En muchas culturas, comer insectos forma parte de la dieta habitual, por lo que no sé yo si debiésemos sorprendernos. Por poner un ejemplo comparativo, aquí comemos caracoles y para muchos sería algo un tanto «asquerosito». También comemos crustáceos y bivalvos y, en ciertos países, ponen caras extrañas como si estuviésemos por civilizar. Por ello, comer insectos tampoco nos debería suponer ninguna extrañeza o trauma.
Dicho todo esto, como cualquier otra comida, los insectos también son susceptibles de ser maridados y armonizados con bebidas. De este modo el vino ocupa un buen lugar en esta práctica por ser quizás una de las bebidas que más solemos utilizar para maridar comidas. Vamos a descubrir que existen más con las que potenciar una experiencia que, a lo mejor, por sí sola no optaríamos en primera instancia.
Es de justicia el empezar con los que han empezado a dar a conocer la práctica del insólito maridaje entre vino e insectos aquí en España. La Denominación de Origen Rueda une su icónico verdejo a la cocina con bichos y los resultados fueron sorprendentes en Suiza, uno de los países donde comer insectos es completamente legal y empieza a ser menos atípico.
Pudiésemos pensar que en Asia es donde esta práctica culinaria está más de moda. Pero en realidad no es una moda pasajera sino una tradición que forma parte natural de sus dietas. En México, por ejemplo, el tema de comer ciertos bichos en restaurantes es algo bastante frecuente y, los compañeros de sumillería del país ya empiezan a experimentar con los maridajes.
Pero entremos en materia y vamos a lo que vamos. Uno de los bichitos más fáciles de comer para los no iniciados son los Gusanos de Maguey. En algunos casos se consumen en tacos con cilantro y pico de gallo. El maridaje ideal para este plato es un blanco joven con buena acidez como por ejemplo una garnacha blanca de Terra Alta. Unos escorpiones o unos saltamontes bañados en chocolate son muy habituales y maridan muy bien con el bourbon o con el cognac.
Pensemos que la textura crujiente y los matices de cacao encajarán muy bien con los conocidos chapulines. Unos huevos a baja temperatura con hormigas negras pueden acompañarse con un vino espumoso de larga crianza. Aquí unimos algo difícil como es la yema de huevo, pero la parte crujiente de la hormiga y las burbujas funcionaran de maravilla.
Las dulces hormigas culonas pueden acompañarse con un licor de flores de sauco y un contrapunto salado y cremoso de queso gorgonzola. Unos snacks de aperitivo de tarántula con sabor a barbacoa podemos acompañarlo con una cerveza artesana. Hoy en día, es muy fácil encontrar y comprar insectos comestibles aquí en España por lo que la escusa de no probarlos tendrá que ser otra.
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