y la sangre no llegó al río.
Aunque para altercado, el que vivió Carolina de Mónaco con su entonces marido, Ernesto de Hannover, la noche de antes. Las copas de más del aristócrata le llevaron a protagonizar una pelea en Madrid en la que tuvo que intervenir el Summa y que acabó con Carolina de Mónaco asistiendo sola y sin peinar a la boda. Sin duda, la anécdota más famosa sobre los invitados y que sumaría un motivo más al fin del matrimonio tiempo después.
Aunque si por algo se caracterizó la boda de Felipe VI y doña Letizia fue por su conciencia medioambiental. Y es que en un momento en el que eso de reciclar todavía nos sonaba a chino, los reyes apostaron por la sostenibilidad reutilizando las lonas que adornaron su desfile por las calles de la capital. Con ellas se fabricaron las bolsas de viaje que la expedición española utilizó para viajar a Singapur y defender la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2012.
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