“A esa la he parido yo”. Esta frase era una de las que Rocío Jurado utilizaba frecuentemente, cuando alguien se atrevía a hablar mal de su hija mayor, Rocío Carrasco. En aquellos años, en los que se criticaba tanto a Rocío Carrasco (tal vez, a veces, con razón), algunos periodistas quitaron el pie del acelerador, por deferencia a “la más grande”.
Sin embargo, 13 años después de su muerte, no solo algún sector de la prensa, que en su día defendía a Rocío, sino algunos miembros de su propia familia le ha clavado un puñal por la espalda y han roto la promesa que habían hecho a la Jurado.
El primero, Amador Mohedano, quien ha sido el primero en quitarle su apoyo a su sobrina. ¿Cómo habría reaccionado la Jurado si viera esto? Seguramente lo habría desterrado de su reino. Ese reino en el que ella era la Reina y el pilar que mantenía unida a la familia. De igual manera, José Ortega Cano, ahora apoya a Antonio David Flores, con quien en el pasado mantuvo sus más y sus menos. Muchos más, menos.
Pero lo peor estaba por llegar. Ni en sueños, Rocío Jurado habría podido imaginar que su nieta querida, Rocío Flores, la tercera Rocío de la saga familiar, a la que adoraba, y me consta que era mutuo, se sentara en un programa no solo apoyando a su padre, que había demandado a su abuela por 1.000 millones de las antiguas pesetas, unos seis millones de euros, en Gran Hermano VIP, sino que también dándole la razón en la guerra que tiene con su ex, Rocío Carrasco.
En esta guerra entre Antonio David y Rocío Carrasco, no puedo más que exponer lo que pienso y opino. Por un lado, no apruebo que Antonio David haya utilizado los sentimientos de sus hijos y lo que supuestamente pensaban de su madre para venderlo en revistas y platós de televisión y así, además de ganar dinero, lanzar misiles a su ex.
Me da la sensación de que la intención de David con todo esto y con sus llantos incontrolados dentro de la casa de GH VIP es reflejar y hacer saber al público, una vez más, que la Carrasco no es una buena persona y que, lo peor de todo, no es una buena madre. Lo cierto es que, durante años, Rocío Carrasco ha preferido callar y acudir a la justicia. Pero ahora, con este aquelarre que se ha organizado en contra de ella, creo, sinceramente, que ha llegado el momento de hablar.
Me consta y lo puedo decir, que Rocío adora a sus hijos. En una ocasión, durante el estreno del primer musical que ella produjo con Anabel Dueñas, como protagonista, en el Teatro Príncipe Pío, me acerqué a ella y una sola frase provocó que sus ojos se llenaran de lágrimas y comenzara a templar. “Rocío, todo saldrá bien con tus hijos. Ya lo verás”, le dije.
Aún quedan dos meses de concurso y me temo que esto irá a peor. Espero que Rocío pueda sacar fuerzas y contar su versión. También espero también espero que la nieta de la Jurado honre a su madre y a su abuela. Los tiempos de la justicia no son los mismos que los de la tele y poco a poco se puede destruir muy fácilmente la imagen de una persona. Reflexionemos…
*Foto principal: Gtres
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