Tyler Perry es probablemente una de las personas que más ha ayudado al príncipe Harry y Meghan Markle a emprender su nueva vida fuera de la familia real británica. No es de extrañar que por lo tanto haya tenido una especial presencia en la serie documental de la pareja.
A sus 53 años, es una de las personas más influyentes en Hollywood y comparte activismo social con un amplio círculo de celebridades en todo Estados Unidos. Perry ha estado desde el minuto cero apoyando a Harry y Meghan en su compleja salida de Buckingham.
Entre otras cosas, porque comparte con ellos el pasar, y poder contarlo, por el dramático pensamiento de querer quitarse la vida. La propia Meghan Markle lo confesó durante la entrevista con Oprah Winfrey. Aquellos pensamientos suicidas vividos por Markle en palacio fueron la gota que colmó el vaso para que la pareja decidiera cambiar de vida.
Y ahí estuvo Perry, facilitando su llega a Los Ángeles procedentes de Canadá en plena pandemia, días antes de que se cerraran fronteras y viajar se convirtiera en una pesadilla. Tyler Perry les cedió una de sus propiedades durante tres meses hasta que en verano de 2020 se mudaron a su actual residencia de Montecito.
Amigo personal de la propia Oprah Winfrey, ambos han creado un reducido círculo de amigos que ejercen como segunda familia para la pareja. En agradecimiento, Harry y Meghan le convirtieron en padrino de la pequeña Lilibeth, como revelan en el documental.
Para entender la especial relación que les une hay que remontarse a la compleja infancia que padeció Perry. Tal y como él mismo ha relatado, su padre le propició una infancia muy traumática, repleta de violencia física y verbal. Algo que le llevó al borde de la muerte tras un intento de suicidio por las constantes palizas a las que era sometido.
Tyler Perry se cambió años más tarde el nombre legalmente para no coincidir con el de su padre. Supo además mediante una prueba de ADN que nunca fue su padre biológico. Perry reconoció que fue víctima de abusos sexuales por parte de una amiga de su madre cuando tenía 10 años.
A los veinte años se podría decir que Oprah Winfrey cambió su vida. Y lo hizo como mero espectador de su programa, al escuchar en una entrevista el poder sanador que tiene la escritura. Tyler Perry comenzó a reflejar experiencias por escrito y convirtió aquella práctica en su profesión. Se mudó a Atlanta, donde comenzó su carrera como escritor, actor y productor teatral.
Sus obras pronto se ganaron el respeto y seguimiento de un público afroamericano que llenaba sus producciones y compartía lo que allí se contaba. En 2005, con 36 años, su nombre ya estaba en la lista Forbes. Había vendido más de 100 millones de dólares en entradas, otros 20 millones en merchandising, era responsable de más de 300 espectáculos en directo en todo Estados Unidos y unas 35.000 personas veían cada semana sus representaciones.
Su estreno en el cine se produjo ese mismo año, con el guion de Diary of a Mad Black Woman. Recaudó más de 50 millones de dólares con ella. La siguiente, Madea’s Family Reunion, adaptación de una de sus obras más exitosas, le encumbró en el mundo del celuloide. En la promoción de la misma, Tyler Perry cerró el círculo al acudir como entrevistado al show de Oprah Winfrey, de la que ahora es íntima amiga.
Ella junto a Janet Jackson o Will Smith son el núcleo de amigos que le proporcionan la estabilidad emocional necesaria para seguir creando. Forbes estima que al año puede ingresar unos 97 millones de dólares, lo que le encumbra a los primeros puestos entre las cien personas con ingresos más altos del planeta.
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