Las infusiones se han convertido hoy en día en un ritual venerado, como ocurre en los grandes hoteles, en una tendencia saludable para cuidarnos. Pero también se han convertido en una medida de desarrollo para comunidades que encuentran en su cultivo una ayuda a la economía local. En The Luxonomist hemos hablado con Mike y Lorrain Brehme, un matrimonio inglés del condado de Dorset, en Inglaterra (el típico pueblo de cuento de hadas).
Ellos crearon allí, en 1984, su sueño. Una pequeña empresa familiar dedicada al té llamada Cupper. Inicialmente comenzaron vendiendo sus primeros muestrarios a herbolarios y cafeterías locales. Pero poco a poco fueron expandiéndose y, con ellos, sus tés. Hoy en día sus productos se comercializan en más de 50 países y la fábrica se mantiene en Beaminster, Inglaterra.
En todo momento tuvieron claro que el ADN de Cupper iba a estar compuesto por su ética de cultivo natural y por sus productos ecológicos. Algunos de los cuales desde el primer día y hasta hoy distinguen y diferencian a su marca.
Ya ha pasado mucho tiempo de esas bolsitas de té negro que llegaban a España y nos decían que era lo que desayunaban los ingleses. Sabores, aromas, intensidad, maridajes y mezclas han convertido a las mezclas de té en un arte.
Algo a lo que han contribuido con su trabajo los llamados masterblenders (los maestros mezcladores). Ellos viajan por todo el mundo conociendo y descubriendo nuevos aromas y técnicas que puedan aportar la diferencia a sus fórmulas.
Los nuevos hallazgos pasan por un proceso de prueba y, finalmente, se incorporan a las nuevas modalidades de tés e infusiones que ponen a disposición del público. Todos sus productos son ecológicos y de producción natural.
En la actualidad son Dan y James, los masterblenders que recorren el mundo para encontrar agricultores y las mejores plantaciones de té en África, India y Sri Lanka. Ellos nos cuentan que «es alucinante observar el efecto que tienen nuestras aportaciones del comercio justo en la vida de las personas.
Hace poco, tuvimos el honor de visitar el centro comunitario y el cobertizo para ganado que se han construido en la India, ambos financiados con la prima de comercio justo. Estas aportaciones marcan un antes y un después para las comunidades locales», detallan.
El poder aportar al proceso de creación de tés las diferentes influencias y técnicas tradicionales de otros países hace de Cupper una marca única. Además, la empresa se convirtió en 1994 en la primera compañía de tés e infusiones de comercio justo del Reino Unido. Incluso intervinieron en la redacción de los ‘estándares del comercio justo’. Conocen a los productores, apoyan a la población y al consumo responsable.
Aseguran que contribuyen al bienestar de más de 114.000 productores y de sus familias en todo el planeta. Eso les ayuda a contar con acceso a la educación, sanidad y asistencia a mayores. Esta pequeña gran firma de Dorset marca la diferencia hasta en los pequeños detalles. Todos sus productos están libres de aditivos y transgénicos. Sus bolsitas no contienen ni plásticos ni blanqueadores. Sabor y nuevas tradiciones para atraer a nuevas generaciones amantes del té.
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