Lorena Bachmaier Winter: “Escuchar y leer mucho es importante para no ser masa infeliz”
Lorena Bachmaier Winter (PhD 1994) es Catedrática de Sistemas y Procedimientos de Justicia en la Universidad Complutense de Madrid. También es licenciada en ciencias políticas (relaciones internacionales) y ha publicado, siendo autora o editora, 15 libros y casi 200 artículos científicos. Estos, traducidos a siete idiomas, versan sobre derecho a un juicio justo, justicia y procedimiento.
Su investigación actual se centra en el procedimiento penal comparado, el estado de derecho y la independencia judicial, los derechos humanos y el proceso de armonización legal de la UE. Es ponente habitual en congresos internacionales y miembro de consejos editoriales de numerosas revistas jurídicas, así como de asociaciones académicas internacionales. Es el caso de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP) y la Asociación Internacional de Derecho Constitucional (IACL).
Lorena Bachmaier Winter: Mi bisabuelo paterno llegó a Santander a finales del siglo XIX y fundó la fábrica de cervezas Estrella de Gijón. Mi abuelo materno era de Viena y vino muy joven a España a trabajar en Burgos como ingeniero técnico. Yo he nacido y crecido en Madrid, pero las raíces y la educación alemanas han hecho que me sienta a caballo entre ambos países.
“Desde pequeña siempre quise saber más”
Lorena Bachmaier Winter: Las tradiciones y el idioma alemán se han mantenido en mi familia. Yo estudié en el colegio alemán de Madrid, al que debo mucho. Me educaron en la libertad de espíritu, la creatividad, la responsabilidad y la honestidad intelectual. Encajaba bien con mi carácter, porque desde muy pequeña siempre quise saber más. Aunque también tuve fases en las que los estudios no me motivaban excesivamente.TL: ¿Por qué estudiaste Ciencias Políticas y Derecho?
Lorena Bachmaier Winter: Al terminar el Abitur, y mientras trabajaba a tiempo parcial como traductora, dudaba entre estudiar Arquitectura o Economía. Finalmente elegí Ciencias Políticas porque abarcaba todos los ámbitos de las ciencias sociales, y allí descubrí el Derecho. He de confesar que, viniendo del sistema educativo alemán, la universidad española supuso un shock importante, no siempre positivo. Pero fue una época muy feliz, aunque con un ritmo de locura: dos carreras, mucho deporte, trabajo, pintura, viajes. Desde entonces creo que no he sabido lo que es el aburrimiento.
“La universidad española fue un shock para mí”
TL: ¿Cuándo elegiste seguir la carrera académica en la Universidad ampliando tus conocimientos?
LBW: Compaginaba mis estudios universitarios con mi trabajo como traductora y organizadora de eventos en varias empresas. Al graduarme me ofrecieron trabajo en VW-Seat y en un conocido despacho de abogados. También me dieron la oportunidad de quedarme en la Universidad, tanto en Ciencias Políticas como en Derecho. Entonces pensé que la carrera académica no era una mala opción: me pagaban por seguir estudiando y aprendiendo. Además, en aquel momento la Universidad tenía mucho más prestigio: era el centro de conocimiento y talento por excelencia.
TL: Hoy eres una jurista muy reconocida que colabora con universidades como Harvard, Stanford o Berkeley; el Consejo de Europa y la Unión Europea. ¿Cómo has compatibilizado todo esto con la vida familiar?
LBW: Con ayuda, sacrificio y mucho “time management”. No hay recetas milagrosas. Conciliar es duro, pero hay cosas mucho más duras en la vida. Oigo muchas quejas en nuestras privilegiadas sociedades occidentales que creo están fuera de lugar. Eso sí, defiendo que cada cual pueda decidir sobre sus opciones personales y familiares.
“La naturaleza me da paz y mucha salud”
TL: Has escrito o editado 15 libros y casi 200 artículos científicos. ¿Qué te llevo a elegir los temas de tu investigación?
LBW: Entender otros sistemas jurídicos y la defensa de los derechos humanos. Los sistemas de justicia no pueden ser fuente de injusticias. Me interesa todo lo que gira en torno a la defensa de la dignidad humana, la igualdad y la libertad.
TL: ¿Cuál es tu propósito vital, tu filosofía de vida?
LBW: Mi principio es: ‘No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti’. Mi propósito: ‘Conocer para entender’. Hay propósitos grandilocuentes que implican desconocimiento de nuestra propia insignificancia.
TL: Sé que adoras la naturaleza, ¿tienes tiempo para disfrutar de ella?
LBW: En Madrid, poco. Pero cada vez siento más la necesidad de estar cerca de la naturaleza, me da una inmensa paz, además de salud. Ayuda a centrarse.
TL: Una persona tan inquieta y activa como tú, ¿dónde y cómo recarga las pilas?
LBW: Donde puedo. En el mar de Cádiz o en la Selva Negra. En general intento estar rodeada de belleza, de silencio o de personas interesantes. Huyo de la estupidez y de la mezquindad. Y duermo muy bien.
“Cultura y derecho son interdependientes”
TL: ¿Qué papel tiene el derecho en las actuales y futuras sociedades tecnológicas? ¿El desarrollo jurídico podrá dar respuesta a la rapidísima evolución tecnológica y social?
LBW: Sin un sistema normativo impera el caos, y la convivencia social es imposible. El derecho es ahora tan imprescindible o más que en las sociedades pre-digitales. Ahora bien, los procesos legislativos suelen activarse después de que surja una situación o fenómeno nuevos. Y a veces, ese ajuste a las nuevas realidades –tecnológicas, medioambientales, migratorias, etc.– es demasiado lento o tardío, marcado por los tiempos de la política. La labor de la Universidad es precisamente investigar nuevos fenómenos y proponer soluciones normativas.
TL: ¿En qué medida crees que la igualdad de género depende de la regulación normativa y cuánto de la cultura que caracteriza a cada sociedad?
LBW: Cultura y derecho son interdependientes. Savigny decía que el derecho procede de la cultura de una sociedad. Pero el derecho puede actuar como mecanismo de ingeniería social para cambiar ciertos patrones culturales.
TL: ¿Tienes algún consejo de vida para los jóvenes de ahora?
LBW: Que busquen armonía y coherencia en sus vidas. Cada persona debe encontrar su camino, pero leer y escuchar mucho es importante para no ser masa infeliz guiada por el consumismo. También mantener el contacto con la naturaleza y cuidar la salud.