Javier Bardem y otros actores ratifican su apoyo a Woody Allen

Javier Bardem (52) ha duplicado su apoyo a Woody Allen calificando las acusaciones de agresión sexual en su contra como «vulgares chismes» en una nueva y controvertida entrevista publicada en “The Guardian”. El actor, que anteriormente dijo que no se arrepentía de haber protagonizado filmes con el prestigioso cineasta, dijo que «las personas son inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad en un tribunal de justicia».

Fue contundente al afirmar que «señalar con el dedo a alguien es muy peligroso si no se ha probado legalmente», y que todo lo demás eran simplemente, chismes. Bardem asegura que intenta ir donde la lógica le dicte, que es, según él, «seguir las reglas que existen para establecer si alguien es culpable o inocente». También añade que si el caso se vuelve a abrir y se demuestra que es culpable, será el primero en condenarlo. De hecho, explica que de haber existido la más mínima evidencia de su culpabilidad habría dejado de trabajar con él. 

Javier Bardem y Diane Keaton defienden a Woody Allen

Las acusaciones se remontan a 2013, cuando la hija del director, Dylan Farrow, lo acusó de abuso sexual cuando ella tenía 7 años, en 1992. En este sentido, Javier Bardem explicó que no está de acuerdo con el furor que rodea actualmente al veterano director y que está muy conmocionado por este tratamiento repentino. De hecho, dijo que Allen fue declarado inocente en los juicios en Nueva York y Connecticut, por lo que su situación legal hoy es la misma que en 2007.

Javier Bardem está lejos de ser la única estrella que ha salido en defensa de Woody Allen tras el movimiento #metoo. Diane Keaton también ha expresado su apoyo a Allen, porque es su amigo y sigue creyendo en él. En este sentido, la actriz anima a quien quiera a echar un vistazo a una entrevista de 60 minutos de 1992 realizada durante la amarga batalla que Allen y su ex-pareja, Mia Farrow, libraron por la custodia de su hija. 

Alec Baldwin y Wallace Shawn están de parte del cineasta

Otro actor que continúa la defensa del director es Alec Baldwin. Éste ha calificado las acusaciones de Dylan Farrow de «injustas y tristes» comparando a la joven con Mayella Ewell, el personaje de “Matar a un ruiseñor”, de Harper Lee, donde se  acusa falsamente a un hombre afroamericano de violación. “Una de las cosas más efectivas que Dylan Farrow tiene en su arsenal es la persistencia de la emoción”, tuiteó Baldwin. Y es que, como Mayella en la citada película, sus lágrimas están destinadas a hacerte creer su historia. Pero, insiste, «se necesita algo más que eso para destruir a alguien, independientemente de su fama».

También el actor Wallace Shawn, que ha participado en seis películas de Woody Allen, defendió al cineasta contra las acusaciones de abuso sexual en un artículo de opinión. Escribía en él que las acusaciones no cuadran con el sentido que él tiene del director; y que Dylan pudo haber recordado mal lo que sucedió cuando dijo que Allen la tocó de manera inapropiada cuando tenía siete años, en 1992.

Una lucha familiar que continúa

También escribió que Dylan pudo haber sido influenciada por los sentimientos de su madre Mia Farrow, hacia Allen. En ese momento, ella y el cineasta estaban separados y él estaba comenzando una relación con otra de las hijas adoptivas de Mia, Soon-Yi Previn, que era adolescente. La defensa de Shawn refleja las líneas expuestas por Allen y sus partidarios desde que el caso se hizo público a principios de la década de 1990 como parte de una batalla por la custodia de los hijos entre Allen y Mia.

El hermano de Dylan, Ronan, un periodista que ha informado sobre agresiones sexuales por parte de hombres poderosos, ha apoyado las acusaciones de su hermana. Por su parte, su otro hermano Moses, su hermana adoptiva Soon-Yi (que todavía está casada con Allen y comparten dos hijas adoptadas) las niegan categóricamente. En un extenso ensayo de 3.500 palabras, Shawn criticó la reprimenda de Dylan a los actores que continúan trabajando con Allen a pesar de sus acusaciones, que resurgió en un artículo de opinión del New York Times en 2014. «La carta fue un desafío para cualquier actor que hubiera aparecido en una película de Woody Allen o que hubiera contemplado aparecer en una en el futuro, y no fue difícil para mí darme cuenta de que tenía que tomar esto como algo personal», dijo.