Sus años de miss ya están lejos. No obstante, será una etiqueta que llevará con ella de por vida. Es lo que les ocurre a muchos actores, que pasan a la historia por un personaje concreto que, con un poco de suerte, deja ver otros más. Inés Sainz se ha reinventado varias veces y eso es lo que le ha permitido sobrevivir en un mundo de gente luchadora y autónoma. Su última aventura se titula ‘Con la miss en los talones’, un libro escrito en compañía que nada tiene que ver con lo que se le presupone por el título…
The Luxonomist: ¿Viviendo un momento estupendo?
Inés Sainz: En uno en el que ya estoy pensando en la segunda parte de la novela, luchando con mi agencia de comunicación y muy volcada en mi marca personal, porque soy mi mejor cliente (risas). Da mucha pereza a veces porque trabajar con uno mismo, tener que gestionar tu marca y tu imagen, no es fácil.
TL: Hay que valer para venderse uno mismo…
IS: Me encantaría que lo hiciera otra persona porque hablar bien de mí misma es algo que me cuesta mucho. Muchísimo.
TL: Alíate con el ego…
IS: Me considero una persona muy humilde y tengo que imponerme un ejercicio psicológico complicado, tratándome como si fuese un gran cliente, maravilloso y fascinante, al que no hay que dejar escapar. Eso es fácil con otro, pero con uno mismo… ¡ni te imaginas! Me cuesta muchísimo.
TL: ¿Y cómo vences el pudor para hacer eso?
IS: Es un ejercicio de cerrar los ojos y pensar que estoy hablando de otra persona, que no tiene nada que ver conmigo. También es cierto que muchas veces le pido a la gente con la que habitualmente trabajo, que me digan si me he pasado en adjetivos o he hecho lo correcto.
TL: ¿Tienes la sensación de que la gente te responde con sinceridad o tratando de quedar bien?
IS: Los amigos siempre dicen la verdad… aunque duela. Y mi equipo también. Yo procuro trabajar con gente que es amiga, porque entre otras cosas, al final me lo paso mucho mejor. Ellos saben que necesito que me digan la verdad, por eso lo que está mal lo corrijo y no pasa nada. Es fundamental que no me mientan.
TL: ¿Cómo o por qué se te ocurre escribir un libro?
IS: Siempre me ha gustado escribir, pero fue una iniciativa de Víctor Blázquez (coautor). Si no llega a venir él con la idea ya muy masticada y pidiéndome ayuda un poco para contextualizarla y darle forma, yo no lo habría hecho.
TL: ¿Sola no te habrías arriesgado?
IS: No, por puro pudor también. Ya la gente alucina un poco con mi perfil y con las cosas que hago, como para convertirme en escritora. Siempre iba a ser más fácil con Víctor que sola, la verdad.
TL: ¿Sola no lo hiciste por pudor o también por inseguridad?
IS: Ya no hay tanta inseguridad en mi vida. No lo habría hecho por timidez. Me he demostrado de lo que soy capaz y de lo que no. Los resultados que obtengo con mis clientes están ahí y, aunque sea humilde, los datos son los que son.
TL: ¿Y cómo convive esa timidez con la exposición que tienes que tener?
IS: Ya lo tengo muy superado. Estoy rodeada de la misma gente de toda la vida, de mi familia y de mi núcleo duro de siempre. Ellos me conocen perfectamente y es ahí donde me refugio. Digamos también que tengo ya un personaje muy creado, profesionalmente hablando. No es fácil que dé acceso a mi vida privada a gente que es del trabajo.
TL: ¿Cómo es la línea entre la mujer y la profesional, entonces?
IS: No sabría decirte. Intento que no se mezclen, porque necesito separar ambos mundos por muchos motivos. Cuando veo que se están acercando y me encuentro un poco perdida, me voy a Bilbao y allí es donde realmente me siento yo cien por cien. En mi entorno la gente no ve ni a la miss, ni a la super ejecutiva, ni a la escritora. Solamente se ríen de todas mis tonterías y me tratan con normalidad.
TL: ¿Nunca te has arrepentido del camino tomado?
IS: No, jamás. Me encanta cambiar, evolucionar, reinventarme y aprender. Nunca me he instalado en la zona de confort.
TL: ¿Ocupas el lugar que mereces?
IS: Yo creo que sí. Tengo el reconocimiento de todos los profesionales que me rodean, de la gente que admiro de tantos años que llevo trabajando. Noto el cariño y creo que me he ganado el respeto de la profesión, en la que me dicen que poco tengo que ver con el prototipo de miss tonta al uso, aunque creo que ese topicazo ya no existe, el de “niña guapa igual a tonta”. Te diré que antes estaba muy acomplejada e intentaba no ser ni la más mona, ni la más alta. Nunca iba con tacones y no me arreglaba mucho, hasta que llegaron las redes sociales y me dije “¿por qué no tengo derecho a salir mona también en las fotos?” Soy mi propia marca personal. Era feliz en mi mundo detrás de las cámaras, trabajando para los clientes porque ellos siempre tenían que brillar más que yo, no tenía que ser yo la protagonista. Yo lo soy en mi propia vida y el que se quiera sumar, ¡adelante!
TL: La madurez nos posiciona…
IS: Eso es. Estoy encantada de haber cumplido años, de haber madurado. Ser madre, emprender, gestionar mi propia empresa ¡lo hago todo!.
TL: ¿Tienes la sensación de que el pasado siempre vuelve?
IS: Con respecto al tema miss, no he conseguido nunca que desapareciera. Sí es cierto que cuando estuve trabajando para unas marcas, estuve lejos del foco mediático, aunque me seguían preguntando por esa etapa. Hubo unos años en los que parecía que renegaba porque no conseguía vencerlo, pero ahora he decidido que si no puedo quitármelo de encima, me uno a ello. Me molesta el topicazo que hablamos, lo demás ¡no pasa nada! Como no tengo ego, ni necesidad de contarle al mundo mi vida privada, fue muy difícil la etapa de miss, sobre todo al principio por mi timidez. Llevé, en ese momento, muy mal la fama.
TL: En algún momento te sentiste utilizada?
IS: No, ni considerada mujer objeto. En el mundo de la moda eso es así. A mí lo que me gustaba era subirme a una pasarela, dar cuatro vueltas, probarme tropecientos vestidos y que me pagaran por ello. No podía pedir más. Me he sentido peor fuera de ese mundo, en el ámbito privado. He vivido el ‘Me too’ en el ámbito de los directivos, no en el de las modelos.
TL: Delante de la cámara ¿habrías seguido más tiempo?
IS: Si no fuera por el tema de la cámara, seguramente sí. Soy feliz delante de un objetivo, me fascina… pero lo que conlleva después, no. También es verdad que ahora la fama, gracias Dios, no es la de antes. Noto el cariño de la gente y el reconocimiento. No tengo ni un solo hater en las redes sociales.
TL: ¿Ha habido un punto de inflexión concreto en tu vida?
IS: Sí, mi hijo. Su nacimiento, por supuesto, pero sobre todo su crecimiento. Tiene ahora 6 años y me veo ante la aventura de criar a un niño y encauzarle por el buen camino. Aunque siempre he sido muy coherente desde muy joven, sé que tengo que tener mucho cuidado con la proyección de mi vida porque no me gustaría que nadie le fuese a contar a Mateo que su madre ha hecho algo negativo.
TL: ¿Cómo es la Inés madre?
IS: Procuro ser como la Inés mujer. No soy ni consentidora, ni de prohibir por prohibir. No soy experta en educación y no se me ocurriría dar consejos a nadie. Hago lo que buenamente puedo. Me guío mucho por el sentido común y hago lo que me gustaría que hiciera mi madre si yo fuera niño. Espero hacerlo bien y el tiempo dirá si lo he conseguido. Espero criar a un buen ser humano y muy independiente.
TL: ¿Cómo es ahora?
IS: Es un niño muy espabilado porque es hijo de padres divorciados, el único de su clase, por cierto. Es muy parlanchín y me reconozco mucho en él. Su mejor nota es en expresión oral. Es abierto, muy sociable, simpático y todo el mundo que le conoce le quiere muchísimo. Para él no soy aún escritora porque dice que solo se es cuando escribes más de un libro. Así que estamos con la preparación de la secuela de ‘Con la miss en los talones’ y otro que me voy a lanzar a la aventura de escribir en solitario. Ya te contaré.
*Localización: Wanda Café Optimista *Próxima semana: Ángel Caballero.
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