Con 51 votos en contra y 49 a favor, el Senado de los Estados Unidos va a impedir la comparecencia de testigos y documentos para el famoso impeachment contra el presidente Trump. Algo que no deja de ser una muestra más de cómo los entresijos políticos tienen sus propias claves. Como se dice habitualmente, la polémica está servida.
El Senado norteamericano se haya en el ala norte del Capitolio, un edificio construido en 1800 y cuyo diseño nació de un concurso de arquitectura. Por lo tanto, el edificio que vemos hoy en día podría haber sido muy diferente de haberse elegido de forma distinta.
La historia nos cuenta cómo William Thornton, médico, inventor, pintor y, cómo no, arquitecto, se presentó a última hora con un diseño que convenció a la mayoría del Parlamento de la época, encabezado por George Washington. De las manos de Thornton salió una mansión de estilo neoclásico.
Este primer diseño tenía una pequeña cúpula en la cubierta, pero, el avispado médico (que hizo campaña en contra de la esclavitud), se enteró de que el presidente quería un departamento presidencial y una cúpula. Así que antes de entregar sus bocetos, aumentó considerablemente su cúpula y el tamaño del edificio, ganando créditos al agregar un panteón romano (consciente de que le gustaría a Thomas Jefferson, el entonces Secretario de Estado).
William es una prueba más de que el trabajo siempre tiene que estar acorde a los gustos del poder, así que no es de extrañar que se llevara el gato al agua con su modificada y espectacular propuesta.
Con la llegada del 2020, el blog del estadounidense SavingSpot sacó a la luz un proyecto de infografías de cómo hubiera sido el Capitolio de haber ganado otro de los proyectos participantes. Apoyado por el estudio de diseño Neoman, buscó los mejores proyectos y los recreó con actuales iconografías. El resultado son unas imágenes que no dejan de darle la razón al bueno de George, en mi opinión.
El favorito, antes de Thornton, había sido el diseño del arquitecto Étienne Sulpice Hallet. Oriundo de Francia, se trata de un elegante edificio que, a petición de los comisionados, se modificó varias veces para adaptarlo a su visión neoclásica. Hallet había ignorado varios puntos del concurso, como el presupuesto.
Pero el gobierno lo nombró superintendente de la construcción del Capitolio (qué envidia), y le encargó que mejorara las deficiencias de Thornton. Pero lo que no puede ser, no puede ser, y el arquitecto fue despedido de sus labores. Por lo que parece, presionó demasiado.
Otro diseño de gran relevancia fue el de Andrew Mayfield Carshore, un ex soldado y maestro británico. Como Thornton, Carshore no poseía ninguna titulación o experiencia que acreditara su formación arquitectónica.
Al presentar su diseño, incluso se atrevió a dibujar el Capitolio en perspectiva, algo muy inusual en el tiempo en que vivió. No obstante, sus bocetos estaban inspirados en las casas coloniales de Nueva Inglaterra, con ventanas muy simples, un pabellón y un pórtico central con frontón. Nada que llamara la atención de Washington, ni del jurado.
El cuarto diseño que se eligió para la serie de infografías corrió a cargo de James Diamond, un irlandés que ejerció su título de arquitectura en tierra norteamericana. Diamond trajo el diseño de las casas señoriales de Dublín a su versión del Capitolio.
Sobre la puerta arqueada de la entrada se puede distinguir una exquisita ventana palladiana (ventana con vano de medio punto flanqueado por otros dos rectangulares de menor tamaño), con dos alas simétricas con ventanas en planta baja culminadas en arcos. El bueno de James intentó que el diseño se aplicara a la Casa Blanca, pero no logró ninguno de sus dos objetivos.
Por último, se ha llevado a la actualidad el diseño de Phillip Hart, del que poco se sabe. El diseño de Hart pretende identificarse con la arquitectura renacentista, pero está claro que con poco acierto… Por ejemplo, las alturas entre plantas van disminuyendo, de forma que la última parece hecha para los infantes.
En forma de doce figuras de niños en extrañas posiciones, colocó el ¿arquitecto? en el pretil de la cubierta. Se presupone que con este diseño, el autor quería hacer referencia a los doce trabajos de Hércules.
Cualquiera de los diseños expuestos podría haber sido una buena elección, de hecho, si vemos el diseño original del ganador y lo que se construyó… Poco tienen en común. No obstante, esto hubiera pasado también si se hubiera escogido cualquier otro, pues está bastante claro que las directrices del parlamento norteamericano de la época se impusieron de forma rotunda.
Hoy en día, los grandes concursos de arquitectura suelen ser más respetuosos, sobre todo si vienen de administraciones de gran importancia. Aunque bien es cierto que sería impensable que se presentaran, a las competiciones actuales, personas sin titulación o experiencia.
Los medios informáticos actuales nos ayudan a visualizar cómo pueden ser nuestros edificios antes, incluso, de construirlos, descubriendo si nos gusta cómo quedarán o si debemos cambiar algo. Además, gracias al sistema BIM, podemos ejecutar las construcciones con un grado de mayor eficacia, desglosando las partidas constructivas en mediciones casi exactas, visualizando las instalaciones y las posibles interferencias con otros elementos del inmueble.
Con todo, esta forma de utilizar las infografías para rememorar el pasado puede llevarnos a comprender mejor los anhelos sociales de la época, así como sus gustos.
Como ya es habitual desde hace décadas, Carlos III reunirá esta Navidad a los miembros… Leer más
Tener una camiseta firmada por Messi, Lamine Yamal o Xavi Hernández y además contribuir con… Leer más
En el corazón de La Mancha y con leche cruda de oveja se elabora el… Leer más
‘El Dalí más grande del mundo’. Ese el título elegido por el Teatro Fernando de… Leer más
El grupo Kering afronta 2025 con nuevos retos y entre sus planes estaría una reorganización… Leer más
Los príncipes de Gales por fin han publicado su felicitación de Navidad. El príncipe William… Leer más