Alberto Herrera: “El egoísmo es la verdadera pandemia de este siglo”
Me alegra, gusta y celebro verle triunfar. Muchos años de amistad a nuestras espaldas y, con ellos, muchas confidencias, puntos de encuentro y también diferencias; siempre desde el respeto, pero con el cariño y la admiración por delante. Preocupado de un tiempo a esta parte por el cuidado personal desde el interior, Alberto Herrera acaba de publicar “Comer bien es fácil si sabes cómo” con el nutricionista Luis A. Zamora. Fuera mitos y bulos inexactos. Bienvenidos al mundo de la salud.
The Luxonomist: ¿Cuándo te das cuenta de que comes bien?
Alberto Herrera: Cuando pasas de los ultraprocesados. En mi caso, el cambio se produce hace seis años, cuando Mamen Mendizábal decidió introducir una sección de nutrición en Más Vale Tarde. Haciendo honor al título del programa, cambió mi vida. Parte de lo que he aprendido en este tiempo está en el libro que acabamos de publicar y ya te avanzo que el mantra es muy sencillo: “Sano no tiene por qué ser delgado”. Comer bien significa que tu cuerpo tiene lo que necesita y le ayudas a funcionar de una forma óptima y, aunque está relacionado, no es necesariamente un número en la báscula.
TL: ¿Cuáles son esos malos hábitos que debemos evitar sí o sí?
Alberto Herrera: Todos los que nos alejan de la dieta de los abuelos, de la comida de siempre. Actualmente los mayores problemas en nuestra alimentación son el exceso de sal, de azúcares libres, de ingredientes refinados como las harinas, y, por supuesto, de ultraprocesados y alcohol. Seguir por ese camino solo puede llevarte hacia algún tipo de problema de salud.
«La tecnología me vuelve un poco gruñón»
TL: Vaya por delante que no me representa eso de “Somos lo que comemos”. ¿Leyenda o realidad?
Alberto Herrera: Pues mira, lo segundo… Y te lo voy a razonar. Somos lo que comemos porque nuestro cuerpo se construye a partir de los nutrientes que aportan los alimentos. Un bebé crece porque come… Así que si comes como adulto alimentos de calidad, es más probable que tengas un cuerpo “de calidad”. Pero no solo eso, la historia tiene una segunda parte –fíjate-. Porque efectivamente “somos lo que comemos” pero también “lo que nos movemos”. La actividad física está muy ligada a la salud de hoy y es la mejor inversión de futuro.
TL: ¿La publicidad alimentaria es dañina?
Alberto Herrera: Si esa publicidad nos desvía del patrón de la alimentación saludable que debemos seguir, si nos invita a asociar vida sana con productos que no lo son tanto… sí, puede llegar a ser dañina. A lo mejor no hoy, ni tampoco mañana, pero ese hábito insano que nos meten por los ojos y se instaura en nuestro día a día, con el paso del tiempo, se va a convertir en un problema.
TL: ¿El mito alimentario más indigesto?
Alberto Herrera: Que el alcohol previene enfermedades o pudiera ser cardiosaludable. Nada más lejos de la realidad, la dosis segura de alcohol es cero. Otra cosa es que se permita su consumo en personas sanas, pero el alcohol es una sustancia que tiene efectos secundarios en nuestro cuerpo y jamás se puede recomendar como hábito para prevenir enfermedades. Es totalmente ilógico.
TL: ¿Los consejos del libro son aplicables a gente con pocos recursos?
Alberto Herrera: Todos. Hemos pensado siempre en el bolsillo. En el libro apostamos por una alimentación sana y básica e –incluso- se nos nota que le tenemos un poco de manía a esos alimentos exóticos (y caros) que se ponen de moda cada temporada. Las frutas, verduras y legumbres, cuando son de temporada, suelen tener un precio más reducido… y por si esto fuera poco, hemos escrito pensando en esas conservas y congelados que también nos permiten ahorrar.
TL: ¿Le has encontrado el gusto a escribir?
Alberto Herrera: Le he encontrado el gusto a trabajar con Luis Alberto Zamora. Me da igual el formato. Preparar los guiones con él durante todo este tiempo ha sido muy fácil y escribir el libro, por extensión, también.
«Soy optimista hasta el último aliento»
TL: En esta profesión de egos, es casi un milagro encontrar profesionales que te enseñan pero también escuchan y respetan otras opiniones…
Alberto Herrera: La experiencia ha sido un regalo en medio del confinamiento. ¡Nos hemos reído tanto escribiendo el libro que hasta nos ha permitido desconectar del Covid durante algunas horas! Ojalá me cruzase con más compañeros de trabajo como él.
TL: ¿Se puede ser imparcial cuando los sentimientos entran en juego?
Alberto Herrera: Entiendo que no. Según concibo yo las cosas… ambos términos pertenecen a campos semánticos diferentes. Por algo los jueces se tienen que inhibir cuando hay algún tipo de implicación personal en una causa. Todos somos un cóctel de sentimientos, así que desconfía de quien no los muestre nunca.
TL: ¿La forma más elegante de decir adiós?
AH: No sé si hay una manera elegante de decirlo, pero yo prefiero algo así como “hasta pronto” o “nos vemos” y no cerrar nunca las puertas haciendo ruido, que nunca se sabe. La vida sigue demostrándome que no da vueltas… directamente centrifuga.
TL: ¿En qué situación has dicho “chapeau”, me quito el sombrero?
AH: Cada día que veo a una de mis mejores amigas; Virginia del Río, también periodista. Ella dio a luz el 24 de enero de 2018, pero su bebé Uriel había muerto pocas horas antes. La muerte perinatal es una experiencia durísima, como podéis imaginar pero mi AMIGA, así en mayúsculas… ha conseguido ordenar todo ese dolor para seguir adelante y -además- ha dado voz y espacio en las redes a muchas otras madres con una vivencia similar en casa. Por eso lo cuento. Su página tengounaestrella.com es una lección de vida y ayuda a muchísima gente. Si ella ha superado algo así de esta manera, sacando lo positivo incluso de esa experiencia, los que la rodeamos NO tenemos derecho a quejarnos por nada.
«La actividad física es la mejor inversión de futuro»
TL: ¿Qué te gusta hacer a tu manera?
AH: Buffff! ¡Ya casi todo! Pero porque “mi manera” al final es la suma o el resultado de otras “muchas maneras” de las que he aprendido durante todos estos años. Y esta es una de las cosas que más joden de hacerse mayor; descubrir que casi todo te suena, ya te lo han contado, se parece a algo que has visto o lo has llevado puesto alguna vez. Así que de forma inconsciente me he blindado ante los discursos manidos o las malas copias de mis referentes, de mis maestros. Pero ¡ojo! también disfruto como un niño y me vuelvo completamente permeable cuando alguien me enseña cosas nuevas.
TL: ¿Qué es lo que mejor se te da hacer?
AH: Disfrutar de la vida. Y me da igual cómo vengan dadas… eso ya me lo he demostrado a mí mismo. (Solo tienes que ver la curva de mi carrera profesional. Jajajaja!) Soy de esos que son optimistas hasta el último aliento. Y con la edad, me he dado cuenta de que no soporto cerca a esa gente que se goza lamiéndose las heridas. O a los vampiros emocionales que no paran de recordarte todo lo malo que llevas horas barriendo de tu cabeza. Estamos de paso, no desperdiciemos nuestro tiempo con tonterías que las malas noticias llegan solas.
TL: Si pudieras ser otra persona o cosa, ¿por qué /quién optarías?
AH: Una “cosa” no me apetecería lo más mínimo porque llevo fatal eso de ser usado y olvidado. Jajajaja! Y otra persona tampoco, fíjate. Después de todos estos años cerca de gente con vidas aparentemente atractivas, observas que todos tenemos sombras que nos preocupan. Así que prefiero quedarme con las mías que ya las conozco y las gestiono muy bien. Eso sí, unos cuantos millones en la cuenta… me vendrían de maravilla.
TL: ¿Qué ha sido lo que realmente ha marcado tu vida?
AH: Crecer a caballo entre el pueblo y la cuidad. Estudiar de lunes a viernes en un colegio de Santander de la España postfranquista -estricto como un internado suizo- y jugar durante los fines de semana en las cuadras de los ganaderos de mi pueblo. Creo que eso me ha enseñado a tener perspectiva, a entender que tu mundo no es el único mundo que existe… Me ha liberado de prejuicios y me ha ayudado a encajar casi siempre.
TL: ¿Qué pone en tu estado de WhatsApp?
AH: NO ESCUCHO AUDIOS: ESCRIBE O DICTA, GRACIAAAAS. Por supuesto no todo el mundo me hace caso y me dan unas chapas con notas de más de un minuto que no puedo entender. ¡Que llamen, como hacíamos antes! Si les da pereza escribir, imagínate la que me entra a mí escuchando monólogos que parecen sacados de “Cinco horas con Mario”. La tecnología me vuelve un poco gruñón, pero es que odio lo inútiles que nos están volviendo las aplicaciones. Nos creemos que estamos más conectados que hace unos años y, sin darnos cuenta, construimos burbujas digitales.
“Vivir es saber reírte hasta de ti mismo cuando te van mal las cosas”
TL: ¿A quién meterías en una máquina del tiempo?
AH: A nadie. Para las misiones importantes, ya me ofrezco yo voluntario. ¿Cómo era eso que decía Samanta Villar en su programa..? “No es lo mismo contarlo que vivirlo”… ¿verdad? Pues estoy de acuerdo. Si hay que conducir el DeLorean, prefiero ir yo al volante.
TL: ¿Qué locura has hecho para conocer a uno de tus iconos?
AH: Pocas, la verdad. Como mucho, colarme en la premiere de Kika con la acreditación de un periódico de la Facultad que no existía. Como el delito ya habrá prescrito, lo puedo contar. Jajajaja. Yo acababa de llegar de Santander y me parecía que en Madrid todo podía pasar, así que –sin un ápice de vergüenza- me acerqué a EL DESEO, hablé con Paz Sufrategui, que entonces llevaba la prensa de la productora, y como debí parecerle un joven educado y centrado, me dio dos entradas.
Me llevé a mi amiga Rosa al Círculo de Bellas Artes y nos lo pasamos genial. Vimos cantar a Bibiana, conservo un autógrafo de Gaultier y le planté un par de besos a Penélope (soy fan confeso desde La Quinta Marcha) que estaba por allí de invitada. Debía de haber terminado el rodaje de Allegro ma non troppo hacía muy poco, porque recuerdo que llevaba el pelo muy corto todavía.
TL: ¿A qué eres inmune?
AH: Ya me guastaría tener respuesta para eso pero no existe. A mí las cosas (buenas y malas) me afectan; poco o mucho pero lo hacen. Ya me gustaría que me resbalasen pero insisto en lo que te dije antes; desconfía de los que presenten ausencia de sentimientos que eso es un rasgo inequívoco de psicopatía. Jajajaja! Lo que pasa es que la experiencia suma y con los años, a medida que superas obstáculos, aprendes a gestionar mejor las estocadas.
TL: ¿El insulto hace callo?
AH: No lo sé. A la cara no me han dicho muchos…
TL: ¿Marca España es…?
AH: Nuestra cultura. Por eso debemos cuidarla. Tengo familia repartida por Francia e Italia y eso es lo que les llega de todo lo que pasa aquí. ¡Y miran que pasan cosas! Cuando estás fuera te das cuenta de que nuestros cantantes, escritores, actores, etc… son los verdaderos embajadores de este país. El arte es el lenguaje universal. Antonio Banderas o Penélope nos han colocado en el mapa más veces que cualquiera de nuestros embajadores.
“Si la crítica es caprichosa o vacía, va a la papelera de cabeza”
TL: ¿Qué no falta nunca en tu maleta?
AH: Protector solar 50+. Llegados a una edad, amiga, toca cuidarse.
TL: ¿La suerte es más definitoria que el talento?
AH: La suerte también se trabaja. Estar en el lugar apropiado en ese momento mágico ayuda, pero si no tienes talento y horas de trabajo detrás, la suerte no te mantiene en el sitio. Durante 25 años he trabajado de forma ininterrumpida en casi todas las cadenas, con infinidad de compañeros. Y te juro que no me han regalado ni uno solo de esos trabajos. Ya me hubiera gustado, jajaja, pero te pueden enseñar el casting de todos ellos.
Sin duda, ha sido una suerte enterarme de cada una de esas pruebas; pero ni soy hijo de un periodista famoso ni amigo o novio de algún jefe. Así que lo que al final me ha sacado las castañas del fuego ha sido el trabajo. Uno también se prepara para subirse al tren de la suerte cuando pasa.
TL: ¿A qué te suena la vida?
AH: A risas. Vivir es saber reírte hasta de ti mismo cuando te van mal las cosas.
TL: ¿La belleza da poder?
AH: Ya me gustaría saberlo en primera persona. Jajajaja. A ver… No soy un troll, no me quejo, obviamente… Pero tampoco se giran por la calle cuando me ven, así que sobre poderes o influencias no sé mucho. Pero mira, una cosa he aprendido después de todo este tiempo en la tele: Nos prestan la ropa, los decorados son de cartón-piedra. La juventud se mantiene con dinero, las pestañas, las melenas, la buena cara es de mentira… Así que al final la belleza externa como concepto tampoco me deslumbra tanto y prefiero buscarla con los oídos antes que con los ojos.
TL: ¿El dolor más intenso?
AH: De momento he esquivado esa bala. Espero que tarde mucho en alcanzarme.
TL: ¿Ser elegante es..?
AH: No presumir de ello. Me da igual que hablemos de ropa o de forma de ser. Si pasas esa línea, para mí te conviertes en un cursi, un ridículo… Y pierdes todo mi respeto. Lo mismo no te lo haría saber porque soy una persona educada, pero por dentro no puedo tomar en serio nada que haga una persona así. No soporto la ostentación; siempre pienso que esa gente tapa alguna carencia con ello.
«Los malos hábitos nos alejan de la comida de siempre»
TL: ¿Qué te hace perder la templanza?
AH: Quienes no respetan a los demás. Los egoístas; los que se creen que sus problemas son los más importantes y olvidan que esa persona a la que -por ejemplo- están organizando una movida de campeonato por una tontería también pudiera tener dificultades. Esta pandemia es el mejor reflejo de esto que te cuento. Si todos hubiésemos cumplido desde el principio, la propagación del virus se hubiera “congelado” hace tiempo.
En lugar de eso hemos visto a los milaneses escapando del confinamiento en trenes nocturnos, a gente sin mascarilla en el metro, ¡discutiendo con los que cumplen! Y con la llegada de las vacunas… ¡La traca final! Políticos y curas saltándose la cola… El egoísmo es la verdadera pandemia de este siglo.
TL: ¿Con quién compartirías la cena de tus sueños?
AH: Con quien la comparto cada noche. Esta buena cara no te la deja ni la mismísima Maribel Yébenes… ¿Qué te piensas? jajajaja.
TL: ¿Esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
AH: Es que a mí las críticas -cuando son proactivas- no me duelen. Soy super buen alumno y si respeto al crítico (ya lo hemos comentado antes) soy capaz de darle la razón al instante y ponerme a trabajar al momento para mejorar. Eso sí, si la crítica es caprichosa o vacía, va a la papelera de cabeza.
TL: ¿La pregunta que no te he hecho y te habría gustado?
AH: Mmmnnnn… Bueno, tampoco echo de menos algo en concreto. Pero lo pienso para la siguiente entrevista. Prometido.