Su autoexigencia le lleva a no querer verse en la pantalla porque solo repara en los defectos. Miguel Bernardeau lleva la interpretación en el ADN y está seguro de que, con el paso de los años, se dará cuenta de por qué le gusta tanto. Apasionado del mar y experto surfista, le decepciona el comportamiento de la gente con el medio ambiente. En “Josefina” es Sergio, “un chaval muy interesante de interpretar”, que hará olvidar su paso por “Élite” y entrar de lleno en la etapa de madurez como actor.
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Miguel Bernardeau: Me da la oportunidad de escapar un poco de mí mismo para investigar otras realidades, otras emociones. Romper un poco lo que es mi carácter en pequeñas piezas y juntarlas de otra manera. Ese proceso es muy terapéutico, te obliga a algo que hoy en día te viene muy bien: conocerte más a ti mismo en lo positivo y en lo negativo. Yo disfruto y necesito lo que hago, me gusta mucho y creo, además, que me viene muy bien personalmente escapar un poco de mí mismo. Creo que, con los años, entenderé mejor por qué me gusta tanto.
TL: ¿Por qué no podías renunciar a convertirte en Sergio?
Miguel Bernardeau: Es un chaval muy interesante de interpretar. Aunque en la película no se cuenta su historia y no se explica por qué está en la cárcel, sus circunstancias eran muy especiales. Está ahí porque un día, con 19 años, conduciendo por la carretera y tras haber tomado dos copas, iba a la discoteca con sus amigos. En un momento se gira para atrás para decirle a un amigo que deje de hacer el gilipollas y, entonces, atropella a una mujer.
Se baja del coche para ver qué ha pasado y ve que la mujer está muerta. A él le da un ataque de pánico y sale corriendo con el coche, se da a la fuga. De un día para otro le condenan y entra en la cárcel. A mí me interesaba mucho eso, investigar cómo es que de pronto, de un día para otro, tu vida se corte por completo. Creo que es algo muy duro y que no mucha gente ha experimentado. Me apetecía comprobarlo.
TL: ¿Puede uno, desde fuera, llegar a empatizar con él?
Miguel Bernardeau: Yo creo que sí. Lo puedes hacer desde un lugar desde el que ves a un chaval joven, que no pertenece a un sitio y, sin embargo, está ahí encerrado. Pero, como no se cuenta en ningún momento por qué está en la cárcel, lo del hecho de haber atropellado a alguien, puede ser más difícil para algunos empatizar con él.
TL: ¿Entiendes que un hijo pueda llegar a despreciar a su padre?
Miguel Bernardeau: Bueno, esto no se cuenta en la película. Creamos un pasado para mi personaje en el que su padre le había dado mucha caña desde pequeño. No maltrato psicológico, pero casi. Mi personaje vivió escenas de sus padres peleándose y cómo su padre trataba a su madre de una manera un poco abusiva. Por eso la figura paterna a él le da bastante repelús y la rechaza mucho.
La verdad es que no sé si Sergio desprecia a su padre, pero sí al pasado que representa y que recuerda de su padre antes de que estuviera prostrado en la cama. Con su entrada en la cárcel, con todo el tiempo que ha tenido allí para pensar, se ha acordado de todo eso y ha visto claramente cómo su figura paterna le ha debilitado en muchos sentidos. Llega a pensar incluso que está en la cárcel por culpa de su padre, por cómo él le ha tratado y por las carencias que ese trato paterno le ha llevado a tener.
TL: ¿Eres un buen dibujante o esa habilidad solo era del personaje?
Miguel Bernardeau: No, yo dibujo fatal, pero muy muy mal. Esa habilidad solo era de Sergio.
TL: ¿Qué se llevó de ti y con qué te has quedado de él?
Miguel Bernardeau: Más que llevarse algo de mí, Sergio lo que me ha aportado es más conocimiento del mundo de la cárcel, de los chicos jóvenes que entran ahí y cómo se sienten, porque es lo primero que te planteas al interpretar este personaje. Cómo es la primera noche, la primera semana, el primer año, las primeras Navidades dentro y ese tipo de cosas. Me llevo todas las confidencias de las personas con las que he hablado y que han pasado por eso.
TL: Después de “Élite”, ¿este es el proyecto que te hace dar un paso adelante hacia la madurez como actor?
MB: Este es un proyecto que vino de una manera muy inesperada para mí. Yo hice el casting para esta película, un año y medio antes de que me llamaran para rodarla. No estaba planeado y es, sin duda, un paso hacia la madurez como actor. Cada proyecto es un escalón más, hace que uno aprenda a hacer las cosas mejor, a prepararse y también a apasionarse más por su propio trabajo.
A mí me cuesta mucho verme en pantalla, no me gusto muchas veces porque veo todo el rato que hay cosas que puedo hacer mejor, formas de mejorar y hacer personajes más interesantes, profundos y que atraigan más a la gente para ver mis proyectos. En ese sentido, se puede decir que sí es un paso más como actor.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
MB: Deporte y la interpretación, mi trabajo, contar historias. Tal vez por todo el tiempo que invierto en hacer surf en el mar, también es una de las cosas que mejor se me dan.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
MB: Mis padres, mi hermana y mi novia, también la ha marcado mucho en ese sentido.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
MB: Una comida en familia, una sesión de surf, unos días en el campo y pasear por él. Un atardecer bonito, un rato con mi perra, un proyecto bonito en el que he formado parte. Todo ese tipo de cosas.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión…
MB: Voy cambiando pero, en este momento “Priest to God” de Kanye West.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
MB: Brillante en el colegio podría decirte que en nada. Se me daba bien la historia porque me gustaba y tenía una profesora, Carmen, que me gustaba mucho lo que hacía a diferencia de la mayor parte de los profesores. Nos transmitía su pasión por la historia y eso me llevó a interesarme por todo lo que nos contaba. Nos decía la asignatura como si fuera una historia y era muy guay. Me parecía muy divertido.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
MB: Hay un pintor ruso que se llama Iván Konstantinovich y, aunque no sigo mucho la pintura ¡no te voy a mentir!, este señor me atrajo mucho desde el principio porque tiene muchos cuadros del mar. Y hay uno, que es una tormenta con un barco que se está hundiendo al fondo. Y esa imagen me crea sentimientos muy fuertes cada vez que lo miro.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
MB: Muchos, muchísimos. La cocina, cantar…
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
MB: Puede ser, a veces sí. Dependiendo de la persona y la situación.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
MB: Mi grupo de amigos: Toni, Álex y Pablo. Son mis mejores amigos y la mayor parte de las veces que salgo de fiesta, es con ellos. Aunque tampoco solo salimos de fiesta…
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
MB: La verdad es que no tengo ni idea (risas). Hay días que estoy espeso, como hoy, y me cuesta un poco hablar. Pero seguramente me repita mucho con algunas palabras.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
MB: Veo a alguien que es un niño aún, en muchos sentidos, al que le gusta mucho soñar.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
MB: Mi familia, en la que incluyo a mis amigos más cercanos.
TL: ¿Qué llevas siempre en los bolsillos?
MB: El móvil, salvo que esté de vacaciones y probablemente no lo lleve en el bolsillo. Pero sí un trozo de cera para encerar la tabla y las llaves de la casa en la que esté.
TL: ¿Tu mayor decepción?
MB: Ver cómo la gente trata la naturaleza. El mar, el bosque… en general, todo lo que hay a su alrededor. Es una gran decepción para mí y una pérdida de fe en la humanidad.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
MB: Estoy un poco desconectado de ellas. A veces “cuelgo” cosas, un poco por estar en contacto con la gente que me sigue. Con interés… a algún boxeador o a algún surfista, me mola. Pero no le doy trascendencia a lo que leo en redes sobre mí, al margen de que solo tengo Instagram.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
MB: Me pongo pesado muchas veces porque soy una persona que se piensa mucho las cosas. Me gusta hacer las cosas bien y soy muy crítico conmigo mismo.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
MB: Para quedarme a vivir, no lo sé. Soy muy fan de las películas de Christopher Nolan, de Martin Scorsese… Tarantino me encanta. Un día viviendo en el mundo de “Pulp fiction” molaría muchísimo. ¡Mira, molaría es una palabra que repito bastante! Y también me gustaría un día en “El caballero oscuro” de Nolan.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
MB: Hay muchos restaurantes en España que me gustaría probar, pero el último que me dejó obsesionado está en san Sebastián. Se llama “Rúa 887” y ¡buuufff! es exageradamente bueno y muy muy bien de precio. Creo que ha sido de las mejores comidas que he tomado en mi vida y costó la mitad de lo que pensaba.
TL: La pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
MB: ¿Qué es lo próximo que te gustaría hacer? Y te diría que me gustaría empezar a producir mis propios proyectos; para poder hacer lo que quiero y contar las historias que quiero y que valga la pena escuchar. Que dejen algo en el mundo y que no sean puramente estéticas o estén ligadas a ideas muy banales, que solo sirven para crear falsas expectativas.
Quiero contar proyectos que, de verdad, nos enseñen algo. Eso es para lo que estoy en esto. Siguiendo el ejemplo de muchos actores y actrices de la industria, creo que la mejor manera es buscar tú los proyectos y ponerlos en pie desde el principio.
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