Dejó la carrera de Derecho para estudiar Periodismo. Mosqueo en su casa y felicidad en su vida. No sé si en represalia, su padre le quitó de la cabeza lo de ser futbolista, aunque José Luis Vidal reconoce que no era precisamente bueno. Le pone de buen humor sufrir haciendo deporte y las agujetas. De cañas se iría con Florentino Pérez y de fiesta con los tres Mosqueteros del programa de Ana Rosa. ¿Sus nombres? Antes tendría que cortarle la mano…
The Luxonomist: ¿Qué te da la comunicación que no has encontrado en otra actividad de la vida?
José Luis Vidal: No sé si para mí tiene una respuesta clara esa pregunta. Desde el principio fue vocacional. Abandoné la carrera de Derecho para estudiar Periodismo en contra del consejo de mis padres. Imagino que cuando uno cree firmemente que vale para algo, poco le pueden decir para evitarlo. Pero antes de ser periodista fui pizzero, comercial y camarero. Me habría buscado la vida. La comunicación lo que me da es seguridad.
TL: ¿De joven ya apuntabas maneras de comunicador?
José Luis Vidal: Siendo pequeño rompí la impresora de mi padre cuando monté un periódico con las noticias de la comunidad de vecinos. Quise imprimir más ejemplares de la cuenta y acabé cargándome la impresora. No pasé del primer número y fue un fracaso estrepitoso. ¿Puede que eso sea apuntar maneras?
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de dedicarte a esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
José Luis Vidal: Si con 37 años y la suerte que he tenido me hubiera arrepentido tendría un problema, ¿no?. Para nada, nunca. Hay profesiones muchísimo más duras que la nuestra. A mí de momento me ha dado más alegrías que disgustos. Llevo mal los acomodados del gremio y los egos, que hay demasiados, pero aun así, estoy donde siempre he querido estar. Además, mi padre me quitó rápido de la cabeza lo del fútbol.
TL: ¿Nos hemos perdido a un gran futbolista?
José Luis Vidal: ¡Ja! Nada más lejos de la realidad. El fútbol estará satisfecho de que colgara la botas hace unos años. Siempre he sido (y soy) muy competitivo, pero no tenía ni de lejos el talento suficiente. Con decirte que era mejor rematando de cabeza que con el balón en los pies, está todo dicho. Por eso ahora he cambiado el balón por la raqueta. Y me va igual de mal.
TL: ¿Cuál ha sido ese punto de inflexión, vital o profesional, que te ha cambiado la vida?
José Luis Vidal: ¿Uno solo? La vida me ha cambiado varias veces. Personalmente pasé miedo cuando estuve a punto de perder a mi referente vital hace un par de años. Profesionalmente la verdad es que en todos los cambios quemé las naves para “empezar de cero”, pero de momento, no me ha ido mal. ¡Ah! Romperme el ligamento cruzado sí fue un punto de inflexión. Me di cuenta de mi dependencia del deporte, pensaba que no era para tanto. Fueron meses complicados para alguien tan hiperactivo como yo.
TL: ¿Cuántas veces te has arrepentido de no haber llegado a tiempo a algo?
José Luis Vidal: Partamos de la base de que tengo una percepción espacio-temporal propia. Por lo tanto, tengo tendencia a llegar tarde siempre a casi todos los sitios (disculpas públicas a todos los afectados). Al margen de eso, llego tarde, sí, pero llego. Nunca me he ausentado de un sitio en el que quería o tenía que estar, al menos eso creo… Y si ha sido así, hubiera agradecido que alguien me lo dijera. No soy el más espabilado de la clase para esas cosas, vivo bastante en mi planeta. Que es divertidísimo, por cierto.
TL: ¿De Galicia al mundo?
JLV: Galicia es infinita, es el mundo en sí misma. Nací en Madrid, pero mi familia es de allí y me siento muy gallego. No hay un lugar en el mundo que me haya maravillado más y en el que me haya reído más. Cuando piso Galicia me libero por completo y me da exactamente igual quién esté delante.
TL: ¿Qué es lo mejor que se te da hacer?
JLV: Quedaría un poco feo que respondiera yo a eso, ¿no? ¡Sí! Ya lo sé, friego los platos muy bien. No he roto ni uno en mi vida… No cuela, ¿verdad? Bromas aparte, no me veo elogiándome a mí mismo así. Que lo digan otros…
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
JLV: De momento, mi padre. He tenido a mi referente en casa. Y la está marcando también un amigo de la infancia. Ojalá lo siga haciendo mucho tiempo. Como decía el bueno de Quintero, “vivir es participar en la fiesta”. El único pecado imperdonable es no vivir.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
JLV: Indiscutiblemente madrugar, me encanta el sonido del despertador antes de que salga el sol. Jaja. Odio madrugar, a unos niveles desproporcionados. Me pone de buen humor sufrir haciendo deporte, las agujetas, el café mañanero cuando estoy totalmente dormido y los boquerones en vinagre.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
JLV: Tengo varias. They don´t care about us de Michael Jackson. No sé si hay una canción con más energía. Lose Yourself, la banda sonora de 8 Millas, esa me levanta en cualquier circunstancia. Y si necesito calma o estoy nostálgico, Hymn for the Weekend de Coldplay.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
JLV: Me acojo a mi derecho a no declarar, señoría. Lo fui en Economía, pero no fue gracias a mí sino a la tozudez de mi profesora Pilar Abio. En su momento no lo entendí, ahora le doy las gracias.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
JLV: La Libertad guiando al Pueblo de Delacroix, la vi en el Louvre, es increíble. Me encantaría plantarla en grande en el salón de mi casa.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
JLV: Mi incapacidad para recordar nombres me frustra sobremanera y mi habilidad con la raqueta, también.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
JLV: Quien diga que no, miente.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
JLV: ¡Uf! Se me vienen muchas personas a la cabeza. Pero la primera mi chica porque ella no bebe y así todo es más fácil. Si la pregunta es con quién me iría de fiesta si pudiera elegir… Mmmm… De cañas me iría con Florentino Pérez, de fiesta con los tres Mosqueteros del programa de Ana Rosa. Ellos saben quiénes son. Pero no puedo decir sus nombres.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
JLV: La que si regateo en directo y me sale sola “¡No me jodas!”. La que no regateo… “Rábago, calla un momento”.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
JLV: Cada año que pasa veo más a mi padre, y no te creas que me hace mucha gracia. Al margen de eso, a un tío muy tozudo, muy cabezón, demasiado a veces. No atiendo a razones.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
JLV: La cadena que llevo en el cuello desde hace más de veinte años. Lleva recuerdos de mis abuelos y mis padres. Una vez me la intentaron robar y salí a correr como alma que lleva el diablo. Sigue conmigo, así que esa carrera la gané.
TL: ¿Qué no falta nunca en tus bolsillos?
JLV: Desde hace un mes las llaves de mi moto y, desde hace muchos años, los cascos para escuchar música. Estoy todo el tiempo con música puesta, soy un coñazo.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
JLV: ¡Ay madre! Son demasiadas. Que juntos seremos indestructibles. Y que por mucho que lo intento, soy un poco desastre con el orden. Pero intento mejorar.
TL: ¿Tu mayor decepción?
JLV: De momento creo que mis mayores decepciones me las he llevado conmigo mismo. Me prometí que dejaría de fumar y de momento aquí sigo, haciendo el imbécil. Eso y no haber visto a Michael Jackson en concierto. Tenía la entrada comprada para su gira en Londres y se murió antes de empezarla. Que tío tan inoportuno. Para el resto de las cosas, como dije cuatro preguntas más arriba, soy muy cabezón.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
JLV: Evidentemente a un tal Rafa, Roger y Novak, Ah! Y ahora también a Carlitos. Al margen de eso, mi TimeLine es bastante sencillo. Sigo a compañeros del medio como a Sonsoles Ónega, Alsina o Joaquín Prat, a todos los medios de comunicación, a los dirigentes de turno y al Real Madrid, claro. Que no se me olvide el bar de Lola de Reverte, aunque ya se prodiga bastante menos.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
JLV: Has tocado en hueso con esa palabra. Si alguien me llama “pesado” me callo y me meto en una cueva. No soporto escuchar esa palabra ni lo que transmite. Pero como he dicho antes, soy muy tozudo, así que tengo tendencia a ponerme plasta si quiero algo. La última, comprarme una moto. Hasta que no la he tenido, no he parado. Bueno, y también si alguien está enfadado conmigo, mi nivel de insistencia para saber los motivos puede ser agotador. Creo que me perdonan para que me calle. No es mal sistema, confiad en mí.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
JLV: ¿Cualquiera de Marvel? Me pido ser Thor. Si la pregunta es seria… me quedaría en The Greatest Showman y en La Milla Verde.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable…
JLV: Sin ánimo de barrer para casa, esta respuesta la tengo clarísima. El pulpo a Feira en Melide. No critico ni por asomo a aquellas personas que se gastan dinerales en ir a restaurantes fascinantes. Pero no creo que nada supere a un pulpo con cachelos y albariño.
TL: Sé que han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
JLV: Ya que lo dices, gracias por las entradas para el concierto de Coldplay, yo no he conseguido. A ver si cuela… ¡Un placer! Nos vemos ya sabéis dónde. ¡A las 21.30!
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