«El primer día de la segunda parte de mi vida»

“Hoy empieza el primer día de la segunda parte de mi vida”. Así terminó Antonio Banderas su emotivo discurso de agradecimiento, tras recibir el Goya de Honor a toda su carrera. Sincero, humilde, fiel a sus raíces, agradecido a la vida que le ha permitido vivir una mágica aventura. “Cada vez que, a lo largo de estos años, terminaba una escena o una película, pensaba en España y, más concretamente, en Málaga y, sobre todo, en mi barrio”.

Recordó ese 3 de agosto de 1980 cuando se fue de su ciudad, dispuesto a iniciar un camino que desconocía adónde le llevaría. Su madre le había dado quince mil de las antiguas pesetas, se las metió en un bolsillo, se lo cosió y esperaba que, cuando gastara el dinero, volvería a casa. Nunca lo hizo físicamente pero, en su mente y en el corazón, siempre ha estado allí.

El momento más emocionante, en el que se le quebró la voz ante los ojos vidriosos de su hermano Javier, fue al dedicar el Goya a su hija Stella del Carmen. “Tengo una sensación culpable de no haberte dedicado todo el tiempo que necesitabas. Eres lo más grande de mi vida”.

Al margen de ese ‘momento Banderas’, para mí el más destacable y esperado de la noche, la gala no deparó demasiadas sorpresas. A priori, se presentaba exitosa para ‘La Isla Mínima’ (17 nominaciones), favorita indiscutible en todas las quinielas de los últimos meses. Y lo fue. Se llevó diez cabezones a casa, a la oficina o al lugar en el que quieran situarlos. Desde su estreno, esta producción ya apuntaba maneras. Las expectativas se han cumplido y el equipo de la película tendrá que ponerse a buscar sitio en sus vitrinas para colocar los nuevos galardones. Igual aventura vivieron ‘Magical Girl’, ‘El Niño’ (16 nominaciones de las que se llevó 4) y ‘Relatos Salvajes’ que, desde el festival de Cannes, no ha dejado de recibir loas, aplausos y reconocimientos allí por donde ha pasado. Se llevó el Goya a la Mejor Película Iberoamericana. Ahora le esperan los Oscar y ¡quién sabe! si también mejor suerte que en estos galardones.

‘8 apellidos vascos’, la película más taquillera de la historia del cine español, consiguió tres estatuillas. Carmen Machi, Karra Elejalde y Dani Rovira consiguieron convencer a los académicos con sus interpretaciones. Lo que no sé es si los guionistas de la película se sentirán recompensados ya que, entre los innumerables agradecimientos ¡ninguno iba para ellos!. No hay que olvidar que, gran parte del éxito de la película, se debe a los diálogos ingeniosos y creativos de Borja Cobeaga y Diego San José.

Noche de glamour, con una alfombra fucsia (otros años verde) muy concurrida y dos presencias que focalizaron toda la atención: Penélope Cruz, que reaparecía en los premios tras cinco años de ausencia, y ese Antonio Banderas, flamante ‘Goya de honor’ a toda una carrera, que le convirtió en el galardonado más joven en este apartado. Hollywood tomó Madrid, los nuestros volvieron a casa. Atrás quedaron años duros en los comienzos, con algunas películas que no son para enmarcar pero que les han servido para llegar al lugar que hoy ocupan, con el reconocimiento de la profesión como mejor garantía.

Gala excesivamente larga y lenta, que sirvió para celebrar los 130 millones de € de recaudación este año y los 20 millones de espectadores que acudieron a las salas. Variedad de estilismos, arriesgados unos, clásicos otros, acertados no muchos. La escala de elegancia se la dejo para los especialistas en la materia pero, si me tengo que decantar por alguien, lo hago sin dudarlo por el Elie Saab de Goya Toledo y el Zuhair Murad de Blanca Suárez, sin olvidar el Stephane Rolland de Nieves Álvarez. Se ponga lo que se ponga, como diría la desaparecida Mariví Bilbao, ¡qué mona va siempre esa chica!