Restaurante Lumbre, la oda riojana a la historia, la luz y el sabor
Ubicado en un edificio con siglos de historia, este establecimiento es desde 2019 un templo culinario renovado que apuesta por la técnica y el producto de primera calidad.
Es difícil sintetizar en pocas palabras la cantidad de sensaciones que es capaz de transmitir un restaurante. Además, por supuesto, de un buen producto, un servicio atento y un entorno intimista, original y cargado de historia pueden convertir cualquier comida o cena en una experiencia inolvidable. Esto precisamente es lo que pretende Lumbre, un ambicioso restaurante riojano que mezcla tradición, innovación y sostenibilidad.
Una antigua bodega rehabilitada
Ubicado en la localidad de Casalarreina, en La Rioja Alta, el establecimiento ocupa el espacio que en su día sirvió de bodega para la gente de la zona. El edificio, que conserva unos estupendos calados del siglo XVII, fue desde 1998 la ‘Cueva de Doña Isabela’; un restaurante que echó el cierre en 2019 tras una etapa de éxito, para someterse a una reforma integral.
Tras ella se actualizaron los espacios, se renovaron los accesos, se rediseñó la cocina y se replanteó el concepto culinario del local. Así fue como nació Lumbre, un restaurante mucho más refinado, más actualizado, pero con todos los matices que esconde su nuevo nombre.
«Sentíamos que con el cambio del edificio acababa una etapa», nos cuenta Jorge Blanco Úbeda, gestor del mismo desde hace 23 años. «Por eso quisimos bautizarlo de nuevo y optamos por Lumbre, una palabra muy nuestra que reúne nuestra esencia y todo lo que queremos transmitir. El calor del hogar, la tradición… y la luz».
Un entorno acogedor y vanguardista
De hecho, esta última juega un papel muy importante en todo el edificio, contribuyendo a que sea moderno y acogedor al mismo tiempo. Sus dos salones con capacidad para 50 personas garantizan la privacidad, seguridad y tranquilidad de los comensales; y se nutren gran parte del día de la luz natural que entra por sus ventanas originales, protegidas por Patrimonio.
En ellos tiene lugar la parte más importante de la experiencia culinaria de Lumbre. Esa que disfruta el comensal y que orquestan en sintonía las 13 personas que forman el equipo del restaurante. Al mando de sus fogones se encuentra Sergio Hernando Diez, un inquieto cocinero que tras su paso por Mugaritz volvió a La Rioja para escribir su propio camino.
Los exquisitos fogones de Lumbre
Dice que la transformación del edificio también ha influido en su evolución como profesional. Y es que en su cocina, su elemento, ahora se habla de I+D y se mezclan los productos de temporada y los sabores de siempre, con las técnicas culinarias más punteras y avanzadas. Igual que la piedra y la madera de la antigua bodega conviven ahora en armonía con las estructuras de hierro y el mobiliario más moderno.
Su carta, en la que predominan los platos de «cocina templada», se nutre de vegetales de una huerta ecológica del mismo pueblo y productos frescos y de cercanía. Esto, unido a su afán innovador, hace que ésta cambie según la temporada.
No faltan en ella los platos de siempre como la paletilla de cordero, las recetas autóctonas como las pochas o los postres sorprendentes como el pastel fluido. En total casi 20 opciones de lo más sugerentes, con una interpretación muy personal, vanguardista e innovadora del chef.
Los calados, el espacio más particular
Y es que al igual que en la carta, el pasado y el presente conviven de manera armoniosa en todo el edificio. Éste conserva en perfecto estado puertas, una gran prensa que preside la recepción, así como dos estupendos calados subterráneos donde antaño se conservaba el vino. Se trata de dos túneles de aproximadamente 30 metros de largo que alojan más de 400 referencias de vinos, 150 riojanos, cuya carta ha sido elaborada con mimo por el sumiller, Jorge Rodríguez Conde.
Él es el encargado también de ofrecer catas privadas en los dos túneles acondicionados ahora como wine bar y lugar de distensión casi para cualquier momento. «Es un espacio ideal para estirar las piernas tras una reunión de trabajo, para tomar un vino antes de comer o disfrutar de un aperitivo frío con amigos», explica Blanco.
Lo mismo sucede con el salón de la segunda planta del edificio, lo que ellos denominan ‘Alto’. Un espacio multifuncional ideal para tomar un café o una copa y alargar cómodamente una sobremesa.
La sostenibilidad y el futuro del restaurante Lumbre
Así, Lumbre tiene todos los ingredientes para convertirse en poco tiempo en el restaurante de primer nivel que pretende ser. Así lo sienten sus protagonistas y así se percibe también desde fuera. Y es que además de su entusiasmo y un entorno adecuado, su filosofía de respeto por los productos, los sabores y el entorno tiene mucho que ver en ello.
De hecho tienen un gran compromiso con la sostenibilidad que demuestran con el uso de productos ecológicos y de cercanía; sirviendo el agua premium 100% ecológica y sostenible de Vero Water; así como llevando a cabo pequeñas acciones diarias enfocadas al reciclaje de residuos y el ahorro de energía.
Entre sus proyectos a corto, medio y largo plazo se encuentran abrir una barra especializada de coctelería a cargo de la experta Zaira Salgado Cerezo; así como poner en marcha una terraza exterior acondicionada para eventos.