Preparemos el escenario. Hablemos de una de las islas Hébridas, una isla preciosa situada frente a la costa oeste de Escocia. Una isla con arrecifes escarpados de roca volcánica, con un manto de césped infinito y maravillosos lagos que crean un ambiente que transmite paz, de gran belleza paisajística. Hablemos de Islay.
Famosa también por sus fábricas de cerveza y sus magníficas destilerías de whisky, no todo es tranquilo en esta isla. Desde hace décadas, entre los meses mayo y junio, se celebra en Islay el Festival de Malta y Música, un evento que se ha hecho famoso a nivel mundial y que reúne a los amantes del whisky, la cerveza y la música. Las calles se llenan de conciertos, bailes y otras actividades culturales, y las fábricas abren sus puertas para que la gente conozca de cerca los procesos de elaboración de sus productos. Por lo que si eres fan de las bebidas elaboradas a base de malta -como yo-, éste es uno de los festivales a los que debes acudir al menos una vez en la vida.
Además, hay que destacar que el último sábado del Festival se celebra el Ardbeg Day, el gran evento del año que organiza la destilería de whisky Ardbeg, en el que se abren las puertas y los secretos de esta casa a todos los aficionados y amantes de sus singulares whiskies. Tradicionalmente, el Ardbeg Day tenía lugar solo en Islay, pero desde el año 2012 se ha convertido en un acontecimiento mundial que disfrutan sus seguidores en más de 200 lugares del mundo diferentes. Con motivo de su celebración este año, la destilería Ardbeg ha lanzado su último whisky edición limitada, Grooves.
Grooves es un Single Malt inspirado en el estilo de vida alternativo y hippie que existía en Islay durante los años 60. Su etiqueta y packaging nos trasladan a esta época con su simbología ‘flower power’ en alegres tonalidades amarillas y naranjas, pero el contenido de la botella no deja indiferente a nadie. Se trata del primer whisky de la destilería que se cría en barricas de roble que contuvieron previamente vino tinto. Barricas super tostadas, cuyo carbonizado ha provocado surcos en la superficie de la madera. Y de ahí viene su nombre, ya que surco en el idioma anglosajón se dice Groove, palabra que también hace referencia a las músicas que incitan al baile.
Como todos los de Ardbeg, Groove es un whisky canalla elaborado a partir de un único cereal (la cebada) y con una sola destilación. Secan el cereal de forma natural en pagodas, mediante ladrillos de turba natural calientes, lo que le otorgará cierto toque ahumado. No utilizan sistema de filtrado en frío porque es más agresivo, y les interesa conservar todos los aceites esenciales del whisky responsables de ciertos aromas y sabores. El sistema de elaboración es tradicional, y buscan claramente dar un toque reconocible y muy particular a sus whiskies.
Y en el caso de Groove, el resultado es un líquido color caoba ligero, con una nariz compleja pero suave, con notas avainilladas, tostadas, con algún recuerdo del vino tinto que contuvo la barrica en el pasado. En boca tiene carácter, es sedoso pero potente. Aparecen ciertas notas de pera y frutas blancas, pero dominan los tostados y especiados. Grooves es dulce a la vez que salino, un whisky con mucha personalidad que, o te enamora o lo odias. A mí me enamoró. Pero si quieres probarlo ¡corre! Solo hay disponibles en España 400 botellas de esta edición limitada, a un pecio de 85€. Sin duda, de los whiskies más especiales que posee el grupo LVMH.
Y ahora conozcamos un poco más la historia de Ardbeg, ya que para entender su forma de hacer las cosas hay que acercarse a ellos. La destilería se estableció en Islay en el año 1812, en un lugar de lo más inaccesible (el fin tenía su lógica, ya que con ello pretendían evitar a los recaudadores del rey de la época, aunque el truco les funcionó poco tiempo). Durante los años 1980-1990 Ardbeg sufrió un periodo de crisis en el que su futuro parecía muy incierto, y por aclamación popular -ya que se caracteriza por tener unos consumidores muy fieles-, en el año 1997 The Glenmorangie Company compra la destilería.
Siendo uno de los whiskies del grupo LVMH, Ardbeg ha demostrado tener alma de fénix y se siente orgulloso de ser un whisky de culto, con muchos fans incondicionales y que está en constante crecimiento. El futuro de esta destilería es muy prometedor, así que estaremos atentos para verlo.
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