Que la industria vinícola de nuestro país es una de las mejores del mundo es un hecho que se puede corroborar con cierta facilidad. Que los procesos de construcción y diseño arquitectónicos, además de los industriales, son procesos que gozan de buena salud en la España actual, también es un hecho fácil de contrastar. Por ejemplo, fijándonos en la recién construida mejor bodega de Europa: bodegas Beronia, en Ollauri, La Rioja.
No se puede crecer sin estar al día en las mejoras que la ingeniería y la arquitectura nos aportan. Eso lo saben de sobra en Bodegas Beronia, quienes ya construyeron unas fantásticas instalaciones en Valladolid en 2017. Ahora, satisfechos por el resultado, han ejecutado otro proyecto de gran envergadura y mejores resultados: la Bodega Beronia de Ollauri.
Pero vayamos al principio, cuando González Byass encargó a IDOM Arquitectura la realización del proyecto arquitectónico. El estudio confió en los arquitectos Borja Gómez y Gonzalo Tello para el trabajo, y a la vista está que la confianza dio sus frutos. Ellos dieron, junto a los promotores, la singularidad que mejor representa a la bodega: la integración con el paisaje circundante.
Y es que, a pesar de poseer unos 10.303 metros cuadrados de superficie construida, se puede decir que es prácticamente indetectable desde el aire, debido a que la cubierta posee un acabado verde. Una cubierta vegetal finaliza la edificación, proveyendo de una aguda protección térmica al interior, proporcionando un sistema de recogida de agua de lluvia para su posterior uso y facilitando la integración con el campo exterior.
Otro punto a favor de la integración física ha sido la acomodación del inmueble a la ladera existente. Esto mismo se ha seguido para acoplar el edificio en forma de escalón, dándole una diferencia de altura interior entre 4 y 9 metros con el resto. En otras palabras, han hecho una sección en la montaña y la han sustituido por un edificio de hormigón armado en el que elaborar la exquisita uva y crear el líquido más cotizado del planeta.
Esto les ha hecho recibir este año dos premios de envergadura internacional: el World Design Award y el Architecture Masterprize, lo cual no sólo revela la importancia del “buen” hacer, también sirve como aliciente para seguir en la “buena” dirección. Porque no sólo la estética integradora ha hecho que se ganen estos premios, también lo ha hecho la forma en que se ha ejecutado esta realidad.
El edificio es muy eficiente y alcanza el top en sostenibilidad, además de estar muy bien organizado para la producción vinícola. La uva llega a la parte alta del inmueble, y de ahí baja al sótano, donde las tinas de fermentación de última generación las reciben para hacer su trabajo. En las distintas estancias del edificio la luz interactúa de forma diversa, pasando a ser inexistente cuando se requiere no alterar la elaboración del vino.
La estructura se ha ejecutado con el material más versátil y duradero que ha creado la mano del hombre: el hormigón armado. Y más concretamente, en forma de losas pretensadas, pilares prefabricados y muros de contención, también prefabricados. Y es que la industrialización de los edificios aporta muchas ventajas, como la rapidez de ejecución, la eliminación de peligros inherentes al trabajo en obra y la mejora de los acabados.
Sin embargo, el elemento más valioso, estructuralmente hablando, es una losa postesada, confeccionada en una gran pieza que actúa como parasol y cubierta, un elemento que llama poderosamente la atención y genera curiosidad en el visitante. Se trata de un sistema GEO-TABS, consistente en instalaciones de aporte energético, mediante la introducción en las partes y núcleos de hormigón, de canalizaciones por donde pasa agua fría o caliente, enfriando o calentando la masa térmica del edificio.
Por supuesto, todas estas medidas han hecho que reciban otros reconocimientos internacionales, como la precertificación LEED (Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible), otorgada por el US Green Building Council, y la certificación WfCP (Wineries for Climate Protection), debido a la aplicación de herramientas respetuosas con el medio ambiente durante la obtención del vino.
La empresa que se encargó de la construcción se llama Evalarra. Ésta nos podría contar los retos del trabajo, como la ejecución de la escalera de hormigón visto, sólo apoyada en sus extremos, con barandillas de cristal y peldaños de madera; o la ejecución de la fachada acristalada con inclinación hacia el exterior, apoyando la sensación de conexión con los viñedos circundantes.
No hay duda que el trabajo es de sobresaliente, aunque no sólo los expertos tienen la potestad de dilucidar si se merece un premio o no. Serán los usuarios del inmueble, tanto los operarios como los enoturistas, los que tengan que proponer la nota que obtenga, a efectos prácticos, el edificio. Por mi parte, estoy deseando degustar uno de los vinos de la bodega en este singular edificio.
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