Es 31 de diciembre y despedimos el año con una tradición muy española que ha cruzado el charco y que está instaurada en Iberoamérica también. Pero existen más tradiciones relacionadas con el vino. Conozcámoslas.
Una de las más conocidas y a la que no prestamos demasiada atención se celebra varias veces al día. Es la Bendición del Cáliz que simboliza la Sangre de Cristo, una “sangre” que debemos beber acompañando su “cuerpo” como alimento de la fe cristiana. Hablamos de la tradición de brindar, que ahora es una acto protocolario o sinónimo de salud y fiesta, pero cuando se inventó allá por el siglo IV a.C., tenía otro sentido ligado a la muerte. Y es que al chocar dos copas metálicas, se derramaba parte del líquido de una copa a otra y si había veneno en alguna de ellas, podía pasar de una a otra. Por lo tanto, o no bebía ninguno de los brindantes, o morían los dos.
La Batalla del Vino de Haro es una fiesta de Interés Turístico Nacional que se celebra en la localidad riojana de Haro la mañana del 29 de junio, festividad de San Pedro. Una tradición que se remonta al siglo VI a causa de una romería a la tumba de un patrón y que derivó en un “bautizo” de vino que luego se convirtió en “batalla”.
Del ritual romano de beber vino en un cuerno se pasó a una botella y de la mezcla de ambos surgió el porrón, mitad cuerno mitad botella o viceversa. El más antiguo se creé que es del siglo XV y se sitúa en el Monasterio de Poblet en Tarragona. Poder utilizar un artilugio en el que compartir el vino sin tener contacto bucal fue un gran motivo para utilizarlo en grandes festividades.
El primer robot de la historia se creó para servir vino. Pero no fue en este siglo sino que Bizancio en la antigua Grecia creó una camarera autómata que servía el vino a partes iguales de agua y vino ante el asombro de los invitados incapaces de entender tal magia. Un invento que pasó desapercibido y que revolucionó a los antiguos y actuales al conocer tal eficaz e inteligente sistema.
Todos conocemos la expresión “Que no te la den con queso”, pues bien, parece que su origen se remonta a cuando los antiguos bodegueros ofrecían una breve cata a los compradores al por mayor para que se decidieran por sus vinos. A veces el vino no estaba tan rico como debía, así que servían estos vinos con queso, de forma que disimulaban sus fallos. Una vez que había comprado y se disponían a probar el vino en casa, de daban cuenta de que se lo habían ‘dado con queso’.
Y para terminar y de acuerdo a las fechas, la tradición de las doce uvas que algunos sostienen se empezó a celebrar para hacer caso omiso a un bando municipal que sancionaba las actividades ruidosas de los madrileños en Navidad. El bando municipal promulgado por el entonces alcalde, José Abascal y Carredano, allá por diciembre de 1882, criticaba y sancionaba algunas actividades ruidosas y de algarabía de los madrileños registradas durante las fechas navideñas.
Según el escrito: “Los madrileños decidieron salir a la calle y, cogiendo como extremo contrario a su situación los ágapes sí permitidos de la aristocracia que las tomaban con champagne, optaron por comer uvas en la actual Puerta del Sol”. Todo esto coincidiendo con el 31 de diciembre.
¡Feliz 2019!
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