La reina Isabel II en persona presidirá una cumbre en Sandringham (una de las numerosas propiedades de la Familia Real británica) en la que entre otros estarán presentes su hijo Carlos y su nieto William. Todos ellos muy molestos, según diversas fuentes, por la decisión y las formas adoptadas por el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, para abandonar sus cargos y comenzar una nueva vida lejos de las exigencias de la Corona.
La prensa británica asegura que el encuentro se producirá tras el almuerzo, hora londinense, para que al otro lado del océano, Meghan Markle pueda asistir a través del teléfono o videoconferencia a una hora temprana, después de huir a Canadá para estar junto al hijo de la pareja, horas después del comunicado del miércoles pasado. Y por supuesto, antes del sagrado té de las cinco de la reina Isabel II, el tema debería estar finiquitado.
El Times asegura citando fuertes cercanas al príncipe Harry, que «ella es la que quiere irse y ha situado a su marido bajo una intensa presión para elegir. Harry ama a su abuela. Y creo que le romperá el corazón irse. No creo que eso sea lo que realmente desea. Probablemente quieren una solución a mitad de camino».
Pero el dilema del asunto estará en lo que realmente quiera la reina Isabel II. Los asistentes y secretarios personales de todos los implicados, que llevan desde el miércoles trabajando en ello, pondrán sobre la mesa distintas opciones a ambas partes, para dar sentido a la ruptura de relaciones. Pero está claro que será la Reina la que tomará la última decisión por el bien de la institución, por mucho que duela sentimentalmente a todos los implicados.
A Isabel II, Carlos y William les preocupa mucho que Harry y Meghan acaben aireando detalles familiares en la prensa. Algunos medios han señalado incluso que ambos habrían utilizado esta opción (con Oprah Winfrey como entrevistadora) como elemento de presión en la negociación.
La pareja tiene intención de seguir explotando comercialmente la marca Sussex Royal y basar en ello gran parte de sus ingresos, pero sobre la mesa está también la posibilidad de ser despojados de los títulos que poseen para no dañar a la institución. A Meghan Markle le quedará la libertad de retomar si así lo desea su carrera como actriz. Proyectos bien pagados no le van a faltar, seguro.
Las aristas de la negociación son múltiples. El príncipe Harry ha manifestado su deseo de seguir colaborando con la Corona en algunos aspectos sociales en los que estaba implicado. Unas relaciones con países de la Commonwealth que ahora en pleno Brexit resultan vitales para el Reino Unido. Pero no será fácil justificar ante la opinión pública que se sufraguen gastos o viajes oficiales pagados con dinero público a alguien que en la práctica no forma parte de la Corona.
Y aunque sean gastos ordinarios, hay que dejar negro sobre blanco. También quién paga a partir de ahora las residencias oficiales, los viajes entre Canadá y Reino Unido o la seguridad de la pareja y su hijo. «La independencia es lo que tiene», habrá escuchado Harry de distintas maneras desde hace unos días. Porque algunas fuentes señalan incluso que a la pareja se le va a exigir que abonen el coste de cinco millones de libras que supuso la reforma de su residencia en Londres.
*Foto principal: Gtres.
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