Quienes la conocen bien aseguran que Bibiana Fernández es generosa en afecto, en emociones y en sentimientos. Como entrevistada también lo es, dando siempre más de lo esperado. Es directa, sincera, impaciente y solo le asusta no tener tiempo suficiente para disfrutar de todo lo que le queda a la vida por ofrecerle. Después de varios años de gira con Alaska, Mario Vaquerizo y Manuel Bandera representando ‘El amor sigue en el aire’, llega a Madrid con ellos para escenificar ‘La última tourné’.
The Luxonomist: ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Bibiana Fernández: No, para nada, en absoluto. Cualquier tiempo mejor es bueno y el peor es malo. Eso pasa ya sea pasado, presente o futuro.
TL: ¿Qué te sugieren los 90?
Bibiana Fernández: Cambios, tránsito pero… mi vida entera es de tránsito. Estoy acostumbrada a vivir así y, además, me gusta porque me hace sentir libre.
TL: ¿La modernidad es un estilo de vida?
Bibiana Fernández: Yo creo que la modernidad se pasa de moda corriendo. Yo creo que hay que convertirse en clásico.
TL: ¿Qué te da el teatro que no encuentras en otra actividad de la vida?
Bibiana Fernández: Un toma y daca, es como el pin pon. Cuando tú juegas por ejemplo al tenis, necesitas que la pelota vuelva y, en el teatro, siempre retorna.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
BF: Ehhhhhh, yo misma. No sé hacer de nada mejor que de mí misma, pero soy bastante hábil en otras cosas como la cocina, la decoración y, fundamentalmente, mi trabajo. Soy una enamorada de mi profesión en todas sus aristas: teatro, televisión, cine, prensa. Sea cual sea el medio en el que me expreso, trato de ser generosa porque pienso que eso siempre la vida te lo devuelve. Uno tiene que sembrar bien y luego, si hay tormenta, ya veremos.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
BF: Mucha gente, mucha. No te puedo hacer una lista porque no sería justo dejarme a alguien en el camino. Mi vida está llena de personas a las que he amado en distintas formas y maneras. Amigos que me han transformado profesionalmente, otros como persona, parejas… Pedro Almodóvar, por ejemplo, ha sido de los amigos que más me han influido. Tiene tanto talento y hemos vivido tantas cosas juntos que, cuando formas parte de su universo, inevitablemente te marca para toda la vida.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
BF: Casi todas las cosas que tienen que ver con lo bueno. Últimamente solo me agarro a las cosas positivas, cualquier noticia buena me cambia el ánimo. Los informativos y la prensa se dedican desde hace meses a recordarnos de manera recurrente y diaria lo que está ahí y que estamos pasando. Pero no por machacar con ello, le damos solución. La vida sigue, a pesar de todas esas cosas negativas. Me pone de buen humor todo aquello que me aporta un poquito de paz y me da alegría.
TL: Esa canción que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión…
BF: Uyyyy, de esas hay muchas. Y van desde el flamenco a la música negra de James Brown o Tina Turner a Lole y Manuel o Camarón. Tengo un abanico muy amplio, soy muy facilona. Me gusta la salsa, porque no te olvides que viví con un cubano y esa música caribeña forma parte de mi vida.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
BF: En redacción. Soy buena contando cuentos.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
BF: Habría muchas, pero mis mejores obras de arte son mis tres perros. Son una obra de arte absoluta, no hay nada que los pueda superar. No hay mayor lealtad que la que te profesan y es de las cosas que más valoro en la vida. Una hija, una madre, un padre o un hermano te pueden cambiar por otra persona en un momento determinado, pero un perro no te cambiaría nunca por nadie.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
BF: Varios, varios… pero uno sobre todos: la capacidad de disimular, no sé hacerlo.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
BF: Ummmm, no lo sé, no lo sé. No es cuestión de una mentira piadosa, sino que yo creo que la verdad no siempre es necesaria. Hay veces que puede ser ofensiva, grosera e innecesaria.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
BF: Los amigos, sin dudarlo.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
BF: Ay, no lo sé… porque yo hablo mucho, tengo mucho pico (risas). No soy de las que reparo y, cuando hablo, tengo incontinencia verbal. No soy de las que se piensan las respuestas con tiempo y demás, no lo sé hacer. Prefiero decir las cosas como me vienen y lo hacen desde la verdad. Procuro ser siempre educada.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
BF: Me veo a mí misma a través del tiempo y me gusto. Es verdad que no siempre y del todo, pero me gusto en líneas generales. Eso sí, más por dentro que por fuera.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
BF: La amistad.
TL: ¿Qué llevas siempre en los bolsillos?
BF: En los bolsillos poca cosa, en los bolsos puedo llevar el Titanic.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
BF: Te enseña a compartir. Y eso ya es mucho.
TL: ¿Tu mayor decepción?
BF: No he tenido grandes decepciones, por suerte han sido pasajeras. El dolor no tiene memoria, por suerte. Tú puedes tener un dolor de muelas y no ser capaz de reproducirlo en la mente tres años más tarde. Tal vez por eso, no soy persona que guarde malos recuerdos.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
BF: Uyyy, a mucha gente. Básicamente a mis amigos, porque lógicamente interfieren en mi vida. Y a gente anónima que con el tiempo ha entrado a formar parte de mi universo vital.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesada?
BF: ¡Por muchas! Yo, cuando soy pesada, lo soy mucho. Lo reconozco.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
BF: No sabría decirte, tal vez Pretty Woman.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
BF: Unos huevos fritos con patatas. Y no necesitas siquiera salir de casa.
TL: La pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
BF: La verdad Amalia es que me has hecho varias entrevistas, a través del tiempo y hemos hablado de todo. No echo de menos ninguna, de verdad. Solamente quiero dar las gracias, igual que a ti, a toda esa gente que ha permanecido ahí todos estos años, a los que van al teatro, a los que me paran en la calle para una foto (incluso en estos tiempos de Covid). Soy una mujer que ha vivido una vida excepcional, en cuanto no ha sido la cotidiana y he recibido mucho amor, respeto y cariño. Estoy ya en esa época de paz, de mujer adulta, madura y me siento agradecida con la vida. Un beso fuerte, Amalia.
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