La viticultura tiene ciertos límites geográficos para su desarrollo y sabemos que la franja ideal para el cultivo de la vid se sitúa entre los paralelos de 30º y 50º en latitud Norte y entre los paralelos 30º y 40º en latitud Sur. Teniendo en cuenta esto, vemos que la Champagne, calificado como el más septentrional de Francia, es un viñedo al límite. Podríamos hablar de ‘línea roja’ puesto que estamos a 49°5 de latitud norte en Reims y 48° en Bar-sur-Seine al sur. Las temperaturas medias para un correcto desarrollo del cultivo deben ser superiores a los 9º C, situándose el óptimo entre los 11º C y 18º C, por debajo de estos límites la viña es incapaz de madurar y muchas veces su supervivencia está en peligro.
Diríamos que el terroir Champenois tiene dos características distintivas: latitud norte, con una situación geográfica en el límite septentrional del cultivo de la vid y un clima dual que hace que la región esté sujeta a un doble clima: oceánico y continental. La influencia oceánica, trae la lluvia constante, sin variaciones significativas en las temperaturas estacionales. Y la influencia continental, asegura los niveles ideales de la luz del sol en verano, pero también trae a menudo devastadoras heladas del invierno.
A lo largo del año el viñedo sufre la influencia de estas variaciones climáticas. Con heladas de invierno que pueden ir de 1 a 3 días a -10ºC y heladas en primavera que pueden destruir los brotes. Incluso el verano, en ocasiones, trae tempestades violentas que pueden dañar las viñas. El viñedo necesita en general unas exigencias climáticas bien definidas, que vienen determinadas principalmente por: la temperatura, la insolación y las precipitaciones. Aunque la madurez de la uva sea muy diferente en función de la variedad: Chardonnay, Pinot Noir o Meunier.
Una de las consecuencias del cambio climático es el aumento en las temperaturas medias, con lo que la viticultura en ciertas regiones vinícolas extremas, como la Champagne, están mejorando. Este aumento de las temperaturas lo que hace es alargar el periodo vegetativo de la vid, influyendo en la madurez y en la calidad final del vino. En los últimos años la Champagne ha pasado de tener una temperatura media de 10,2ºC en 1961 a 11,7ºC en la actualidad, es decir que ha aumentado 1,5º en 50 años. Otra consecuencia del cambio climático es que se ha adelantado la vendimia, en lo que va de siglo por ejemplo, ha habido vendimias en agosto las añadas: 2003, 2007, 2011.
Pero la gran complejidad la encontramos en el amplio muestrario de parcelas que ofrece la región. Se trata de un amplio tapiz de viñedos con diferentes orientaciones en busca siempre de lugares que faciliten la maduración. Pero hablar de viticultura es mucho más complejo porque el clima predominante se modifica según el mesoclima de cada zona, que son las condiciones geográficas particulares tales como la altitud, latitud, exposición del viñedo, vientos dominantes, proximidades de masas de agua o forestales, etc. Clima, mesoclima y microclima en cada parcela en particular, tema este, que daría para una tesis doctoral. (Fotografías: Isabel Chuecos-Ruiz).
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