Ríos de tinta se han escrito estos días sobre si la industria de la moda vestirá o no a la nueva primera dama de Estados Unidos, Melania Trump. Todo surgió a raíz del comunicado de la diseñadora y activista política adscrita al partido demócrata Sophie Theallet, quien ha vestido a la primera dama Michelle Obama durante los últimos ocho años. A raíz del comunicado de Theallet se ha pedido por activa y por pasiva declaraciones a otras grandes diseñadoras estadounidenses su posición sobre si vestirán o no a Melania Trump y ninguna por supuesto ha respondido.
Por todos es sabido que Hillary Clinton era apoyada por el mundo del cine, la canción y algunos de los diseñadores más famosos Made in USA. Pero no es menos cierto que todos al final, lo que quieren es vender sus prendas. Y francamente, entre vestir a Hillary Clinton – con todos los respetos- pero más una Angela Merkel con joyas, que a Melania Trump hay, cuanto menos, algunas diferencias.
Como siempre la más sensata ha sido Carolina Herrera, quien en declaraciones en exclusiva a BOF explicaba como «en tres meses ( justo para cuando llegue su marido a la Presidencia) todo el mundo querrá vestir a la Primera Dama, primero porque es la mujer del Presidente de Estados Unidos, segundo porque es una plataforma mundial para mostrar los diseños de los grandes creadores de la moda y, tercero porque millones de estadounidenses han votado por su marido«.
Y por supuesto está el negocio, que no es menor. Un estudio de 2010 que examinó 200 trajes usados por la Sra. Obama el primer año después de la elección de 2008 encontró que la primera dama generó 2.700 millones de dólares en valor para las marcas que llevaba, desde Jason Wu a J. Crew.
La duquesa de Cambridge -que tiene la misma capacidad de mezclar estilos caros y baratos, tiene un impacto comercial similar y Newsweek estima que el «efecto Kate» puede valer mil millones de libras esterlinas a la industria de la moda británica.
Melania Trump ha sido habitual de las principales cabeceras de la moda, y tanto ella como la hija de Trump, Ivanka han sido portadas por ejemplo de la revista Vogue. Melania, en 2000 posó semidesnuda para la revista GQ. El vestido de boda personalizado de Christian Dior Couture que llevaba en Vogue se calcula que costó alrededor de 100.000 dólares y fue portada de la «Biblia de la Moda«. El hecho obvio de que Melia Trump sea la mujer del Presidente de Estados Unidos implica que los trajes que se ponga, inmediatamente se vendan online. Ya sucedió con su primer modelo la primera vez que dio un discurso durante la campaña electoral, que se agotó inmediatamente en la web que lo vendía.
Por todo el mundo también es conocido que grandes diseñadores apostaron – como la mayoría de los medios de comunicación- por la victoria de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales; pero no es menos cierto que los posicionamientos legítimos ideológicos no suelen influir de forma directa en las decisiones empresariales. De momento Meliania Trump ha apostado por diseñadores europeos en sus estilismos. Veremos por cuanto tiempo.
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