Foto: Javier Mantrana para Olivia Beyond the Talent
Reconoce que puede que nos hayamos perdido a un buen profesor, espinita que está dispuesto a quitarse algún día. Pero, mientras tanto, Dani Muriel camina con autoridad en el mundo de la interpretación, asentando su presencia en todas sus variantes. En octubre regresa a los escenarios, convirtiéndose de nuevo en Don Juan Tenorio en Alcalá de Henares y, en noviembre, empieza gira en Córdoba con “Camino al zoo”, al lado de Fernando Tejero. No en vano, el escenario para él es “el mejor lugar del mundo”…
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no has descubierto en otras actividades de la vida?
Dani Muriel: La oportunidad de conocer mejor al ser humano: los comportamientos, las personalidades, el control de las emociones.. Así puedes conocerte mejor a ti mismo y a los demás. En muchos países el teatro es una asignatura obligatoria durante varios años en el colegio. Pienso que es muy necesario para el descubrimiento de uno mismo y saber relacionarte con el mundo.
TL: ¿Ya eras, de niño, el teatrero de la pandilla?
Dani Muriel: Absolutamente. Empecé a hacer teatro con cinco años y recuerdo hacer teatrillos en Navidad con todos mis primos delante de mi familia. Yo era el que siempre organizaba todo. Todo un teatrero, como tú dices.
TL: ¿Nos hemos perdido a un gran filólogo?
Dani Muriel: Puede que nos hayamos perdido un buen profesor. Eso fue lo que me hizo empezar a estudiar Filología inglesa. Tal vez algún día empiece a dar clases de interpretación y así me quito la espinita.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de pertenecer a esta mágica y, al mismo tiempo, inestable profesión?
Dani Muriel: Nunca me he arrepentido, pero sí hay momentos en los que sufres más de lo normal. La espera de una llamada, la cancelación de un proyecto o, incluso, a la contra. Tener que hacer varios proyectos a la vez, a veces es agotador, por muy feliz que estés. Yo he llegado a enfermar de cansancio varias veces.
TL: ¿Cómo se ve la vida desde la altura de un escenario?
Dani Muriel: Es el mejor lugar del mundo. Cuando paso mucho tiempo fuera de un escenario lo echo de menos. De hecho, ahora mismo (y eso que tengo dos funciones por delante) siento que necesito subirme al escenario.
TL: Dicen que el buen actor se descubre en el teatro…
DM: Desde luego ahí no hay repetición, no hay trampa ni cartón; no puedes fallar, ni puede haber mentira. Es la magia del teatro y por eso el público sigue acudiendo a las salas.
TL: “Camino al zoo”… ¿Lo mejor siempre está por llegar?
DM: “Camino al Zoo” de Edward Albee es un proyecto maravilloso. Tengo muchísimas ganas de empezar con él. Estrenaremos el 22 de diciembre en el Gran Teatro de Córdoba, con Fernando Tejero y Mabel del Pozo, dirigidos por el gran Juan Carlos Rubio. A la gente le va a sorprender mucho esta función y creo que nos va a descubrir en una faceta diferente a la que está acostumbrada a vernos en televisión. Nadie debería perdérsela.
TL: ¿Qué hay del Dani de “Noche de fiesta” al actor asentado de hoy?
DM: Pues un actor con ganas de comerse el mundo, con energía, que coge cada proyecto como si fuera el primero. Esa ilusión nunca la he perdido. Y espero no perderla nunca porque eso sí sería un gran problema. Me sigue enamorando mi profesión.
TL: ¿El niño que fuiste se reconocería en el hombre que eres?
DM: Creo que el niño que fui estaría muy orgulloso de ver al padre en el que me he convertido. Al actor que trabaja dándose en cuerpo y alma y sin perder la sonrisa. Creo que nos miraríamos a los ojos y nos reconoceríamos.
TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
DM: Muchos. El día que decidí irme a Madrid. El que conocí a mi mujer en el plató de “6 hermanas”. El día que nació mi hija…
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
DM: El que la tenga ¡que nos la cuente a todos! Yo intento vivir el día a día con alegría y buena energía. Y disfrutar de lo que la vida te ofrece, eso siempre.
TL: ¿El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie?
DM: El conformismo. Lo tengo como todo el mundo pero, cuando lo noto en mí, lo intento vencer. Nuestra sociedad nos lleva a estar adormecidos y conformarnos; hay que luchar contra eso.
TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
DM: No soy muy manitas, ni muy informático. Pero vamos, que si me pongo ¡lo que me echen!.
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
DM: No sé si incómoda, pero no me gusta nada lo de: «¿Qué prefieres: cine, tele o teatro?» Es como tener que escoger a un solo hijo.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
DM: Cuando sonríes, el mundo entero sonríe contigo (es de una canción).
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte.
DM: En un cine, en cualquier rincón del mundo.
TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
DM: Me duele mucho cuando los críticos no entienden que hay productos más populares que el público también demanda. No todo tiene que ser Turandot en el Teatro Real (una de mis óperas favoritas por otra parte). Tiene que haber de todo y hacer críticas teniendo en cuenta el tipo de proyecto que es.
TL: Un propósito que nunca cumples.
DM: Nunca aprendí a tocar la guitarra. Tal vez algún día.
TL: Un miedo que no sepas superar.
DM: Me considero una persona valiente. Tendría que pensar mucho para encontrar algo a lo que no me haya atrevido. Otra cosa es que me haya salido bien.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
DM: La vida misma; nunca deja de sorprenderme para bien y, por desgracia, para mal también.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
DM: ¡Te parece poco todo lo que te estoy contando!! Pero tu pregunta te la contesto: me gustan mucho mis manos.
TL: ¿Qué virtud envidias?
DM: Envidio a la gente que no le cuesta madrugar.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
DM: Famoso. Es un concepto horrible. Me explico: cuando alguien te ve por la calle y te dice «¡tú eres famoso!», yo le digo: No, soy actor y, a veces salgo en la tele. Muchos jóvenes creen que en la vida hay que ser “famoso” para triunfar y ser feliz. Hay que intentar cambiar ese concepto.
TL: Una pesadilla que no olvidas…
DM: De vez en cuando sueño que me sacan a un escenario con el público mirando y no me sé el texto. Pero vamos, es un sueño que tienen casi todos los actores que conozco. Curioso, ¿no?
TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.
DM: Divertida, inteligente y cariñosa.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
DM: La risa y la mirada.
TL: ¿Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
DM: ¿Qué otro proyecto tienes por delante? Y yo te contestaría: repetir de Don Juan Tenorio en Alcalá de Henares en octubre. Uno de los mayores retos a los que me he enfrentado en teatro. ¡Todo ese texto en verso! Eso sí, cuando lo tienes controlado es como pilotar un Fórmula 1 a toda velocidad.
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