Un gesto tan inocente como el de llevarse la mano a la tripa en público para figuras como Meghan Markle es mirado con lupa. Si antes de conocer la noticia de su embarazo, la duquesa de Sussex hubiera tenido un acto reflejo así, habrían saltado todas las alarmas, despertando los rumores sobre su maternidad. Igualmente, si antes de hacer pública la gran noticia, Meghan se hubiese puesto alguno de los vestidos con la que la hemos visto en el último mes, habría generado un auténtico terremoto mediático.
En todo caso, su estado no parece que vaya a causar un gran revuelo en su forma de vestir. Meghan Markle sabe perfectamente qué le sienta bien y cómo quiere que la vean en público y sus apariciones están medidas al milímetro, aunque dé la sensación de que todo fluye por senderos plagados de naturalidad. Si hay que visitar un zoo… qué mejor que escoger un vestido blanco de una diseñadora local, la australiana Karen Gee y combinarlo con un trench y unos salones nude. Tripita al viento…
Si el acto oficial requiere algo más de cortesía, como puede ser un homenaje a los soldados caídos en algún conflicto, el tono oscuro aparecerá sin que Meghan traicione su apego a las líneas rectas y los cortes ceñidos a la cintura. El embarazo no es ni mucho menos un problema para estar elegante y mostrar respeto cuando se requiere. El vestido negro abotonado es de Emilia Wickstead…
Su reciente gira por Oceanía nos demostró también que la gestación no entiende de agendas ni de eventos. El cansancio apareció y Meghan Markle tuvo que acotar sus apariciones públicas al tiempo que veíamos cambios evidentes en su fisonomía. En la gala del Grand Pacific Hotel de las Islas Fiji, Meghan Markle sorprendió a todos con un impresionante vestido azul de la firma británica Safiyaa que se ajustaba como un guante a su incipiente barriguita.
Porque presumir de embarazo es algo más que recomendable y la esposa del Príncipe Harry lo sabe perfectamente. Y en la enorme oferta disponible de estilos y looks, la ex-actriz se decanta también por el estampado de flores, como el diseño de llamativos pompones de Figue con el que descubrimos su lado más bohemio. Para esta ocasión, la duquesa completó su look con unas alpargatas españolas de Castañer.
Los vestidos ceñidos a la cintura son idóneos para aquellas que quieren lucir su tripa de embarazada y parece que Meghan Markle se siente cómoda con cualquier estilo. Así lo pudimos comprobar con el diseño en rojo con flores bordadas de la firma Self-Portrait que lució al aterrizar en Tonga. ¿Seguro que dejar la etiqueta en el vestido fue un descuido?
Meghan Markle completó este look con unos salones negros de Manolo Blahnik y clutch negro de Dior. Desde que conocimos su compromiso con el Príncipe Harry, la actriz se ha convertido en todo un icono de estilo que seguro seguirá siendo durante todo su embarazo… en el que seguro no luce looks tradicionales premamá…
*Foto principal: Gtresonline.
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