Que la gastronomía es uno de los principales atractivos de la tierruca no lo cuestiona nadie. Pero ayer Jesús Sánchez elevó Cantabria a lo más alto del pódium gastronómico con la única tercera estrella que se otorgó en la gala Michelín 2020. El Teatro Lope de Vega de Sevilla bullía ayer noche con lleno total. En las butacas lo más grande de los fogones de España y Portugal. Nadie podía contener los nervios ni la emoción en la gala para otorgar las nuevas estrellas Michelin del año 2020.
Si alguien estaba especialmente emocionado era Jesús Sánchez. Muchos apostaban por que conseguiría la tercera estrella para su restaurante. Lo que no sabía ni él ni nadie, era que su tercera estrella sería la única concedida para el próximo año. En la gala de ayer solamente se otorgó una tercera estrella Michelín y esa fue para Cenador de Amós. De todas las buenas noticias de ayer, es sin duda esta la más llamativa.
Cenador de Amós se convierte así en el primer restaurante de Cantabria en lucir tres estrellas, que se suman a los tres Soles Repsol que ya tiene el restaurante. He tenido el privilegio de disfrutar de la cocina de Jesús en varias ocasiones, lo que me ha dado la oportunidad de conocer su evolución. Cantabria ya lucía estrellada cuando hace algo más de 25 años una casona palaciega del siglo XVIII se transformaba en templo gastronómico. Quizá en aquel tiempo nadie en Villanueva de Pontones, localidad cántabra donde se encuentra el restaurante, imaginaba que aquella joven pareja iluminaría el cielo gastronómico de su comarca.
La joven pareja eran Jesús Sánchez y Marián Martínez, dispuestos a cumplir el sueño de Amós, abuelo del chef. Pero Amós soñaba con una tasca y para su nieto, un hombre sabio, emprendedor, con muchos recursos y saber hacer, la tasca debía ser a lo grande. Así fue como convirtió el sueño de Amós en su proyecto de vida. Menos de dos años le bastaron para que la prestigiosa Guía Michelín le otorgara la primera estrella. La segunda llegó en 2016 y ayer la tercera. Entre medias muchísimos premios, reconocimientos y galardones que le han convertido en un referente internacional.
Este máximo reconocimiento a su talento, calidad de su cocina y fina elegancia, es también un resumen de su trayectoria. A su abuelo le gustaba reunir a la familia y amigos para agasajarles con ricas sopas, guisos y migas, pero Jesús nunca tuvo más antecedentes culinarios que la pasión por la cocina de su abuelo y su ejemplo de generosidad. Dotes que le sobraron para llegar a lo más alto.
Porque la cocina es pasión y generosidad. Y así es Jesús Sánchez. Humilde como suelen ser los grandes, pionero y revolucionario, investigador y alquimista, pero también divertido, culto y valiente. Con una creatividad aplastante y a veces hasta desconcertante, cautiva a sus comensales con recetas sublimes, elegantes y cuidadas hasta la extenuación.
El detalle en toda la casona es tan perfecto que parece que todo estuviera así colocado de forma natural. Nada está fuera de lugar, nada resulta histriónico ni excesivo. Es sencillamente perfecto, acogedor, delicado y en definitiva armonioso. Así son sus recetas también, porque así son ellos, Jesús y Marián. La cocina, la buena cocina, no es otra que el dibujo comestible de la forma de ser del cocinero. En Cenador de Amós comeremos trocitos de Jesús y Marián, de su encanto, sabor y alegría, y comprobaremos como la generosidad que vio en su abuelo Amós también está presente.
Un artista lo es por mostrar su creatividad, Jesús Sánchez, a lo largo de estos 26 años como chef del Cenador de Amós, no solo ha mantenido la creatividad sin perder un ápice de pasión, sino que ha sabido conjugarla con la tradición y la historia de Cantabria. Él mismo soba las anchoas que le llegan en salazón, en su restaurante se elaboran diariamente los panes, y apuesta siempre por el valor de la materia prima cántabra, de su tierra, huerta y mar. Esencia conjugada con una creatividad fuera de serie para ofrecer platos sabrosos, presentaciones bellas y recuerdos inolvidables.
Humilde y ejemplar, ayer solo tuvo palabras de agradecimiento a su mujer Marián a quien pidió subir al escenario, no en vano ella es mucho más que jefe de sala en este tándem estrellado. Tuvo palabras para sus dos hijas y agradeció el trabajo de todo su equipo. Sin ellos nada de esto sería realidad, pero también es verdad que un equipo solo trabaja bien si es motivado por un líder que demuestre que siempre son más las obligaciones que los derechos. Trabajo y pasión, pasión y trabajo, Jesús y Marian, Marián y Jesús. Tres nuevas estrellas lucen ya en el firmamento cántabro para bien de toda España. Enhorabuena de corazón.
Más información: cenadordeamos.com
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