La rehabilitación es uno de los sectores con más futuro dentro del sector inmobiliario. Sobre todo en las grandes ciudades, donde la demanda de espacio obliga a la reinvención constante del suelo urbano. En este sentido, Londres no deja de ser un ejemplo de éxito. Ya vimos hace poco la reutilización de una central eléctrica en Battersea. Ahora os presentamos otro éxito de rehabilitación: unos depósitos de gas transformados en apartamentos de lujo.
Dentro de las grandes poblaciones, las zonas industriales que han caído en desuso son ideales para el aprovechamiento urbanístico. En ellas las grandes edificaciones esperan a ser derribadas para implantar nuevas construcciones. Sin embargo, este no es el caso de los depósitos de gas que dan pie a este artículo. Se trata de tres hermosas obras de arte de 1860 que se mantuvieron en activo hasta finales del siglo XX, cuando fueron desmanteladas.
En el año 2002 el estudio de arquitectura WilkinsonEyre ganó un concurso para ubicar dentro de los depósitos de gas 145 apartamentos de lujo. Este concurso fue promovido por la empresa Argent, que está desarrollando una zona urbana de unas 27 hectáreas alrededor de la antigua estación de King´s Cross, en el norte de Londres.
Un nuevo espacio en el que se está construyendo un bloque de oficinas y un centro comercial. Este último, diseñado por Thomas Heatherwick, a quien recordamos por su monumental escalera en Nueva York.
Cuando escuchamos la palabra depósito siempre viene a nuestra mente una imagen muy nítida: la de un recipiente cilíndrico. Por lo tanto, los tres bloques de viviendas instalados en el interior de los marcos originales de hierro forjado, tienen esa disposición geométrica. Un forma que permite que llegue luz en abundancia a cada apartamento, además de conservar el estilo victoriano con el que se construyeron.
La idea sobre la que gira el proyecto de WilkinsonEyre es la construcción de tres inmuebles que compartan un espacio interno común, o atrio, de elegantes proporciones y con una fuente. Estos tres cilindros se ejecutan con distintas alturas, como si todavía estuviera la industria en funcionamiento y los tambores se hubieran frenado momentáneamente. Una disposición que da la sensación de que los cilindros pueden ponerse en acción en cualquier momento para contener el gas que albergan. ¿No es genial?
Como curiosidad, podemos destacar que el arquitecto, mister Chris Wilkinson compró una de las viviendas para su esposa. Éste piensa que su diseño «representa la esencia misma de la vida de la ciudad y ofrece vistas únicas al lado del canal. Nos encanta la idea de subirnos a un tren a París durante el fin de semana, y que estamos tan bien conectados con el resto de Londres y con todo el país«.
El diseñador proveyó al interior de los marcos metálicos unas nuevas estructuras cilíndricas, pero esta vez divididas en plantas. Con exterior acristalado con tres paneles de vidrio y protegido por contraventanas perforadas. Estas permiten el paso de la luz solar, restando su efecto en los días más calurosos. El complejo ofrece viviendas de lujo, dentro de las cuales destacan los nueve áticos con jardín privado en la azotea y los jardines diseñados por el conocido arquitecto paisajista Dan Pearson.
Al complejo, al que han llamado Gasholders, se entra desde una nueva plaza denominada Lewis Cubitt, situada debajo de un sobrio dosel en voladizo y una puerta de vidrio que lleva a los usuarios al vestíbulo. De ahí se pasa al atrio central, a través del cual se accede a las distintas plantas, que están unidas por pasarelas circulares que imitan la estética exterior del inmueble. Los apartamentos siguen esta misma figura, acomodando los dormitorios y salones al exterior y el resto de estancias al interior.
Los precios de los inmuebles oscilan entre las 810.000 libras, 910.000 euros, de un estudio, a los dos millones de libras, 2,25 millones de euros, por una vivienda de tres habitaciones. Otro de los autores de este edificio es el estudio de diseño de interiores Jonathan Tuckey, quién aplicó al interior la misma base estética industrial que predomina en el exterior, eso sí, con mayor elegancia. El propio diseñador cuenta en su web cómo empleó materiales industriales, como la resina, el acero, el latón, la madera ahumada y el hormigón prefabricado.
Al lado de los tres edificios existen otras dos estructuras cilíndricas que se han aprovechado para proveer al conjunto de un patio circular y una piscina cubierta, lugares de ocio y esparcimiento muy necesarios. Pero, no conformes con esto, los diseñadores incluyeron cubiertas ajardinadas en los edificios, salas audiovisuales, spa, gimnasio y hasta comedor privado para los residentes e invitados.
No podemos terminar el artículo sin mentar a la empresa que hizo posible la ejecución de los trabajos, los especialistas Shepley Engineers. Éstos se encargaron de dar una nueva vida a las antiguas estructuras de metal, que están protegidas por la normativa londinense. Para ello, tuvieron que desmantelar las estructuras, con grúas de 20 toneladas, y llevarlas al taller de la empresa donde poder darles una nueva vida. Una segunda oportunidad que a buen seguro disfrutarán los usuarios de un complejo que, en palabras del Sunday Times, es uno de los mejores lugares para vivir en el Reino Unido.
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