Todos conocemos la faceta del vino como bebida. Hemos hecho varios recorridos en la historia. Hemos hablado de su lado afrodisíaco. También hemos conocido como el vino nos traslada a lugares maravillosos de elaboración en rutas enoturísticas. Su papel cultural es incuestionable. Pero además de proporcionarnos placer sensorial al beberlo y acompañarlo con diversas comidas, el vino contiene elementos que lo convierten en beneficioso en otros aspectos, como la salud, la belleza y la estética.
En la antigua Roma y Grecia ya se alabaron las propiedades curativas del vino, pero fue allá por los años 60 cuando se nombró por primera vez algo que conocemos como ‘la paradoja francesa’, en la que un científico afirmaba que el consumo moderado de vino tinto reducía los riesgos cardiovasculares, por los elementos que lo componían. Ya nadie duda, sobre todo por los estudios realizados desde entonces, de que esto es un hecho constado.
Pero además de ser beneficioso para el cuidado de nuestro corazón, el vino tiene otras propiedades relacionadas con la salud. Por ejemplo, ¿sabías que el vino es un antiséptico de las bacterias bucales? También reduce el riesgo de cáncer, aunque esto último es motivo de controversia, pues hay partidarios y detractores dentro de la comunidad científica.
Sus propiedades antioxidantes también ayudan a función cognitiva según los estudios llegados de científicos suecos. Como asimismo, otros científicos de Massachusetts afirman que es beneficioso en la prevención de la obesidad y el sobrepeso al envejecer.
Pero si pasamos al campo de la belleza y la estética, tampoco nos quedamos cortos con las aplicaciones del vino. Aplicado directamente sobre la piel, el vino tiene propiedades que van desde la mejora de la circulación sanguínea, la tonificación de los senos o la reducción de zonas abdominales, además de ser un gran luchador contra el envejecimiento de la piel por los radicales libres.
Polifenoles, flavonoides, viniferina, resvetarol, vinolevure… Palabras que en principio nos pueden sonar a chino, pero que están presentes en el vino y que tienen un poder asombroso en lo que a la piel se refiere.
No podemos obviar que existen multitud de centros tipo ‘spa’, centros de naturopatía o de relax que trabajan desde hace mucho con este tipo de producto y por supuesto, sus resultados funcionan, ya que si no, no estarían ahí. Otras virtudes del vino, belleza, estética y salud. No podemos olvidar que cada vez que brindamos decimos «¡Salud!».
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