Hay personajes que calan tan hondo en el ideario popular, que transitan en paralelo de la vida de quien los creó. Marcial, de Médico de Familia es parte de esa vida en la trayectoria personal de Jorge Roelas. Después de más de 20 años, alguien le sigue llamando por la calle con el nombre de su personaje. Su sombra sigue siendo alargada, pero el actor de hoy es un hombre luchador que no acepta el desánimo, se reinventa sin disimulo y no cambiaría la interpretación por ninguna otra propuesta vital. A lo único que aspira es a ver sus proyectos materializados. Y sí Jorge, a pesar de mi pudor, he publicado tu última respuesta.
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Jorge Roelas: La posibilidad de desarrollar mi vocación. Conocer a gente maravillosa. Aprender siempre. Vivir vidas y situaciones que la vida o que otras profesiones no me brindarían jamás.
TL: ¿De niño eras ya el teatrero de la pandilla?
JR: No fui al teatro hasta que tuve 15 años. Pero es cierto que siempre cantaba y era muy teatrero. Creo que fui monaguillo sólo por subirme al altar, que no deja de ser un escenario.
TL: ¿Cuándo te das cuenta de que lo tuyo es “jugar a ser artista”?
JR: La primera vez que fui al teatro. Año 1975. Jesucristo Superstar. Fue verlo y saber que yo quería hacer eso y que lo iba a hacer.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
JR: Jamás. Nunca he trabajado en otra cosa. La vida es inestable. Me gusta la sensación de no estar seguro de lo que va a pasar.
TL: En las horas bajas, ¿las decepciones han desbancado a las certezas?
JR: Las horas bajas me duran poco. Tengo unos versos que me acompañan siempre:
Para curar mis heridas
Esta máxima inventé.
¿Tú te vas a hacer un mundo?
Yo me voy a hacer un té.
TL: ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
JR: El tiempo pasado fue mejor cuando fue mejor. Lo que vives en el momento también va a ser pasado, así que: A disfrutarlo.
TL: ¿Te imaginas haciendo otra cosa?
JR: Como profesión no. Pero me imagino viajando y disfrutando de la vida sin tener que trabajar, financiándolo con los derechos de autor de mis obras.
TL: ¿Has descubierto que hay vida más allá de la interpretación?
JR: La vida que hay más allá es la fuente de inspiración para la interpretación. No te la puedes perder.
TL: ¿Qué queda del Marcial de Médico de familia en el actor de hoy?
JR: El recuerdo de un trabajo del que estoy muy orgulloso y muy agradecido porque me tocara la suerte de realizarlo. La gente aún me para por la calle y me llama Marcial y han pasado más de veinte años de aquello. Eso es un éxito. Sólo puedo decir: Gracias, Gracias, Gracias.
TL: La crítica, el público y la profesión… ¿han sido justos contigo?
JR: A veces sí, a veces no. ¿La vida es justa? No. Crítica, público y profesión no son más que una copia de la vida. No renuncio a ninguna injusticia. Gracias a ello soy lo que soy.
TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
JR: Los besos y los abrazos de mi madre.
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
JR: Quererse mucho a uno mismo.
TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?
JR: Vivir ya es una gran locura, llena de ingredientes muy locos.
TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
JR: Cada persona es única. Los rasgos son intransferibles. Me acepto tal y como soy. Y si meto la pata, sé pedir perdón.
TL: ¿Algún vicio es sano?
JR: Depende de lo que cada uno entienda por vicio. Y de lo que entienda por sano.
TL: Un placer prohibido que te permites.
JR: Me permito el placer de no decir cuál es mi placer prohibido.
TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
JR: Saber pintar cuadros. Ser manitas en la casa. Tantas cosas… No se puede ser todo, no hay tiempo.
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
JR: No hay ninguna pregunta específica como para decir que me incomode. Tal vez cuando te quieren hacer elegir entre las diferentes facetas de mi profesión.
TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
JR: No tengo respuesta para esta pregunta. Y llevo pensando un buen rato.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
JR: TODO LO QUE SUCEDE, CONVIENE.
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte.
JR: Tengo tanto mundo por descubrir que no sabría decirte. De lo conocido, puede que Formentera. Y en los brazos de mis hijas.
TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
JR: Hay que saber escuchar las críticas. Escuchar es lo único que te hace crecer.
TL: Un propósito que nunca cumples.
JR: Dejar de beber cerveza e ir al gimnasio.
TL: Un miedo que no sepas superar.
JR: Afortunadamente he superado muchos, porque he tenido muchos. Tengo vértigo. Tal vez ese, miedo a las alturas. No escalaría jamás. Y bañarme en el mar donde me cubre. La película TIBURÓN me hizo mucho daño.
TL: ¿Eres de disfrutar el momento o ahorrar “por si acaso”?
JR: He sido de disfrutar mucho el momento, y ahora intento disfrutar del momento, pero ahorrando un poco por si acaso.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
JR: La inocencia de los niños y de los que no han perdido la inocencia. Eso en el buen sentido. En otro sentido, que no seamos capaces de querer al prójimo. Me sorprende que haya gente que quiera ser el más rico del cementerio. Se pierden lo mejor de este mundo que es compartir.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
JR: No te lo puedo decir… Córtame la mano.
TL: ¿Qué virtud envidias?
JR: Procuro admirar las virtudes de los demás, no envidiarlas.
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
JR: Siendo tú mismo. Aceptándote y dejándote ser. Eso siempre transciende.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
JR: Los calificativos los hacen siempre los demás. Y no suelen ser objetivos. No me los tomo en serio.
TL: ¿Qué caprichos te permites?
JR: Ayudar siempre que puedo a las personas que me lo piden. Y depende del dinero que tenga, viajar, comer. Me permito el capricho de sentir, de llorar, de amar.
TL: Una pesadilla que no olvidas.
JR: No me acuerdo, la olvidé.
TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
JR: No me considero una persona extravagante. Pero intento no reprimir lo que me apetece hacer siempre que no haga daño a los demás. Me refiero a un daño físico. Cuando uno se reprime es siempre por el impacto que pueda causar en los demás y no pienso dejar de ser yo para que los demás estén más cómodos.
TL: ¿Qué le agradeces y reprochas a tu físico?
JR: No tengo nada que reprocharme. Mi físico me representa. Doy gracias por ser como soy. Yo me miro al espejo todos los días y me digo cosas bonitas, piropos y también que me quiero mucho. Es un ejercicio que recomiendo hacer a todo el mundo.
TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.
JR: Sinceridad, sinceridad y sinceridad.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
JR: Ser tú mismo. Quererte mucho. Estar seguro de ti mismo. Confiar en ti. Y ser amable.
TL: La prenda que no falta en tu maleta cuando sales de viaje.
JR: Calzoncillos. Siento no ser muy original.
TL: Sé que han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
JR: Me gustaría que me hubieras preguntado (y espero que publiques mi respuesta, porque es lo que quiero contestar) ¿Por qué estoy convencido de que Amalia Enríquez es una profesional de primera y siempre está dispuesta a ayudar a todo el mundo? Pero como no me lo has preguntado, no te puedo contestar.
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