No se maneja bien en los conflictos, por eso prefiere desertar antes de meterse en ellos. Secun de la Rosa es de esas personas que te dan ganas de abrazar sin disimulo. Entrañable, divertido, de los que siempre van a favor de obra. El sentido del humor le ha salvado en muchas etapas de su vida y lo cuenta todo en su monólogo “Las piscinas de la Barceloneta”, que recorre España con lleno absoluto por donde pasa. El fin de la gira será en Madrid el próximo mes de junio.
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Secun de la Rosa: Me da la posibilidad de expresarme creativamente, de hacer un trabajo en el escenario o en una película que busca reflexionar, emocionar, usar herramientas como la imaginación, la inteligencia, el aprendizaje emocional y además hacerlo en equipo.
TL: ¿Entiendes esa vida sin sentido del humor?
SDR: El sentido del humor es necesario en todo. Casi más en la vida que en la ficción. El humor es sinónimo de inteligencia, tirar de ironía, construir diálogos divertidos, tener la capacidad de reírse de uno mismo, el surrealismo para el sinsentido de la vida, para desengrasar tensiones, para crecer … siempre el humor.
TL: ¿De cuántas situaciones vitales te ha sacado a flote ese modo de ver la vida?
SDR: El humor o la capacidad de reírme de situaciones me ha ayudado mucho. En una vida con muchas astillas como la mía, también la imaginación, los sueños y la música me han sacado adelante en mis peores momentos.
TL: ¿La madurez ha hecho que la calma haya jubilado al Secun ansioso?
SDR: Creo que la madurez sí me va calmando, pero también la gente de la que me rodeo, mis ganas de seguir siempre aprendiendo y no perder el espíritu crítico. Soy mucho menos ansioso, sí, pero pero igual de soñador.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido este camino?
SDR: Jamás me he arrepentido de dedicarme al arte. Y cada vez me siento más orgulloso de mi faceta de autor teatral. Ese niño que soñaba contar historias está muy vivo en el autor. Y se es muy generoso escribiendo para otros. Ayuda.
TL: ¿Cuál ha sido ese punto de inflexión que dio un vuelvo a tu vida?
SDR: El primero de niño. Fue descubrir todo lo que no quería ser ni quería en mi vida. Casi un milagro. Luego estudiar teatro, los primeros amigos y mi pareja.
TL: “Las piscinas de la Barceloneta”, ese monólogo con el que recorres España y que no deja indiferente a nadie. ¿Es una deuda contigo mismo, con tu infancia, con tus vivencias?
SDR: Es seguramente el texto más profundo y hermoso que he escrito. Es un homenaje a toda una gente que fue libre y auténtica en un momento tan difícil y que luego quedaron olvidados por unos y otros. Siempre he escrito sobre héroes anónimos, soy muy poco amigo de manipular biopics y crear totems. Me gustan los héroes anónimos. Definitivamente. Y esas mujeres y hombres que sufrieron la ley de peligrosidad social por ser ellos mismos, o creyeron en cambiar el mundo, o en ser libres y no pudieron, en el momento más difícil. Ellos son la esencia de Las Piscinas de la Barceloneta.
TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
SDR: Viajo mucho al pasado. A mi niñez, mi fábula De Fuentes y siempre descubro algo nuevo. O lo interpreto de mejor manera.
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
SDR: Si te hace feliz dormir tranquilo, la honestidad. Ser capaz de mantener esa idea de ser la mejor persona posible, incluso contigo mismo. No sé si feliz, pero momentos de esa tranquilidad parecida a la felicidad.
TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?
SDR: Por amor en su extensión más amplia. Por amor a tu profesión puedes aprender indio e irte a bollywood, o por amor a tus mascotas viajar en coche durante horas por llevarlas contigo…
TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
SDR: A veces una humildad o exceso de empatía, que se puede confundir con quererse poco o hacerme presa fácil de los que no respetan a la buena gente. Si aguantas mucho, tampoco es bueno.
TL: ¿Algún vicio es sano?
SDR: Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar.
TL: Un placer prohibido que te permites.
SDR: Me fascinan los guilty-pleasures televisivos o cinematográficos. Esas tv movies de los setenta con Kate Jackson o Farrah… ver aquellas series en YouTube (Capítulos de Dinasty, Shogun, Pájaro Espino) los “openings crédits” de Dallas o Love boat, esas músicas de Bill Conti… Si hay fiesta en mi casa eso no falta de fondo. Eso, y acabar cantando.
TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
SDR: Tengo lo justo de todo, pero no soy abundante en casi nada. Un poco de altura, de pelo, de fuerza en los huesos, de vista… soy justito.
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
SDR: En treinta años nunca he pedido trabajo a ninguna amiga directora o director cercano. Tampoco pregunto ese “qué estás haciendo ahora”, por lo menos de primeras.
TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
SDR: La vergüenza ajena, las situaciones bochornosas, notar como alguien miente o pelotea de más.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
SDR: Estamos de ida, siempre adelante.
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte…
SDR: En las playas de Huelva.
TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
SDR: Sales muy gordo en esa película. De mi madre.
TL: Un propósito que nunca cumples.
SDR: Por ahora, vivir unos meses en una ciudad de un país anglosajón. Pero me lo debo.
TL: Un miedo que no sepas superar.
SDR: El miedo a los conflictos. Prefiero desertar.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
SDR: Que cuando crees que has aprendido las reglas, aparecen otras nuevas. Cada edad tiene su aprendizaje.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
SDR: Nada merece cortarse una mano. Si queda entre tú y yo pregúntame lo que quieras.
TL: ¿Qué virtud envidias?
SDR: La paciencia.
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
SDR: Ser tú mismo.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
SDR: Más que los calificativos, los prejuicios. Cuando el calificativo es una etiqueta que te pone alguien que no te conoce.
TL: ¿Qué caprichos te permites?
SDR: Los más sencillos. Disponer de mi tiempo lo más que puedo.
TL: Una pesadilla que no olvidas…
SDR: Algún colegio de mi infancia.
TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
SDR: Seguir cantando y bailando mientras me lo pida el cuerpo.
TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.
SDR: Inteligente, buena persona y divertida.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
SDR: No tener estrategia.
TL: Han sido muchas, pero ¿se ha quedado alguna pregunta en el tintero, que te habría gustado responder?
SDR: Al contrario. Emocionalmente ya me tienes fichado.
El pasado mes de marzo, IQOS presentó su campaña 'IQOS Game Changers' que reconoce a… Leer más
No hace mucho tiempo, los medios internacionales se hicieron eco de que los duques de… Leer más
El mercado de la vivienda de lujo en España ha vivido una enorme expansión en… Leer más
La coronación de Carlos III fue, con permiso del funeral de Isabel II, el gran… Leer más
Tras la victoria electoral de Donald Trump, los mercados globales han reaccionado con movimientos significativos.… Leer más
Pocas imágenes de la historia del cine son tan recordadas como la de Olivia Newton-John… Leer más