Había mucha expectación por conocer los looks que la reina Letizia, Máxima y Amalia de Holanda iban a escoger para la cena de gala de ayer. La esposa de Felipe VI no defraudó al estrenar un elegante vestido azul eléctrico y manga francesa de la firma española The 2nd Skin Co. Sin embargo, para muchos, el duelo de estilo esta vez se lo llevó Máxima de Holanda, que lució como una auténtica princesa de cuento con un vestido de color gris azulado.
Teniendo enfrente a la reina Letizia, Máxima de Holanda quiso sacar la artillería pesada del armario. Para ello confió en el modista holandés Jan Taminiau, uno de los favoritos de las royals europeas. Este confeccionó para ella uno de los vestidos de gala más bonitos que ha lucido hasta el momento.
Hablamos de un diseño de escote bardot, con las mangas caídas sobre los brazos y un llamativo broche de brillantes en la parte central. De él partía un cuerpo ceñido con detalles de plisados, para terminar en una larga y vaporosa falda con cola. Un diseño de cuento en color gris perlado y que Máxima de Holanda combinó con sus mejores joyas.
Como tiara escogió la de diamantes de Estuardo, la más valiosa de su joyero. Una diadema cuyo protagonista es un gran diamante Estuardo de 39.75 quilates, de color azul. Máxima tan solo se ha puesto esta tiara en dos ocasiones más, una para el retrato oficial con motivo de su décimo aniversario en el trono, y otra en una cena de gala con Isabel II en Buckingham.
Completó el look de joyas con unos pendientes largos de diamantes de la reina Guillermina, a conjunto con el broche en forma de lazo que adornaba el escote del vestido.
Sin embargo, Máxima de Holanda no fue la única que hizo sombra a la reina Letizia. La princesa Amalia se estrenó en las cenas de gala con una nota sobresaliente.
La joven heredera escogió un elegante vestido de color azul medianoche, escote en uve y caída desde el pecho, que remató con una capa de tul semitransparente del mismo color que el vestido. Un diseño que también firmaba Jan Taminiau y con el que estaba muy favorecida.
Para las joyas, se decantó por el rojo de los rubíes. En concreto, escogió la tiara de pavo real, la misma que ya lució en la cena de la boda de Hussein y Rajwa de Jordania.
Tal es el amor que tiene la princesa por esta joya que para la cena de gala decidió lucir el conjunto completo, compuesto por un espectacular collar, pendientes y brazalete, que consiguieron robar la atención de su vestido.
Junto a ellas lució, además, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica que le concedió el rey Felipe VI. La llevó prendida de su vestido en un lateral, separada de la banda de color amarillo y blanco.
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