Acostumbrada a vivir sin horarios estrictos, en la playa y de manera anárquica como ella misma nos reconoce, Blanca Romero recuerda que durante el confinamiento tuvo momentos complicados. «Sentí claustrofobia y miedo por lo que les podría pasar a mis padres porque los dos son perfiles de alto riesgo. La convivencia con mis dos hijos fue buena porque nos llevamos fenomenal«, nos cuenta con naturalidad la actriz a través de una videollamada.
Durante el tiempo de encierro. -vivido en su Gijón natal- Blanca se hizo adicta a Tik Tok, la red social de moda. La conoció a través de Lucía, su hija mayor adoptada por su ex marido Cayetano Rivera, que le hizo más llevaderos los días. «Yo no tenía ni idea de su existencia. Ya sabéis que no estoy pendiente de las redes sociales. Pero lo probé y durante la cuarentena ha sido mi distracción. Metida en la cocina y haciendo videos una vez que había terminado las tareas de casa, de los niños…«.
Confiesa que su verdadero sueño es ser bailarina, aunque las circunstancias no le fueron favorables cuando era pequeña. «Vivía en una aldea al lado del monte y mi madre no podía llevarme a clase. Me gustaría montar un mini tablao en Gijón donde por cierto no hay ninguno. Sería feliz cocinando yo misma la tortillas de patatas, bailando y cantando. Parezco seria y distante, con esta voz ronca que tengo… pero soy super payasa y me gusta mucho hacer reír a los demás. Creo que es lo más generoso y honesto que podemos hacer por los otros».
La nueva forma de relacionarnos, a través de las pantallas, no le desagrada. «Esta nueva vida virtual es un avance más. Me parece todo más cómodo como por ejemplo poder ver un desfile en pijama sin salir de casa. Y el hecho de que al rodar no haya que dar besos ni acostarse con nadie me parece estupendo». Es tarea del guionista, señala, contar una historia de amor de otra manera.
También disfruta de las videollamadas. Considera incluso que detrás de una pantalla se puede transmitir mucho, casi igual que en persona. «En el confinamiento me ponía hasta perfume cuando iba a conectarme», reconoce entre risas.
En la actualidad percibe a su alrededor muchas ganas de trabajar y de adelantar tarea por si padecemos un segundo confinamiento. Aunque Blanca Romero reconoce haber tenido que cambiar algunos proyectos profesionales a causa de la pandemia, tiene claro que no ha sido la persona que más ha sufrido las consecuencias del parón. Ya que desde hace algún tiempo se encontraba “medio retirada en casa” atendiendo a su hijo pequeño. Además, el encierro se produjo justo cuando acaba de concluir dos proyectos “muy bonitos” para una marca de lencería en México y Nueva York.
Respecto a trabajar con su hija Lucía, con la que comparte muchos proyectos de moda, lo tiene claro: «Nos entendemos muy bien, hay mucha complicidad y nos resulta fácil. Nunca posaría al lado de una chica veinte años más joven que yo en biquini, pero si lo hago es porque se transmite una historia bonita. Es trabajar junto a mi hija».
Blanca Romero ha participado en la tercera entrega de los desayunos virtuales ‘Nuevos hábitos, nuevas iniciativas’ organizado por Citroën. Es una gran viajera pero este verano nos dice que se quedará cerca de casa «no sea que haya que volver pronto«.
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