Kim Kardashian, famosa por su exuberancia y su falta de pudor, ha vuelto la Casa Blanca, esta vez para discutir sobre la reforma penal. Con asesoras así, más pendientes de su culo que de otra cosa, Trump sigue dando color y forma a su carrera. Esta vez la estrella de las redes no ha visto al presidente (sus asesores deben haberle recomendado evitar de nuevo la imagen), pero sí ha debatido con la hija del jefe, Ivanka (a quien conocí desfilando en ropa mínima para TCN), y su marido, Jared Kushner.
La reunión versaba sobre el proceso de revisión de penas, continuando así su carrera política que comenzó el pasado mayo cuando le pidió (y logró) a Trump la libertad para Alice Marie Johnson (63), condenada a cadena perpetua en el correccional de Aliceville en Alabama, en la que llevaba más de dos décadas por un delito no violento relacionado con las drogas y el lavado de dinero.
En aquel entonces, Kim Kardashian declaró al ‘Hollywood Reporter’: “Trato de tener en cuenta todas las opiniones, especialmente tras esta experiencia. Y hay muchas cosas sobre las que no estoy de acuerdo, voy a luchar por ello y creo que venceré. Quiero hacerlo por el bien del país”. Este triunfo “político” de la reina de las curvas y los selfies, cuya mejor publicidad es su cuerpo, no dudó responder en una entrevista de la CNN que “todo puede suceder, nunca digo nunca” cuando le preguntaron acerca de sus aspiraciones presidenciales.
Esta nueva visita a la Casa Blanca, además de utilizarla para subir a las redes imágenes en ese decorado (ella, tan acostumbraba a posar en el baño), dice que le ha servido para discutir sobre la revisión de penas: “Empecé con Alice, pero esperen, porque ver las caras y conocer las historias de estos hombres y mujeres que he encontrado en las cárceles me ha hecho reflexionar de que no puedo remitirme a una persona, es el momento de un verdadero cambio”. De seguir así no me extrañaría verla de asesora carcelaria en fecha próxima o montando una asesoría en este tipo de asuntos, uno de los negocios de los que no ha obtenido (aún) dividendos económicos, aunque sí de imagen.
Angustiada por un caso similar al de Alice, Kim está tomando las riendas en otro caso, el de Chris Young, un hombre de 30 años condenado a cadena perpetua en 2010 por posesión de marihuana y cocaína. “Es injusto, lleva casi diez años encarcelado, y tiene sólo treinta”, ha dicho la señora de Kanye West, decidida a ayudar a este hombre cuya posibilidad de obtener la libertad condicional es nula, pues la ley del estado de Tennessee condena a perpetuidad a todo aquel considerado culpable tres veces por los mismos hechos. Kim cuenta con una baza notable, pues la abogado del prisionero, Brittany K. Barnett, lo es asimismo de su otra defendida, Alice Marie Johnson, con lo cual, la apertura de un bufete paralelo de ayuda se me hace cada vez más cercano.
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