Aparece elegante incluso vestida en mallas para hacer deporte. Su personalidad aporta allure a cualquier prenda que luce. Kamala Harris no tiene medidas de modelo, ni falta que le hace. La vicepresidenta de Estados Unidos tiene un armario marcado por un estilo propio que sabe defender. Durante la campaña electoral no se separó de sus Converse y tampoco se ha olvidado de ellas en la sesión de fotos para la portada de Vogue.
Una portada por supuesto acompañada de gran polémica. En parte por lucir unas zapatillas tan populares. Quizá no hizo falta que se lo recordase a su estilista de confianza. Antes de ganar Biden las elecciones, ella mismo se atrevió con el guiño a su calzado favorito: «Lace Up and go vote» («Atate los cordones y vete a votar»).
Si hablamos de sus complementos, casi exclusivamente deberíamos hablar de las perlas. Las utiliza desde joven. Por raro que parezca, en las fotos realizadas el primer día de su grado senior en la universidad ya llevaba este tipo de joya. En la orla aparece con pelo rizado recogido y pendientes largos, con un par de perlas en cada uno.
Y en sus últimas comparecencias públicas la hemos visto lucir varios collares de perlas blancas o negras, cortos, de doble o triple vuelta y con pendientes a juego. Su joyero está repleto de piezas sencillas, pendientes grandes con ribete en oro amarillo… todo lo que lleve perlas es bienvenido.
La pieza más habitual en el armario de Kamala Harris es el traje. Los tiene de todos los colores. En su primer discurso oficial tras ganar las elecciones deslumbró con uno de color blanco de Carolina Herrera. Sin embargo, es más frecuente verla con trajes de colores oscuros. Los trajes -generalmente de tres botones- en granate, en tejido príncipe de Gales, marrón oscuro, negro, azul marino y gris. En ocasiones son un diseñador neoyorkino, no muy conocido, llamado Donald Deal, que cuenta entre sus clientas VIP a Sharon Stone.
Debajo de los trajes lo mismo utiliza una camisa con lazada (se las hemos visto en blanco, negro y naranja) que una sencilla camiseta de cuello redondo. Con las bajas temperaturas le gusta vestir jerséis de cuello cisne, la mayoría de las veces en color negro.
Es fiel a esta marca y no escatima en elogios. Y eso que no hemos encontrado ninguna opinión pública hacia otras marcas. Kamala Harris confiesa que en su armario tiene una amplia colección de este calzado. Zapatillas bajas, de bota, con plataforma, de tela, de cuero… Es su calzado perfecto- dice- para correr por los aeropuertos.
El brilli brilli no es apto para cualquier ocasión… y Harris lo sabe. El toque lúdico festivo que aportan las lentejuelas encaja con la celebración del día del Orgullo Gay, por ejemplo. Así, una de las piezas más llamativas de su ropero la vimos en su aparición en San Francisco en 2019. Kamala Harris sacó entonces de su armario una cazadora vaquera toda cubierta -salvo las mangas- de strass de colores, que formaban la bandera LGTBI.
Siempre va maquillada en tonos naturales pero a la vicepresidenta estadounidense le gusta marcar los ojos, con máscara negra y línea dentro del ojo. En los labios, tonos marrones o nude. En las manos, le gusta llevar manicura en tono porcelana.
En estos tiempos de Covid, Kamala Harris siempre utiliza la mascarilla. Puede parecer una obviedad durante la pandemia pero hemos sido testigos de que no todos los líderes de Estados Unidos han estado a favor de su utilización. En su caso son siempre quirúrgicas de color negro aunque hace meses utilizaba otras más luxury, las de la firma Wolford. Las mascarillas básica negras las utiliza para cubrir las de tipo FFP2 de color blanco.
Numerosos estilistas celebran el gusto y el fondo de armario de Kamala Harris ya que consideran que la nueva vicepresidenta es el icono de belleza que el mundo necesita. En la última- y polémica- producción para la portada de Vogue Harris lució su propia ropa en una postura cómoda y relajada (por cierto de las dos portadas que se hicieron está más favorecida con diferencia con el traje azul claro de Michael Kors).
Pero Kamala no quiere que sus estilismos llamen demasiado la atención porque lo importante es su discurso. Analizando su indumentaria no encontramos logos, ni apenas vestidos. De hecho, las últimas fotos públicas de la vicepresidenta con falda son de hace un par de años.
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