Carmen Rigalt: «Con el tiempo pierdo curiosidad y emociones»
Carmen Rigalt es una periodista enorme, de esas a las que miras “por el rabillo del ojo” sin que ella se dé cuenta, para ver si consigues descubrir cuál es su secreto para brillar. Siempre me ha gustado su valentía para contar todo lo que sucedía con una pluma afilada, certera y brillante. En esa línea ha escrito “Noticia de mi vida”, donde rememora vivencias con dolor y relata su difícil camino de periodista para llegar al lugar que hoy ocupa…
The Luxonomist: ¿Qué te da la escritura que no encuentres en otras actividades de la vida?
Carmen Rigalt: Antes me llenaba de satisfacción, pero según va transcurriendo el tiempo, pierdo curiosidad y emociones. Ya no tengo veinte años y no puedo engañarme a mí misma. Hay días en los acabo odiando el puto folio.
TL: ¿”Noticia de mi vida” es el resultado de los tiempos duros pasados?¿Ha sido lo mejor del confinamiento?
Carmen Rigalt: El libro no ha sido lo mejor porque me ha revuelto mucho mientras escribía, aunque, en ciertos aspectos, ha actuado como una terapia.
TL: ¿Ha sino sanador y terapéutico verbalizar todo lo que llevabas dentro?
Carmen Rigalt: El hecho de verbalizarlo no creo que resulte sanador, pues se sufre doblemente al vivir las cosas por segunda vez. He pasado muchos ratos con un puñal en el estómago. Y todo por la angustia de recordar.
TL: ¿Estás ya libre de deudas…?
Carmen Rigalt: No creo. Tengo la impresión de que algunas deudas se arrastran hasta el final.
TL: ¿Te deben un premio de Periodismo como reconocimiento?
Carmen Rigalt: Sería una osada si lo dijera, pero es cierto que en su día me indignó que todos los premios de Periodismo González Ruano se concedieran a hombres. Bueno, miento. En la larga lista de premiados hubo una mujer desconocida. Parecía una tomadura de pelo.
«Entrevistar a un amigo no tiene ninguna gracia»
TL: ¿La profesión ha sido injusta contigo?
CR: Conmigo y con Javier Villán, Sánchez Dragó, Elena Pita… y otros tantos que fueron despachados del periódico en la última época. Injustos también fueron con algunos directores que no merecían serlo.
TL: ¿Es una mala alianza ser amigo de entrevistados…?
CR: Entrevistar a una persona de la que eres amiga no tiene ninguna gracia porque te enfrentas a ella sin curiosidad ni picardía. Yo paso de esas entrevistas. No salen bien. Están salpicadas de adulaciones.
TL: ¿La disciplina es el arma más poderosa del escritor?
CR: No sé si la más poderosa pero, cuando no eres disciplinada, vas de culo. Los grandes escritores tienen horarios y son estrictos en el tiempo que dedican al trabajo. Me parece que Gabo madrugaba mucho y dedicaba toda la mañana a escribir. Aun así, no producía demasiados folios, pero eran perfectos. Por las tardes creo que se dedicaba a buscar palabras.
TL: ¿Cuál es tu “modus operandi” para escribir?
CR: Ninguno en particular. Corrijo mucho, soy una maniática de la corrección. Abuso de los párrafos cortos y echo continuamente mano de los diccionarios de sinónimos. Desde que tengo dificultades de visión (glaucoma) escribo con letras grandes y necesito recurrir a los blancos interlineales.
TL: ¿Te atenaza que la creatividad tenga un límite?
CR: La creatividad siempre tiene un límite. Es lo que hay.
TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
CR: Los sufrimientos que impregnaron mi infancia.
«No daría la vuelta al mundo en globo por salir en la Wikipedia»
TL: ¿Sólo el amor se permite una gran locura?
CR: La locura se asocia con frecuencia al amor, pero hay otras circunstancias que derivan en brotes esquizofrénicos o simples alienamientos. La literatura está llena de ellos.
TL: ¿El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie?
CR: Los nervios, la ira…
TL: ¿Algún vicio es sano?
CR: ¡Quién sabe! A lo mejor no todos los vicios son insanos.
TL: ¿Un placer prohibido que te permites?
CR: Las benzodiazepinas, el chocolate negro y las compras por Internet.
TL: ¿Un don que la naturaleza te la negado?
CR: La facilidad para los idiomas, el dibujo, la música, el deporte, cocinar…
TL: ¿Esa pregunta incómoda que siempre te hacen?
CR: Mi entrevistado preferido. Siempre me quedo en blanco porque no existe.
“La creatividad siempre tiene un límite”
TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
CR: Soy muy pudorosa y me eduqué en un internado de monjas. Con estos antecedentes ya puede imaginar.
TL: ¿Un tema vital que lleves por bandera?
CR: La sinceridad.
TL: ¿Ese lugar en el que te encontrarían si decidieras perderte?.
CR: Tánger, siempre que fuera verano y el cielo luciera azul.
TL: ¿Y esa crítica que por ser verdad más te ha dolido?
CR: Todas las críticas duelen, aunque no sean verdad.
TL: ¿Un propósito que nunca cumples?
CR: Caminar un mínimo de diez mil pasos al día, aunque mi médico se conformaría con que hiciera cinco mil.
TL: Un miedo que no sepas superar.
CR: Los pájaros, especialmente los córvidos.
“El día que no me sorprenda algo estaré perdida”
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
CR: Muchas cosas. El día que no me sorprenda algo estaré perdida. Sin embargo, lo que más me sorprende y acojona últimamente es el calentamiento global.
TL: ¿Te dejarías cortar la mano antes de decirme…?
CR: Hay confesiones que nunca se las haría a nadie ni cobrando.
TL: ¿Qué virtud envidias?
CR: Pongamos que la inteligencia y el sentido del humor.
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
CR: Hay muchas formas de dejar huella, pero no todos queremos dejarla a cualquier precio. Yo no sería capaz de dar la vuelta al mundo en globo por salir en la Wikipedia.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
CR: No me gusta que me llamen caprichosa, pero lo soy.
TL: ¿Qué caprichos te permites?
CR: Depende del momento, pero cada vez son menos.
«No soy extravagante, aunque a veces me gustaría»
TL: Una pesadilla que no olvidas….
CR: Son dos y las cuento en “Noticia de mi vida».
TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
CR: No soy extravagante, aunque a veces me gustaría.
TL: ¿Tres calificativos que sinteticen a tu pareja ideal?
CR: Bueno, divertido, inteligente.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
CR: ¿Pero hay trucos infalibles? ¡Cuéntame uno!
TL: ¿La prenda que no falta en tu maleta cuando sales de viaje?
CR: Un camisón de algodón.
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
CR: Está en el refrán: salud, dinero y amor.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
CR: Déjala, que si no la has hecho es por algo.