Little y Great St James son el nombre de las dos islas en las que Jeffrey Epstein dirigía una red de tráfico sexual de menores. Un entorno paradisíaco, que llegó a conocerse como la isla de los pederastas, y que ahora acaba de salir a la venta por 114 millones de euros. Desde que Epstein ingresara en prisión en 2019 y tras su muerte, las islas han permanecido intactas y ahora sus herederos quieren venderlas para hacer frente al pago de los procesos judiciales pendientes y las compensaciones económicas de las víctimas del magnate.
El caso Jeffrey Epstein sacó a la luz la red de tráfico sexual con menores en la que participaron algunos rostros conocidos. Las menores eran engañadas para que mantuvieran relaciones sexuales con diferentes hombres. Muchas de estas fiestas tenían lugar en las islas que Epstein tenía en las Islas Vírgenes de Estados Unidos, un enclave paradisiaco que convirtió en un auténtico infierno.
Little y Great St. James es el nombre de la isla binaria que Epstein poseía, un total de 93 hectáreas divididas entre dos islas, que el millonario había adquirido en 1998 y 2006 por un total de 23 millones de euros. Little St. James fue la primera isla que compró y en la que dedicó más esfuerzos, pues en ella construyó su mansión, con sala de cine y numerosas piscinas, un helipuerto, gasolinera e incluso varias villas para hospedar a sus huéspedes.
Sin embargo, lejos de convertir la isla en un lugar de descanso y vacaciones, Epstein la convirtió en el escenario de sus delitos. Entre los años 2001 y 2019 el millonario habría llevado a menores de edad hasta la isla, donde las explotaba sexualmente. Según reza la investigación las jóvenes, engañadas y coaccionadas, eran trasladadas hasta Little St. James en helicóptero o barco, donde más tarde en fiestas privadas se las obligaba a participar en actos sexuales con los invitados a las fiestas. Lo que valió al enclave el título de isla de los pederastas.
Estos delitos salieron a la luz en 2005 cuando los padres de una chica de 14 años interpusieron una denuncia a la policía por presuntos abusos sexuales cometidos por Epstein en su mansión. A partir de ahí fueron saliendo nuevas acusaciones y delitos que terminaron llevando al magnate a la cárcel en el año 2019, donde tres semanas después apareció muerto con heridas en el cuello.
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