Aterricé en Peralada de manera metafórica y por casualidad (y eso que dicen que las casualidades no existen). Y me emborraché, también metafóricamente, de los múltiples escenarios creados por la familia Suqué-Mateu, convencida estar en un mundo donde nada decepciona.
Beber un buen vino puede ser el pretexto perfecto para conocer y explorar nuevas identidades. Vino y arquitectura, arquitectura y vino siempre han representado para mí un cruce de caminos.
Escribir sobre cualquiera de los proyectos de la familia Suqué-Mateu (propietaria del Grupo Perelada) es correr el riesgo de perderse ante proyectos tan multiculturales como fascinantes. Comprometido con el desarrollo económico y cultural del Empordà, Miquel Mateu (abuelo de Isabel, Javier y Miguel tercera generación al frente) fue quien empezó a abrir camino cuando adquirió el Castillo de Peralada en 1923.
Sus padres pusieron en marcha el Festival Internacional de Perelada y ellos tres han desplegado todo su arte de los negocios para continuar ampliando el patrimonio más allá de cualquier frontera. Porque si algo distingue a esta tercera generación, de otras familias pudientes de España, es la apabullante heterogeneidad de sus muchos y muy distintos proyectos, algunos demasiado evolucionados a su tiempo como la marca de automóviles de lujo Hispano-Suiza.
Hablamos de proyectos que buscan siempre construir su propio mundo llevando el legado familiar a lo más alto. He aquí la relación de sus múltiples proyectos: bodegas en diez denominaciones (con Perelada & Chivite a la cabeza), un Castillo del S.XIV (el de Peralada), un Monasterio anexo al Castillo con su Claustro gótico, un Museo del vino, un restaurante con estrella Michelin, una biblioteca con casi 100.000 volúmenes (1.005 libros originales del Quijote), un Festival Internacional de música, y a las afueras del pueblo un Resort, un campo de golf, los Casinos de Cataluña, ningún sector escapa al peculiar inventario.
Universos distintos que suscitan interés y admiración. Y el inmenso privilegio de conocerlos todos, en primera persona, me permite constatar mi sospecha de que lo grandioso de algunas fortunas está al margen de su valor material.
Y allí en Peralada, un pueblo de 1.500 habitantes en el que la familia permanece arraigada con un compromiso heredado, nos detenemos y encuadramos su último e interesantísimo proyecto. En la recta final y a menos de un año vista de abrir sus puertas, la construcción de una nueva bodega, “la otra bodega”. Un edificio ubicado junto al emblemático Castillo medieval de Peralada con 18.200 metros cuadrados, una capacidad de 2.240.000 botellas y una inversión de 30 millones de euros. Un proyecto que da la medida de los desafíos que esta familia es capaz de afrontar.
Javier Suqué, agrandando horizontes y en busca de nuevos registros, en el año 1990 cogió las riendas e impulso los vinos del Empordà. Él es hoy quien dirige el proyecto vinícola ilusionado con esta nueva bodega cuya idea central es “despertar emociones”. Una experiencia espacial y visual a través de espacios que van a ir contando la identidad y personalidad de lo que empezó como un sueño demasiado grande.
Y desde esa convicción de replantearse continuamente dónde está la excelencia, ambas partes: propiedad y arquitectos han dado a luz un edificio que poco a poco se está dibujando en el Empordà, un paisaje privilegiado en el que RCR Arquitectes (Rafael Aranda, Carme Pigem, Ramon Vilalta) originarios de Olot (La Garrotxa) y Premio Pritzker Architecture Prize 2017 (el Nobel de Arquitectura) han conseguido con un discurso muy personal, audaces nexos entre territorio y vino.
RCR, comprometidos y convencidos de poder dominarlo todo, los tres arquitectos se han deslizado por el mundo del vino de manera coherente evitando lo superfluo y diseñando un edificio donde la realidad parece haber desaparecido porque está proyectada hacia el futuro (para los que dicen que no existe el espacio ni el tiempo). El resultado una bodega sugerente que transluce, ya desde el papel, una carga enérgica difícil de clasificar. RCR han proyectado con una especie de bisturí, de manera clara y precisa, la fuerza que vemos emerger de este edificio único.
Delfí Sanahuja, enólogo de confianza del grupo a velocidad constante desde hace más de 20 años, habla con entusiasmo de buscar la excelencia en toda su dimensión. Un proyecto familiar que apunta a ser espectacular y que promete ser lugar de peregrinación de amantes del vino.
En breve podremos constatar que hay espacios que no se pueden definir con palabras ni necesitan explicación, simplemente encierran un silencio que se compone de emociones que cada cual sentirá al acercarse. La construcción de esta nueva bodega cierra el mágico círculo una vez más, un círculo que empieza en una generación y se cierra en la siguiente, apoyándose en valores verdaderos. Pliegues, giros, signos que descifrar, voces, paisajes latentes sólo para atentos observadores.
El viaje concluye con los mejores presagios para la finalización de ese proyecto y mi yo-viajero os recuerda, tras esta reflexión subjetiva y personal, que tenéis una cita ineludible en Peralada donde encontraréis, fascinante como siempre, un fragmento de felicidad que invita a dejaros llevar…
El grupo empresarial de la familia Suqué-Mateu es un referente en el mundo vitivinícola con más de 450 hectáreas de viñedos en propiedad y de 320 de explotación controlada. Perelada & Chivite (marcas unidas desde 2017). Perelada (Empordà) hacen vinos de gama alta procedentes solo una finca: Finca Garbet, Finca Espolla, Finca Pont de Molins, Finca La Garriga y Finca Malaveïna.
Chivite (Navarra), Casa Gran del Siurana (Priorat), Privat (Cava), Oliver Conti (Empordà), XIII Lunas (Rioja), Viña Salceda (Rioja), Gran Feudo (Navarra, Rioja, Ribera del Duero, Rueda), La Melonera (Ronda), GR Vinos de gran recorrido (Priorat, Ribera del Duero, Rías Baixas), Celler del Pescador (el famoso vino blanco “Blanc Pescador” que se empezó a producir en 1967 con gran éxito a nivel nacional del que sólo se exportaba un 3 %, y del que se llegaron a vender en el año 2000, siete millones de botellas), Cresta Rosa (Vino de aguja que se empezó a comercializar en 1974), P.A.&Co (Sangría).
El grupo es también distribuidor oficial en España de las siguientes marcas vinícolas: Taittinger, La Chablisienne, Domaine Weinbach, Guigal, Lurton, Pedralonga, Crestissimo, Borgo Imperiale, Planeta, Penfolds, entre otras…. Bodegas de todos los colores, cada una separada en su propio recipiente. El Grupo Perelada vende 16 millones de botellas en 53 países y está en el puesto número 13-14 en importancia de las 5000 bodegas que hay en España.
Finca Malaveïna (D.O.Empordà) es su vino más conocido. Viña entre mar y montaña en terreno arcilloso recibe el famoso viento de Norte, la Tramuntana, y a veces el viento procedente del mar. Un vino elaborado con 4 variedades: cabernet sauvignon, merlot, garnacha y cabernet franc, 18 meses en barricas de roble francés nuevas. Primera cosecha hace 20 años, fue el primer vino de finca que produjo Perelada.
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