Leonor Lavado: «La vida sin amigos no sería vida»
Siempre se ha dicho que, si no te imitan, no existes. A Leonor Lavado se le resisten pocos perfiles imitables, aunque huye de las voces rasgadas y graves para, entre otras cosas, no forzar en exceso la suya. Acaba de estrenar Hotel Bitcoin y la vemos en Babylon, el nuevo programa diario de Carlos Latre en Telecinco. Por cierto Leonor, tenemos que hablar de ese viaje a India…
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la interpretación que no te ha dado otra actividad de la vida?
Leonor Lavado: Me ha dado alegría y un propósito. La interpretación siempre ha sido para mí el mejor juego y la mayor diversión. El día que descubrí que llegaba a la gente y le hacía sentir, se convirtió en un propósito.
TL: ¿De niña ya eras la graciosa de la pandilla?
Leonor Lavado: ¡Sí! Desde muy pequeña siempre he intentado hacer reír a los demás. En las Nochebuenas y reuniones familiares me disfrazaba, me inventaba tramas y hacía teatros o cantaba. A día de hoy sigo disfrazándome para mi familia en Navidad, ya se ha convertido en un ritual, sobre todo para los más pequeños que lo esperan con mucha ilusión. El año pasado me disfracé de la Sirenita y el anterior de Elsa, de Frozen. Con ellos todo está ganado, no hay mejor público.
“En el instituto, mi profesora de latín fue mi primera víctima”
TL: ¿No eres nadie si no te imitan?
Leonor Lavado: Una imitación funciona cuando el que la está viendo reconoce claramente quién es. Ya sea el imitado una presentadora de televisión muy famosa o tu profesora de latín (a quien yo diariamente imitaba en el instituto). Así que sí, una imitación destaca el nivel de celebridad que tienes. (Aunque sea entre los alumnos de la clase de latín. Posdata: Gracias Mari Pepa, no solo porque nos enseñaste muy bien a declinar, sino porque te convertiste en mi primera víctima…😉)
TL: ¿Ese personaje que se te resiste por mucho que lo intentes?
Leonor Lavado: Normalmente son aquellas mujeres cuyas voces son muy graves y rasgadas. El tabaco, por ejemplo, provoca una inflamación y engrosamiento de las cuerdas vocales, por ello, las personas fumadoras tienen una voz grave y con poca modulación. Reproducir esas voces es difícil para mí y me hace forzar la mía propia. Así que intento evitarlas. Soy de las que prefiero “espacios sin humos” y personajes también.
TL: Estrenas Hotel Bitcoin. ¿La sátira es el mejor vehículo para escenificar lo que estamos viviendo?
LL: La sátira y el humor son la mejor vía para reírnos de nosotros mismos, agudizar el ingenio, y sanar. Para mí reír es la mejor terapia. ¡Y con Hotel Bitcoin eso está asegurado!
TL: Carmen, tu personaje, ¿es el reflejo de la sensatez en la pareja?
LL: Carmen es una luchadora y superviviente. Sus hijos, su marido y la estabilidad en su hogar son lo primero. Hasta que empieza fiesta… ahí todo puede suceder…
“Me aseguro de que las personas que no quiero perder, no se vayan muy lejos”
TL: ¿Nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos?
LL: Hay veces que sí. El primer recuerdo que tengo de perder algo fue con 5 años. Una rebeca que todavía mis padres, de vez en cuando, me recuerdan lo cara que les costó y lo poco que me duró, exactamente 12 horas… ¡Qué le vamos a hacer! Luego ya con el tiempo acepté que era una persona muy despistada y que lo de perder cosas sería algo muy habitual en mí. Así que prefiero no sufrir y pensar que las cosas vienen y van. Y en cuanto a las personas, ahí sí que las guardo bajo llave… A las que no quiero perder me aseguro de que no se vayan muy lejos.
TL: ¿Qué sería de la vida sin amigos?
LL: ¡No sería vida!
TL: ¿Qué te hace sonreír sin remisión?
LL: El humor, sin duda. Las situaciones graciosas que nos pasan son las mejores anécdotas que contaremos.
TL: ¿Un sueño que aspires cumplir?
LL: Ir a La India. Siempre he sentido que haré ese viaje, pero no sé cuándo, cómo ni con quién.
TL: ¿Ese mejor regalo que siempre has soñado y aún no te han hecho?
LL: Un día de restaurantes de lujo y compras con todos los gastos pagados. ¿Alguien se apunta?
«En la vida hay que dejarse guiar»
TL: ¿Una fobia que no puedas superar?
LL: Aún no tengo ninguna. Espero que siga así…
TL: ¿Existen las adicciones saludables?
LL: Si es adicción no es saludable. Es como decir ¿existe algún dulce salado? Hablando de dulce… si tengo alguna pequeña adicción esa es… el chocolate.
TL: Esa palabra que nunca regateas…
LL: “Ea”, como buena cordobesa.
TL: ¿Ha habido un momento en el que hayas pensado: «¡Qué he hecho yo para merecer esto!»?
LL: Cada vez que paso por la sección de congelados en el supermercado… ¡Qué frío!
TL: Imagínate que te pueden dar un superpoder. ¿Cuál te gustaría poseer?
LL: Lo tengo claro. Poder cambiar las emociones y pensamientos en un clic. Los míos y los de la gente. De negativo a positivo. De nerviosismo a tranquilidad, de tristeza a alegría.
TL: ¿Ese rasgo que no soportas de ti coincide con el que no aguantas de los demás?
LL: ¡Sí! El orden es mi asignatura pendiente.
«Me gustaría tener el superpoder de cambiar las emociones»
TL: Ese momento más embarazoso que hayas vivido, un ¡tierra trágame!…
LL: Con 16 años iba caminando por la calle y justo en frente estaba un grupo de chicos del instituto muy populares y guapos. Me dio un poco de vergüenza pasar por su lado, así que decidí cambiar de acera, pero lo que no me fijé es que justo debajo de donde estaba había un socavón en el suelo donde estaban haciendo obra. Me caí al agujero delante de todos…
TL: ¿La última vez que has llorado?
LL: Hace dos días. Le dieron un premio a una compañera de profesión y me emocioné en su discurso.
TL: ¿Hay un libro que haya cambiado tu perspectiva vital?
LL: El águila y la rosa, de Rosemary Altea.
TL: Dime el primer deseo que tengas en tu lista…
LL: Siempre es el mismo. Ser feliz.
TL: ¿Tu mayor decepción?
LL: La traición de alguien que nunca imaginé.
TL: ¿Eres de pedir perdón?
LL: Sí. No tengo problema en hacerlo.
TL: ¿A quién invitarías a la cena de tus sueños?
LL: A Meryl Streep y Jim Carrey.
TL: ¿La mayor enseñanza que te deja la vida?
LL: Dejarse guiar.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
LL: ¿Y tu perro Canu? Es mi compañero fiel y me ha enseñado muchas cosas en la vida. Siempre que hablo de él, me pongo feliz.