Tamara Falcó agradece la labor de sus amigas en el doloroso proceso de ruptura con su prometido, Íñigo Onieva. “Gracias a Dios tengo buenísimas amigas, gente que me quiere, gente que me ha ayudado mucho” ha recalcado en muchas ocasiones. Además, no duda en confirmar que se ha sentido muy respaldada por todos sus seres queridos estos días. Sobre todo por su madre, Isabel Preysler, quien el viernes pasado llamó preocupada a su hija por el cariz de los acontecimientos.
“Mi madre era la que nos había dicho que habláramos. Me llamó en el coche y me dijo: “Se está montando una buena, tenéis que hablar””, explica Tamara. De esta forma, la llamada se produjo mientras ambos iban a la boda de una compañera de trabajo. Cuando Isabel Preysler pronunció esas palabras Íñigo le dijo a la madre de su novia: “No te preocupes Isabel, sin problema”.
De esta forma la socialité siguió los consejos de su madre y al ser preguntada por los periodistas, no habló. No obstante, sí dijo una frase llamativa ese día: “Me preguntaron si perdonaría unos cuernos y dije: ¿Estamos locos o qué?”. Después de la boda, Tamara llamó de nuevo a su madre y ella le dijo: “Tamara… hay más vídeos”. En ese momento, la Marquesa de Griñón le contestó: “Mamá, esto es una cuestión de tiempo, si no es de 2019 va a salir, hay que esperar. Mientras tanto te pido que creas a Íñigo porque es mi prometido”.
El sábado ya no todo era felicidad porque él “empezó a cambiar la historia”, tal y como explica Tamara. Fue entonces cuando ella, según reconoce en tono irónico, “le dije la famosa frase del nanosegundo, que encima no sé ni lo que es el metaverso”. “Cuando empecé a ver el flaqueo me dije: “Aquí no voy a pasar todo el día, entre los periodistas y este señor”. Dejé el anillo en la mesa, cogí a mis perras, vino una amiga a por mí, me fui a casa de mi madre y ya empezó a salir todo”, zanjaba la colaboradora.
Tamara Falcó ha asegurado que todo en sí “es una decepción, es una mentira”, pero aún así se quiere quedar “con lo bueno”: “No hubo un momento en el que estuviera sola: mis amigos, vino mi hermana para estar conmigo, aunque también tenía un trabajito”. Y es que desde el momento en que supo que Íñigo le había engañado, lo tenía claro: “La relación tenía que estar basada en la confianza. Cuando se rompe esa confianza… Para mí es como un espejo al que le has dado un martillazo”.
Lo que más ha llamado la atención de Tamara es que no solo se trata de una infidelidad, sino que “hay muchísimo más de lo que yo no tenía ni idea”. Por eso ha vuelto a dar las “gracias a mis amigos de hacerme ver con quién me iba a casar. Me he librado”.
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