Según Pascal: “Todo ha sido escrito, todo ha sido dicho, todo ha sido hecho”. Si eso fuese cierto no estaríamos hablando hoy del Celler de Can Roca, el que fue en su momento el mejor restaurante del mundo. Can Roca es la historia de cómo tres hermanos, que iniciaron con una vieja libreta de apuntes, son impulsados a un éxito, imposible de presagiar hace treinta años.
Bajo el signo de la creatividad los hermanos Roca han conquistado otros mundos posibles creando con su escritura un mapa infinito de enigmas que su comensal, un espectador que busca ser sorprendido, tiene que descifrar. La creatividad es, para empezar, un juego de hoja en blanco. Un juego que requiere ir a contracorriente huyendo de la repetición.
La creatividad es eso que te pone en movimiento, es recorrer caminos que otros pisaron y donde no vieron nada. Y en este sentido los hermanos Roca, una especie en extinción, se divierten imaginando múltiples platos que desarrollan en su laboratorio: ‘El somni‘. Allí observan, escuchan, sienten. ‘El somni’ es un lugar donde brotan ideas inéditas que posteriormente son conectadas. Y ese aislado mundo donde no hay normas, esconde miles de preguntas.
Detrás de toda creatividad hay ambición, ganas de evolucionar y la necesidad de profundizar en la indeterminación. La creatividad requiere una mirada amplia donde no existe la prudencia, no se pueden minimizar esfuerzos, es un camino abierto a la sorpresa, sin horizontes. La creatividad no es complaciente y se refuerza con la libertad.
Centrados en lo pequeño e insignificante los hermanos Roca, convencidos de su potente vínculo, intentan descifrar e interpretar la cocina de sus antepasados. Y trabajando con esa voz propia, a través de la singularidad, nos sorprenden con un juego estilístico ofreciéndonos las diferentes versiones de un mismo plato. Construyendo con ilusión un juego de texturas, aromas, formas, sabores en un escenario de conversaciones. Y desde la analogía han modelado su mundo hasta convertirlo en único, desplazando el sentido de un plato para encontrar la metáfora.
El objetivo del prodigioso restaurante: la inquietud de contar una misma historia de formas distintas. Tres diferentes voces y una única, y espectacular forma, de llegar a lo más alto. Ellos han sabido contar su universo sin perder su identidad, adheridos al tejido de la memoria. Hace falta coraje para ir en busca de algo distinto, para construir, desde la base de tu identidad, territorios no explorados anteriormente, conquistando con malabarismos técnicos el mundo de la gastronomía.
Can Roca es, hoy, un punto de vista desarrollado de manera coherente, bajo la consigna de la curiosidad, del compromiso. Can Roca es espectáculo. Ellos han creado un plato casi soñado en el cual han condensado la palabra, la línea, el párrafo, la página.
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