Un almacén al sur de San Francisco fue el inicio de todo y ahora llega hasta Trujillo para colocar a Extremadura en el epicentro de la producción de diamantes sintéticos. Diamond Foundry, que cuenta entre sus accionistas con el actor Leonardo DiCaprio, espera abrir sus puertas y comenzar su producción de gemas en menos de dos años. La empresa intentará mantener así el objetivo inicial, previsto para finales de 2024.
Tal y como explica el presidente de Diamond Foundry España, Rafael Benjumea, el proyecto se gestó con una conversación con Martin Roscheisen, consejero delegado de la compañía. Fue entonces cuando le trasladó su intención de saltar a Europa, para lo cual necesitaba energía renovable a precio competitivo. Esta fue una de las claves para elegir el enclave extremeño para asentar allí su factoría de diamantes.
Ahora, todo parece más cerca. Ya se ha colocado la primera piedra de un proyecto que cuenta con una inversión estimada en 670 millones de euros. Podría crear 300 empleos directos y mil indirectos. Su objetivo no es otro que fabricar diamantes que sirvan como semiconductores. Intentaría solventar así uno de los grandes problemas que existen en Europa a la hora de la fabricación de vehículos eléctricos.
Además, lo hará con energía limpia. Será posible gracias a la gran llanura de paneles solares que aprovecharán el sol extremeño. Prevén conectarse a una planta fotovoltaica de 120 MW que construirá la empresa Powen. Es un proyecto único y 100 % sostenible, ya que utilizan un proceso de fabricación sin la intensidad de recursos, los peligros y las preocupaciones ambientales que generan los diamantes extraídos a través de la minería.
La industria ocupará una superficie de casi 90.000 metros cuadrados en un polígono industrial de Trujillo. Se utilizará la tecnología más avanzada para la producción de diamantes sintéticos. Utiliza tecnología disruptiva y de altas capacidades, al tratarse del primer productor de obleas de diamantes de un solo cristal en el mundo.
Los reactores de plasma patentados y utilizados por Diamond Foundry permiten la creación de diamantes monocristalinos del tamaño de una oblea (SCD), cuyo rendimiento en conductividad térmica supera ampliamente a los chips de silicio. Por ello, sus aplicaciones como semiconductores son múltiples y van desde los coches eléctricos hasta las industrias de computación e inteligencia artificial o las comunicaciones 5G/6G.
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