Los duques de Cambridge y Sussex vivirán esta semana momentos que podrían marcar su relación para los próximos años. De ellos depende que se suavice o no la tensa relación que viven desde hace año y medio, agravada con las confesiones de Harry en la mítica entrevista con Oprah Winfrey hace pocos meses. Así, los príncipes William y Harry asistirán el próximo jueves a la emotiva ceremonia de inauguración del monumento homenaje a su madre, la princesa Diana, instalado en el Palacio de Kensington.
Un monumento que podrían visitar en privado los Duques de Cambridge junto a sus tres hijos a lo largo de esta semana, antes de su inauguración, según informan algunos medios londinenses, citando fuentes cercanas a la familia real.
Harry vuelve a estar en territorio británico desde el funeral de su abuelo, el príncipe Felipe de Edimburgo, el pasado 17 de abril. Se encuentra aislado, pasando la pertinente cuarentena, en los aposentos privados de la que fuera su casa en Frogmore Cottage. Lugar actualmente ocupado por su prima, la princesa Eugenia, su esposo Jack Brooksbank y su primer hijo recién nacido, August.
«Quiero a William. Él es mi hermano. Hemos pasado juntos por el infierno. Es decir, tenemos una experiencia compartida. Pero ahora mismo estamos en caminos diferentes», dijo Harry en la polémica entrevista. Por lo que se sabe, la distancia entre ambos sigue siendo muy grande y esos caminos están lejos de confluir en algún momento. Así lo confirma el historiador británico Robert Lacey, autor del libro Battle of Brothers (Batalla de hermanos), en un artículo publicado en el Daily Mail.
Lacey asegura que tras el funeral de su abuelo, los hermanos mantuvieron una fuerte discusión. «Se lanzaron uno al cuello del otro, como siempre», afirma este biógrafo, asesor de la serie The Crown. «La rabia y la ira entre ellos es increíblemente profunda. Se dijeron cosas muy duras e hirientes», asegura Lacey.
La estatua de la princesa Diana se encargó cuando se cumplieron veinte años de su trágico e inesperado fallecimiento, el 31 de agosto de 1997. El escultor Ian Rank-Broadley ha sido el encargado de crear la escultura, que se encuentra ahora mismo cubierta por una enorme caja negra de madera. El próximo 1 de julio, Diana hubiera cumplido 60 años y sus hijos Harry y William le rendirán un sentido homenaje acompañados de miles de seguidores.
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