Sin darse cuenta, Pablo Rivero se ha convertido en un prolífico escritor. Sus historias remueven, te hacen pensar y te llevan a lugares que a veces no son cómodos, pero sí necesarios. La matriarca es su sexta novela. Un homenaje a esa abuela que ya no está a su lado pero que sigue permaneciendo en su vida.
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la escritura que no descubriste en otra actividad de la vida?
Pablo Rivero: Mucha libertad. Tengo la suerte de combinar mis dos juegos de infancia: inventarme historias y meterme en la piel de otras personas. Me encanta crear intriga y retar al lector, que no sepa lo que pasa y sorprenderlo hasta el final.
TL: ¿Escribir es un plan B que puede convertirse en A?
Pablo Rivero: Espero que sigan estando a la par. En cualquier caso, me lo planteo como A porque no dependo de que me llamen. Mientras haya lectores que esperen mis libros yo seguiré disfrutando del privilegio de ofrecerles mis historias.
TL: ¿Hay riesgo de que el escritor acabe jubilando al actor?
Pablo Rivero: Ojalá que no, pero me da mucha tranquilidad estar ocupado en algo que me fascina durante las esperas entre que llega un proyecto u otro. Es una suerte.
TL: La matriarca es tu sexta novela. Desde 2017 has publicado sin parar. ¿Qué queda del Pablo de No volveré a tener miedo, tu primera novela, en el escritor asentado de hoy?
Pablo Rivero: Creo que sigue sigo siendo el mismo, mi esencia está intacta. De hecho, ambas novelas tienen como eje principal la familia, el determinismo de haber nacido en un entorno u en otro… Ambas tienen mucho ritmo e intriga, pero creo que hablan de temas importantes como las familias disfuncionales o los problemas a los que se enfrenta la tercera edad en nuestro país.
TL: Siempre nos dicen que nadie conoce mejor a sus hijos. Felicidad, tu matriarca protagonista, ¿llega a conocerlos de verdad?
Pablo Rivero: Una de las frases que he tenido en mente al escribir es “nunca llegamos a conocer a quien tenemos al lado”. Esto es lo que queda claro en muchas investigaciones de sucesos reales, que el culpable suele estar en el entorno cercano. En la familia o, como retrato en el libro, una comunidad de vecinos porque hay convivencia.
TL: ¿Tu secreto mejor guardado está en los libros?
PR: A través de mis libros puedes conocerme mucho, ahí están mis miedos y preocupaciones. Es donde más me desnudo. Aunque quizá para muchos la sorpresa sería descubrir mi sentido del humor y lo payaso que suelo ser.
TL: Cada historia se lleva algo de uno. ¿Consigues dar en los libros la mejor versión de ti mismo?
PR: Aprendo mucho escribiendo, afronto los temas casi como ensayos. Investigo, descubro y suelo tener debate sobre los temas. Esto me hace más sensible a muchas cosas que antes ignoraba y es bonito, porque mis lectores me dicen lo mismo cuando terminan de leer. Me escriben para decirme que después de leer han hablado con su madre o su abuela, que se lo han dado para que lo leyeran… se crea algo mágico.
TL: La soledad de las mujeres mayores está muy presente en La matriarca. ¿Crees que es la pandemia de nuestro siglo?
PR: La soledad también existe cuando se está acompañado y no solo en los mayores. Los jóvenes se relacionan a través de pantallas y se comparan y sufren discriminación y bullying. Estamos enganchados a los móviles y cada vez hay menos diálogo… De todo esto hablo en el libro, es importante estar atentos e intentar compensar.
TL: “La soledad no mata, pero ayuda a morir”. ¿Realmente lo crees así?
PR: La soledad es muy dura y más para nuestros mayores porque, además, implica que no tienen la atención y ayuda que merecen y necesitan como consecuencia de la edad.
TL: ¿El mundo está diseñado para excluir a las mujeres?
PR: Creo que es evidente que siempre lo habéis tenido más difícil, en el libro hablo de mujeres fuertes que están al mando de sus familias y negocios como La matriarca. También de la teniente de la guardia civil que dirige su equipo y a las que no se les perdona fallar porque eso es signo de debilidad, tampoco ser demasiado exigentes porque entonces son unas histéricas y ese tipo de cosas que veo en las mujeres de mi entorno.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
PR: Soy tranquilo en cuanto a que pienso que todo llega y se coloca naturalmente, pero soy muy acelerado en la ejecución. Me gusta aprovechar el tiempo y hacer muchas cosas.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
PR: Eso espero, aunque yo no me puedo quejar. No hay que ser egoísta.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
PR: No cambio el presente por nada, pero ahora estoy muy conectado con mis abuelos, que ya no están. Felicidad era mi abuela y el personaje es un homenaje, me encantaría volver a cuando nos llevaban al cine y me quedaba a dormir en su casa de pequeño.
TL: ¿Tu mayor conquista?
PR: La del valor y confianza cada vez que me lanzo a escribir sin juzgar y divirtiéndome.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
PR: Muchos y muy frecuentemente, por suerte.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
PR: Si hay algo en la actualidad que en el futuro se manifieste como “tema pendiente” o “espinita clavada” para tratar de enfrentarme a ello.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
PR: David Lynch, es historia del cine y de la televisión (jajajaja)
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
PR: Ver a mis abuelos que ya no están…
TL: ¿De qué tipo de publicación nunca serías portada?
PR: Ya no soy portada de ninguna, jajajajaja…
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
PR: El otro día nos pasó representando La importancia de llamarse Ernesto, que es muy divertida y pasan muchas cosas. Lo solucioné apretando el estómago y siendo consciente de que había que salvar la situación o sería un desmadre. Por suerte creo que fue más interno y que nadie del público lo notó.
TL: ¿Un día perfecto?
PR: Uno que tenga un rato para estar en la playa leyendo y viendo la puesta de sol.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
PR: De muchos temas políticos, más que nada porque depende de quién te lo cuente, el origen es uno u otro y ya me fío poco… Tengo la sensación de que por mucho que te informes la verdad ya termina siendo subjetiva.
TL: ¿En qué película te quedarías a vivir?
PR: En una con final feliz.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
PR: Me gustaría contarte que estoy muy contento porque vamos a estar del 15 de mayo al 30 de junio representando La importancia de llamarse Ernesto en el Teatro Pavón de Madrid. Que tengo por estrenar la película El Molino que se presentó en la pasada edición de El Festival de Málaga, con muy buena acogida como pudiste ver, y la suerte de que en menos de una semana hay una segunda edición de La Matriarca.
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