Eric Masip: «Cada día, frente al espejo, veo la mejor versión de mí mismo»
Una lesión le apartó del deporte y le regaló el que era el sueño de su vida: ser actor. Aunque, en un principio, no acertaba a ponerle nombre a su vocación, siempre iba disfrazado del personaje de película que veía en ese momento. Eric Masip captó la atención mediática en “Veneno”, le vemos ahora en “Alba” y, en nada, aterriza en Netflix con “A través de mi ventana”. Lo suyo no ha hecho más que empezar, así que podré saldar la deuda de preguntarle por alguna de sus pasiones secretas…
The Luxonomist: ¿Qué te da el cine que no encuentras en ninguna otra actividad de la vida?
Eric Masip: La capacidad de vivir todo tipo de experiencias, emociones y estilos de vida sin tener pagar el precio en tu propia vida.
TL: ¿Qué tiene Bruno, tu personaje en “Alba”, para que se empatice irremediablemente con él?
Eric Masip: Que todo lo que hace lo hace desde el corazón, sin alevosía, sin maldad. Todo por la gente a la que quiere.
TL: ¿Qué le has dado y qué se ha llevado de ti después de tanto tiempo metiéndote en su piel?
Eric Masip: Me ha dado algo muy especial, que es poder atravesar situaciones emocionales adversas sin perder la sensibilidad, la apertura. Y él se ha llevado todo lo que tuve que abrir en mí para regalárselo.
TL: ¿Conseguías dejar al personaje que el set de viaje y olvidarte hasta el día siguiente?
Eric Masip: Lo que es el drama del personaje lo podía dejar en el lugar de trabajo, pero con el trabajo que estaba haciendo para sensibilizarme, volvía a casa mucho más blandito que de costumbre. Y más agotado también de todo lo vivido en el set.
“Los talentos que se resisten son solo por falta de horas”
TL: ¿Por qué en “casos de manada” la mujer es la más cuestionada y la que tiene que demostrar que dijo NO?
Eric Masip: Esto es un tema muy delicado, y más ahora, no porque haya más casos que antes, sino porque están visibilizándose más. Quizás el sistema judicial tiene sus directrices etc, pero es muy duro que alguien que ha pasado por eso sea tratada como culpable…
TL: ¿Nunca has tenido la intención de seguir los pasos profesionales de un padre deportista y campeón?
EM: Por unos años sí, pero me lesioné. Y gracias a Dios, porque la actuación es mi gran pasión. Y si llego a seguir quizá no lo hubiera descubierto nunca.
TL: ¿Recuerdas cómo fue ese momento de: “Papá, mamá… quiero ser actor”?
EM: No recuerdo un momento concreto, fue una idea que se fue soltando poco a poco. Empezó ya en mitad de la lesión (fueron 2 años), pero cuando me decidí a hacerlo recibí mucho apoyo.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
EM: Ponerme creativo.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
EM: Mi familia.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
EM: La música, estar con mi familia, con mis amigos. El mar. Los atardeceres. Viajar.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
EM:Sultans Of Swing, versión Alchemy. O Money For Nothing.
“Me pongo pesado hablando de cine, aunque voy mejorando»
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
EM: Arte e Historia.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
EM: Cualquiera de Dalí. “La persistencia de la memoria”, por ejemplo, me encanta.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
EM: Creo que todo talento que se le resiste a alguien solo es por falta de horas. Al final creo que hay pocas cosas en el mundo que no se puedan conseguir con práctica, aunque algunas tarden más que otras. Las matemáticas en el colegio se me han resistido siempre, pero tampoco me han interesado demasiado.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
EM: Depende. Hay gente que se niega a la mentira piadosa rotundamente. Yo soy fan de decir siempre la verdad, pero a veces pienso que si la otra persona no lo puede cambiar en el momento, mejor no decir nada.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
EM: Amigos muy cercanos, que te hagan sentir a gusto y te den buena energía.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
EM: Tito.
«La langosta con huevos y patatas fritas es mi plato favorito»
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
EM: La mejor versión de mí mismo hasta la fecha.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
EM: El tiempo.
TL: ¿Qué llevas siempre en los bolsillos?
EM: El móvil y las llaves de casa.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
EM: Nunca he vivido en pareja, así que hablo desde la teoría. Pero supongo que sería la empatía y la flexibilidad emocional.
TL: ¿Tu mayor decepción?
EM: No es una decepción. Pero sí me gustaría pasar más tiempo con mi familia, sobre todo con mis abuelos. Los tengo a los cuatro y son momentos que disfruto tanto, y por desgracia viviendo lejos no los tengo tanto como me gustaría.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
EM: Sobre todo a actores que me gusten e inspiren, cuentas de estilo Gentlemen, cuentas de arquitectura, de viajes y de comida.
«Me gustaría pasar más tiempo con mis abuelos»
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
EM: Cuando hablo de interpretación y de cine. Intento medirlo, pero me apasiona tanto que a veces me cuesta parar. Aunque voy mejorando (risas).
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
EM: Once Upon A Time In Hollywood, de Quentin Tarantino, sin dudarlo. Hay una secuencia donde atardece y los personajes de Brad y Leo vuelven a casa por Sunset Boulevard al son de “California Dreamin’”. Ahí está todo.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
EM: En Menorca, cuando probé la langosta con huevos y patatas fritas. Se convirtió en mi plato favorito.
TL: La pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
EM: Que te contara alguna pasión secreta.
