Lo suyo no es estar quieto, ni intelectual ni físicamente, así que siempre hay algo de lo que charlar con Luis Larrodera. Hoy le llega el turno al cine, porque este polifacético y polivalente profesional es también director del festival de Alfàs del Pi (Alicante), que se celebra del 5 al 14 de este mes. En esta 36ª edición serán premiados, con el Faro de Plata, Malena Alterio, Luis Zahera y el actor hispano-cubano Vladimir Cruz. Màxim Huerta, por su parte, recibirá el Premio Embajador del Festival…
The Luxonomist: La última vez te divertiste haciendo este cuestionario. Espero no defraudar…
Luis Larrodera: Siendo tú estoy convencido de que no será así. ¡Adelante!
TL: Santiago Segura te hizo debutar como actor en Torrente. ¿Esa experiencia te hace entender mejor tu papel como director del festival de cine de Alfâs del Pi?
Luis Larrodera: Santiago me regaló una experiencia inolvidable. Además, él no sólo era el director, guionista y el protagonista de aquel Torrente 3, sino también el productor. ¡Imagínate! Entre las muchas cosas que pude aprender en aquel rodaje, una de las principales fue la responsabilidad que conlleva estar al frente de un proyecto.
TL: Humorista, actor, guionista, presentador de radio/televisión y director de festival. ¿Te has propuesto demostrar que el que mucho abarca sí aprieta?
Luis Larrodera: Jajaja… ¿Te imaginas? ¡Qué va! Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, y de hacerlo además en diferentes apartados o especialidades. Mi único propósito es seguir aprendiendo y dándolo todo en cada proyecto.
TL: Dicen que, en nuestras profesiones, valemos lo que cotiza nuestro último trabajo. ¿Cuál es el precio justo de Luis Larrodera?
Luis Larrodera: El que me ha llevado a presentar recientemente los Premios Creadores 2024, la Gala del Vendedor del Año de la ONCE o el Festival Series Nostrum, por ejemplo.
TL: Eres experto en arrancar sonrisas. ¿Por qué crees que la comedia se valora tan poco en los premios de cine?
LR: Porque la comedia es la eterna infravalorada. ¿Por qué razón? ¡Ni idea! Pero es evidente que el drama siempre está mejor considerado. Quizá, también, porque haya un componente moral que, consciente o inconscientemente, influye a la hora de decidir un premio. Algo así como: “Pero… ¿Cómo voy a premiar esta historia de una boda que sale mal, por muy divertida que sea, y no premiar la historia de la huerfanita que se pierde en la ventisca? ¿Acaso no tengo corazón? ¡No se hable más! Ya que la pobre no tiene familia, al menos que tenga su premio.
TL: ¿Qué moraleja extraes de la aventura de dirigir Alfàs del Pi?
LR: Una que tengo clara desde que vi mi primera película: el cine es algo único y maravilloso.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
LR: Cada vez más. Con el tiempo he ido aprendiendo a disfrutar del camino y no solo del destino. Muchas veces, las prisas no son buenas consejeras.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
LR: Esa frase me provoca una contradicción. Me gusta creer que siempre se puede mejorar, pero no me gusta que esa creencia le pueda quitar valor a lo que se tiene. Si lo aplicas literalmente, nunca llegarás a sentirte satisfecho. Así que, disfrutemos el presente y dejémonos sorprender por el futuro.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
LR: A mi adolescencia, tal vez. A esos veranos en los que no había nada que hacer más que disfrutar con los amigos. Pero un viaje de ida y vuelta, ¿eh?
TL: ¿Tu mayor conquista?
LR: La de confiar en mis sueños y llegar a vivir de lo que me apasiona.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
LR: ¡Por supuesto! Los días que nacieron mis hijas. Inolvidables.
TL: Si fueras un producto, ¿cuál sería tu slogan?
LR: “Indicado para los que tienen algo que contar”.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
LR: ¿Eres feliz? ¡Espero que dijera que sí!
TL: Si te dijesen que eres inmortal y que ninguno de tus actos va a ser castigado. ¿Qué es lo primero que harías?
LR: Probar la sensación de volar, lanzándome al vacío desde una gran altura.
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
LR: Hum… ¡No es una elección sencilla, no! Vista, oído y olfato, no serían negociables, y el tacto, tampoco… así que supongo que, por eliminación, te tengo que decir el gusto y resignarme a que a partir de ahora cualquier comida me sepa a corchopán.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
LR: Jesucristo.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
LR: Más tiempo para poder pensarlo bien. Un deseo no puede pedirse así, a la ligera.
TL: ¿Qué harías si un desconocido/a te besara en la calle?
LR: Supongo que quedarme parado sin saber muy bien qué hacer. Tiene que ser un shock que te suceda eso, ¿no?
TL: ¿Qué canción odias pero, sin embargo, te sabes de memoria?
LR: No odio ninguna canción. Si alguna no me gusta, no la escucho y ya está. La música es algo demasiado maravilloso como para generar odio.
TL: Si pudieras saber una sola cosa del futuro. ¿Cuál sería o qué preguntarías?
LR: Prefiero no preguntar nada, no quiero condicionarme, ni para bien ni para mal. Dejemos que la vida siga su camino. Lo que haya de ser, ya se verá.
TL: ¿Un día perfecto?
LR: No sé decirte cómo sería, pero sí con quién: con mi familia. A partir de ahí, la posibilidad de día perfecto son muchas.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
LR: De temas económicos.
TL: ¿Tu mal chiste favorito?
LR: Ahora mismo, este que me contaron hace unos días: ¿Sabes cómo se comunican los veganos? Por señales de hummus… Jajajaja
TL: ¿Tu mito sexual cuando eras niño?
LR: Marta Sánchez, supongo. Me gustaba mucho, como a media España.
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
LR: Loco, no, pero inesperado, sí. Recuerdo una noche de fiesta en la Universidad de Zaragoza en la que terminé haciendo cola en la puerta del Gobierno de Aragón para solicitar ayudas para poder viajar al extranjero en verano. Antes de empezar la fiesta no tenía ninguna intención de viajar al extranjero, ni sabía que daban ayudas para poder hacerlo. Ese verano volví a Soria, como siempre.
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
LR: ¡Un medidor de cabeza! Jajajaja Es una cinta métrica que te colocas alrededor de la cabeza y te mide el diámetro. Gracias a ella supimos quién era el más cabezón de mis amigos. Jajajaja
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
LR: Ahora mismo no se me ocurre ninguna… pero seguro que sería alguna de las que me harás en nuestro próximo encuentro. ¡Ah! Por cierto, no me has defraudado, como era de esperar. ¡Gracias, una vez más!
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